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Solo una noche - por bellezza

Una noche lluviosa de luna llena tan solitaria y tan perfecta para una historia, que recuerdo bien, casi sin querer.
En un bello coche rojo, un joven luego de sus agotadores parciales a finales del mes marzo, una tranquila noche, se dirige a tomar un café, para continuar como cada noche con su agotador trabajo.
Una chica que amaba las fiestas, la noche y el alcohol. Se dirigía a un buen bar, a “disfrutar” como decía ella, la noche. De repente, sintió un fuerte dolor abdominal y se detuvo en el primer lugar que encontró, a tomar, tal vez un té caliente para calmar su dolor. Al entrar pidió al camarero de turno una bebida caliente, y tomo asiento. Mientras el camarero traía su pedido, un joven apuesto, de pequeños anteojos y una corbata de color fluorescente entraba por la puerta. Sonó un celular, en el silencio que rondaba alerto a los usuarios.
-¿Si, bueno?
-Hola Sofi soy Lina. ¿Dónde estás? ¿Por qué no llegas?
-Salí de casa y me dio un fuerte dolor. Estoy en un café…
-“Cafe 24 ore”- grito el camarero, que parecía estar prestando atención a la conversación.
Sofi repitió el nombre a su amiga, que parecía conocer el lugar.
-Voy en seguida.
Al poco de terminar la conversación el camarero descargo la bebida sobre la mesa de Sofi, que la tomo en seguida entre sus manos y bebió a sorbos, pues estaba muy caliente.
El joven ordeno un café cargado, y mientras lo traían a su mesa, observo con atención el lugar y los presentes en el, noto unos caballeros muy bien vestidos; sin embargo algo raro en sus expresiones, detalló al camarero lucia bien, un bello color en las paredes y mucho, mucho silencio. De pronto, su mirada detuvo el recorrido, -Que bella- pensó. La bella Sofi había cautivado la atención de aquél joven.
Faltaba poco ya para que Sofi terminara su té y su mejor amiga entro por la puerta.
Se saludaron y cancelaron la cuenta, luego cerraron la puerta del café, Sofi que muy pálida estaba, perdió la razón y se desplomo.
Su amiga impidió que se golpeara fuertemente la cabeza. El joven corrió a socorrerlas.
Sofi despertó después de unos minutos y se veía mejor. Sentada al lado de su amiga invitaron al joven a pasar un rato en el bar al que ellas se dirigían.
-Está bien- accedió él un poco indeciso.
-¡De acuerdo! Vamos- contestaron a coro las chicas.
El joven tomo su choche e invito a sus acompañantes a subir, y pregunto en que dicción ir, aseguró que no tomaría puesto que así aseguraría un viaje de regreso seguro.
-Mucho gusto mi nombre es Sofi.
-Gusto en conocerte, soy Duncan.
-¡Un gusto! Ella es Lina, mi mejor amiga.
-Mucho gusto Duncan.
El bar lleno a tope servía montones de licor, todos diferentes y sin restricción.
Sofi encantada como suele estarlo en estos lugares, insinuó a sus compañeros que invitaran la primera ronda.
-¡Hasta el fondo!
-¡Otra ronda! ¡Por favor!- Exclamo Duncan, luego de ser el primero en beber.
La música muy fuerte, personas en todos lados; bailando y bebiendo; las luces de colores y mil efectos, adornaban el lugar.
Bebieron hasta casi perder el control. Pagaron la cuenta y se marcharon; pero no a descansar. Dejaron atrás el bar, lleno de gente, y subieron al coche, no muy sobrios después de más de cuatro rondas. Condujeron por las calles más solitarias y silenciosas que puedas imaginar y la luz de los faros su compañía.
Condujeron kilómetros con la música a todo volumen, sin importar nada, ni si quiera el hecho de que no se conocían. Llegaron a la paya, la suave brisa les dio la bienvenida, a ellos y a unos chicos que se acercaban. Parquearon el auto, con la música aun a todo volumen, bailaron gritaron y cantaron, con un grupo de jóvenes que a ellos hacia compañía.
Sofi miraba fijamente a Duncan, mientras su mejor amiga hablaba con un chico y todo a su alrededor era un silencio profundo. Duncan se acercó a ella, hasta que uno sitio la respiración del otro, y sin cruzar palabra alguna se besaron. Durmieron uno frente a otro, para no olvidar nunca el bello rostro que en esa noche fría de marzo les hacía compañía.
El sol radiante dio los buenos días. Despertó, sólo, pensando si lo de aquella noche había sido solo un sueño una alucinación. Todo desapareció sin dejar rastro.
Todo sencillamente volvió a la normalidad.

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