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Soy un hombre - por V. Gaol

– ¡Esa es Ella!, me dije y rápidamente toqué en el hombro del taxista. Éste paró el coche ante la puerta de la cafetería.
– Apague las luces, ordené.

Allí estaba la pelirroja de mis sueños, hablando con un tipo. Llevaba toda mi vida soñando con Ella y, la había conocido, en el local de Joe, en la 50 con Madison. Levanté la vista y allí estaba Ella. Vestida de rojo, como esta noche. El rojo le sienta fantásticamente bien. Le gusta ese color porque de pequeña su padre hacía zumo de tomate, y cuando se bebía un vaso sonreía. Era el único momento en que lo veía sonreír; el resto del tiempo no. Dice que su infancia fue muy oscura, y el color rojo le da alegría……

– Señor, ¿quiere bajarse o …? – la pregunta del taxista rompió el encantamiento.

Ella estaba en la cafetería con otro tipo. ¿Quién era ese tipo?. ¿Por qué estaba con Ella?. ¿De qué estaban hablando?. Los celos estaban empezando a subirme por las tripas. El tipo tenía buena planta, pero no se podía comparar con ninguno de los anteriores. Ella había estado con los tipos más pintureros de la ciudad y siempre había vuelto a mi lado. Yo soy su hombre, siempre vuelve a mí, soy su Oso. Pero ahora estaba sintiendo celos de un desconocido, porque Ella estaba sentada con él hablando despaciosamente en una cafetería casi vacía. Cuando la noche siempre ha sido para nosotros dos. Cuando terminaba en el cabaret siempre, ¡siempre!, salía conmigo e íbamos a tomar el último café en cualquier bar abierto de madrugada. Pero hoy sospeché y me quedé rondando por la esquina y la vi salir.

– Señor, señor. ¿qué hacemos?. Con dificultad volví la cabeza hacia el taxista. Debió ver algo en mi rostro porque se enderezó en su sitio y puso las dos manos en el volante. Pude ver como se le enrojecía la base del cuello.
-Esperaremos, si no le importa. Solté en voz baja. Con un hilo de voz aceptó.

Pero nunca había estado en esta cafetería, Phillies. Se veía muy limpia, con un camarero atento a sus clientes. En un buen vecindario, sin negros ni chinos. Podríamos tener un apartamento por aquí. Los celos hicieron presa de pronto. ¡Eso era!. Ese tipo tenía un apartamento por aquí cerca y Ella se veía con él a mis espaldas. Cuando la dejaba en la puerta de su piso después de nuestro café de madrugada, Ella salía. Yo pensaba que la dejaba a punto de meterse en la cama. Y Ella se iba a hurtadillas para verse con ese tipo. ¡Eso es!, el camarero la mira como a una cliente habitual y el tipo que está a su lado se encuentra aquí como en su casa. Se les ve a gusto. Terminarán lo que están tomando y se irán a dormir juntos, abrazados. O, o, o, quién sabe, a lo mejor no duermen sino que se sientan a hablar. Se sientan en el sofá de su sala de estar, él en mangas de camisa y con la corbata floja, sin zapatos. Y Ella se recostará contra su pecho, ese pecho de alfeñique, dejando caer su mano por la pierna de él; mientras se cuentan ternezas él la acariciará el pelo y la cara y el cuello y bajará la mano por ……… ¡¡NO!!.

Mi grito sobresalta al taxista, se agarra con fuerza al volante, apenas levanta la cabeza. Sé lo que está pensando: mi mujer está en la cafetería con otro hombre y yo estoy aquí sin hacer nada. Soy menos que un hombre, sin redaños.

Pero ahora todo eso va a terminar. Todos sabrán quién soy yo. Saco la billetera y febrilmente arrojo un par de billetes al asiento del copiloto. El taxista apenas se atreve a cogerlos y murmurar un débil “gracias”. Salgo del taxi por la puerta más alejada de la acera. Respiro aceleradamente, miro a un lado y a otro. No hay tráfico a esta hora de la madrugada. No se ve a ningún polizonte haciendo la ronda. Subo a la acera. Al meter la mano en el bolsillo siento el frío acero de mi revólver. Me dirijo hacia la puerta y la abro de un empellón, saltan los cristales. El camarero se queda petrificado al ver mi tamaño. Apunto a ese hombre, Ella me mira. Disparo dos veces. Él cae destrozando la cristalera. La miro con ojos llorosos y apoyo el cañón caliente en mi sien y apri……

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2 comentarios

  1. 1. Aradlith dice:

    Me ha gustado mucho el relato, tienes una forma de narrar muy buena y directa. Se me hizo muy entretenido, y a pesar de ser previsible no pude parar de leer. Eso si, me chirría un poco el final, esa parte de “y apri…” yo igual la habría quitado, poniendo el último punto en sien.

    Escrito el 30 abril 2013 a las 15:38
  2. 2. lunaclara dice:

    Pues yo hubiera puesto la pistola en la sien de ella y ahí lo habria dejado jejejeje…. Tu relato avanza de forma trepidante. Cuida un poco mas los signos de puntuacion (aunque asi se entiende perfectamente). Felicidades!

    Escrito el 2 mayo 2013 a las 16:16

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