Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Desesperados - por lGaspaRodriguez

Web: http://letrasycanciones-laurag.blogspot.com/

Me giré al escuchar sus pasos.
Parecía algo enfadado, pero entusiasmado. Esperaba que no saltara sobre mi
Le encontré como le dejé anoche. Mirándome suplicante, desesperado con esos ojos de lince, sólo que ahora me miraba así porque destapaba el tarro de su comida.

-Toma, anda

Se paseó entre mis piernas ronroneando antes de atacar la comida y yo irme a la universidad.
Estaba extrañamente nerviosa. La noche anterior no paré de dar vueltas en la cama.
Algo iba a pasar.
Se sentía en el aire.
De que llegué olí la chamusquina. Por allí andaban unos muchachos, seguramente de primer año, haciendo el ganso a las puertas del centro. Estaban quemando algo

– ¡Eh! ¡Vosotros! -Salieron corriendo de allí. Me acerqué hacia la monstruosidad que habían hecho. ¿Qué coño habían quemado? Ni pensaba abrirlo pero de siempre he sido muy trasto. Cogí un palo y como pude lo abrí.
¡Joder!
Pobre rata, aplastada y "cagada"
No sé que me asqueó más, si el echo de matar a una rata así o, encima, cagarle encima. Espero que se le infectara el culo al asqueroso
Le di una patada para alejarlo de mi prodigioso olfato.Un poco más y vomito ahí mismo. Y la rata tendría una extra-ordinaria salsa.
Y, o calcule demasiado bien por mi última nota o tuve una puntería de narices, que la bolsa acabó sobre el capó del coche del profesor de evolución y biogeografía marina quien salía del auto hablando por teléfono algo airado y de pronto abatido, viendo la escena cual espectador de un partido de tenis.

-Voy a hacer como que no lo he visto -dijo mientras pasaba por mi lado mientras ponía su cara de profesor -No creo que haya sido por el suspenso
– Ahora que lo pienso si -le contesté por dentro. Cabrón.

Por lo demás siguió todo bien. Deseaba que llegara el viernes de la semana que viene. Ya iba a terminar esos maravillosos y agobiantes cinco años.
Ojalá pudiera trabajar en un oceanográfico.
Por la tarde tocaban prácticas de buceo. Me encantaba esta clase y el hecho de que cada vez que me adentraba más en el mar eran menores mis preocupaciones y mayores mis ganas de perseguir mi sueño.

-Esta no sube.
– ¡Déjala! Siempre dices lo mismo y acaba saliendo en el último minuto.

Había encontrado algo.
Le hice a mi compañero una señal, este subió a la superficie mientras seguía rebuscando cuando me di cuenta tenía el profesor al lado. Le mostré lo que encontré, parecía ser un asa, con suerte el resto del recipiente podría estar allí.

-¡La niña! Es buena -Le mostró el asa al instructor y otra parte del recipiente cuando volvió a la barca.
-Para ser tu el profesor te gusta muy poco estar bajo el agua.
-Tengo mis preferencias al trabajar.
-Podría hacer arqueología marina perfectamente -le interrumpió observando el objeto.
-No te precipites-siguieron charlando un poco más hasta que se dieron cuenta por fin que no subíamos.-¿Qué coño hacen ahora?
-Estate aquí ya voy yo.

El instructor bajó tranquilamente hasta que me vio enganchada por un resquicio entre las rocas de una cueva, además, mi compañero no estaba por allí. Seguiría con las prácticas.
Rápidamente me desenganchó y subimos a la superficie.
Joder, unos minutos más y no lo cuento.

-¿Estás bien? -Me quité la máscara, no pude evitar mirarle miré con cara de circunstancias -Vale, vale.
-¡Este tío es gilipollas! ¿Dónde coño está?
-Ve a la barca, tranquila, yo voy a por él, y no te muevas de allí.

Me dirigí hacia la barca. Estuve allí charlando con el profesor y los demás compañeros hasta que dejé de pensar en mi por un momento y pensé en mi compañero.
¿Y si…?
Sin mascaras ni botella de oxígeno, sólo con las gafas, me lancé cual salmón a contra corriente de las palabras del profesor y los demás. Dos personas hacen más que una. Busqué al instructor quien aun no daba con mi compañero
Unos minutos más tardes dimos con el valiente que quedó atrapado en el interior de la cueva que formaba la roca en la que me enganché. Se le ocurriría la idea de desengancharme desde dentro. No era tan mal idea si eres un experto buceador
Sabía yo que era tonto pero no tan valiente.
Le sacamos con cuidado de allí. En la barca el instructor le hizo el boca a boca
Y siguió…
Desesperado

Y cerré los ojos, incapaz de seguir mirando.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

Todavía no hay comentarios en este texto. Anímate y deja el tuyo!

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.