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Saqueo de Fuego - por Rubén

El autor/a de este texto es menor de edad

Me giré al escuchar sus pasos. Al’im, el gran general del ejército avanzaba hacia mí. Me levanté de donde estaba.

– Muchacho –dijo el general -, te necesito al mando de un pequeño batallón. Tú tendrás el ala este de la ciudad.
– Entendido –le contesté –, lo haré como ordene, señor.

Me dio consejos y dejó claros mis objetivos. Mi misión era simple, entrar, saquear, quemar y matar a quien se nos meta en el camino. Tenía cien hombres al mando, un grupo pequeño pero eficaz para escabullirnos, trepar por el lateral de la muralla sin ser vistos o simplemente entrar en la ciudad fácilmente.

Al anochecer, un mensajero enviado por Al’im entró en mi tienda, con la señal de que ya era la hora. Desperté a mi pequeño batallón, o compañía como solíamos llamar a los pequeños grupos como el mío. Se pusieron en pie rápido, se vistieron con sus armaduras y sigilosamente, comenzamos a avanzar.

Cuando llegamos al muro de la ciudad, moviéndonos entre las sombras, Al’im había comenzado ya el asedio. El fuego y el humo se veían al otro extremo de la ciudad. Una lluvia de flechas cubría el cielo y los buitres revoloteaban alrededor de la batalla. En cambio, donde nosotros estábamos había mucha tranquilidad, casi no llegaba el ruido de la batalla.

Habíamos construido una escalera para facilitar el ascenso. Afortunadamente no había hombres enemigos en la muralla. Levantamos la escalera y los primeros hombres en subir iban asesinando silenciosamente a los pocos guardias que permanecieron en aquella sección del muro.

Cuando todos estuvimos arriba, comencé a dar las órdenes.

– Bajaremos del muro –comencé -, prenderemos las antorchas y a quemar lo que se encuentre en su camino. ¡Por la gloria y el honor, al ataque!

Los soldados, en gritos de guerra, saltaron al ataque. La misión era un gran éxito. Mahatlim, otro gran capitán había roto la puerta y venía hacia mí.

– Capitán –me saludó -, corren los rumores que hay una sacerdotisa en el Gran Templo de la ciudad. Dicen que tiene un dios terrible, quien mata a quien ella le ordena. Sugiero que tengan cuidado.
– Lo tendré en cuenta, capitán. Gracias por el consejo.
– Me uniré a ustedes cuando termine con el ala este. Traten de no acercarse al templo.
– Nos veremos. Cuídese.

Les avisé a mis soldados y continuamos el saqueo evitando el templo, que se encontraba al norte de la ciudad. Pronto, media ciudad yacía en llamas. Después de un tiempo más en el saqueo, me reencontré con Mahatlim, a la sombra del gigantesco templo.

La sacerdotisa estaba de pie en el templo, que se encontraba a varios metros del suelo. Comenzó a hablar con voz potente:

-El gran dios se ha enojado –mientras hablaba, los soldados se detenían y se acercaban a escucharla -. Sentirán su cólera, ustedes, saqueadores, asesinos. Sufran y griten de dolor. ¡Sentirán todo el daño que han causado! ¡Mueran!

Levantó su báculo y los hombres que estaban más cerca comenzaron a arder en llamas. Los gritos eran inhumanos. La sacerdotisa seguía gritando: ¡mueran! Y con cada grito, más hombres se prendían en llamas. Al’im se acercó y corrió a detenerla, pero ella se percató y él voló hasta estrellarse contra el muro. Después se prendió en llamas.

Al morir nuestro gran capitán, el ejército se volvió loco. El fuego quemaba a todos, los aullidos de dolor inundaban el ambiente. Ya todo estaba perdido. Mientras contemplaba la terrible escena, Mahatlim corría hacia mí de nuevo. Cuando estaba a punto de llegar, él también se prendió en llamas. Mi compañía se había reducido literalmente a cenizas. Desesperado, incapaz de seguir contemplado aquella horrible escena, cerré los ojos, incapaz de seguir mirando.

Fin.

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1 comentario

  1. 1. lunaclara dice:

    Guau, estoy sorprendida. Describes muy bien el “mundo”, la batalla, en la que se desarrolla tu relato. Tanta masacre agobia un poco, pero es normal, es un batalla.
    Es una pena que termine asi, pero las 750 palabras es lo que tiene.
    No se si te lo habran dicho. Revisa el parrafo este en el que dices que no habia nadie arriba del mundo y mas abajo dices que terminaron de matar a los que habian arriba del muro… Felicidades!! Da para una historia mas larga!!

    Escrito el 29 mayo 2013 a las 23:08

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