Venganza - por David811a2

Me giré al escuchar sus pasos, vi como entró en la sala acompañado de un agente de policía, seguidamente entré yo en aquella sala. El agente salió de ella y cerró la puerta. Nos quedamos los dos solos sentados uno frente al otro.
Clavó la mirada en mí y adoptó una posición desafiante y relajada al mismo tiempo. Manos sobre la mesa y barbilla ligeramente elevada. Esperando a que yo comenzase a hablar, él iba vestido de traje con corbata oscura y camisa blanca. Alto, fuerte, moreno, pelo engominado y de unos cincuenta años de edad.
Puse sobre la mesa dos fotografías, una mostraba un hombre tumbado boca abajo en el suelo de una habitación sobre un charco de sangre que rodeaba su cabeza. Y la otra el mismo hombre solo que en esta estaba vivo, un joven de unos 25 años de edad, moreno de complexión normal, pelo ondulado y ojos castaños redondos, con toda una vida por delante en el momento de aquella fotografía.
Comenté a aquel hombre que había testigos que le habían visto subir a la habitación del hotel donde el cuerpo del joven había sido encontrado sin vida, fui directo porque no tenía tiempo para juegos. La investigación había sido dura y muy intensa en esos días, presionado por el padre de la víctima, un juez reputación dudosa. Aunque todos sabíamos que podría tratarse de un ajuste de cuentas hacia él, nadie lo decía abiertamente por miedo.
Por lo que pudimos averiguar de la víctima, era un gran estudiante, estaba cursando medicina y sus notas eran brillantes. Elogiado por sus profesores y querido por sus compañeros destacaban de él que tenía un sentido del humor un poco negro pero que se hacía querer y siempre que se le necesitaba allí estaba para ayudar. No se le conocía pareja sentimental pero tenía éxito entre las compañeras por ser muy apuesto y atento con ellas.
Se notificó su desaparición hacía cinco días. Ningún compañero lo había visto desde el viernes que habían quedado todos para celebrar el fin de curso. Relataron que estuvieron toda la noche de fiesta por la ciudad y que cuando se despidieron de él le dejaron solo en un bar, intentaron convencerle para irse todos juntos, insistió en tomar la última copa él sólo. No os preocupéis nos vemos el lunes. Fue lo último que les dijo al grupo de amigos entre risas, besos y abrazos. Fue la última vez que le vieron con vida.
Gracias a que la fotografía de la víctima salió en los medios de comunicación, un hombre que estuvo en el bar aquella noche, se puso en contacto con nosotros y declaró haber visto juntos en el bar al joven con un hombre hablando.
Se hizo un retrato robot siguiendo la descripción que nos dio aquel testigo y fue mostrado al recepcionista del hotel donde fue encontrado el cadáver. Confirmó haber visto a este individuo entrar y salir del hotel aquella noche. Entró acompañado por el joven asesinado, pero después solo salió él sobre las seis de la mañana del sábado. Otro testigo, un trabajador del hotel dijo que conocía al sospechoso, es el dueño de un restaurante en una calle cercana al hotel.
Fue en ese restaurante donde se le detuvo, no ofreció nada de resistencia. Solo pidió que le dejáramos coger su chaqueta.
Ante su silencio de nuevo le dije que teníamos testigos y pruebas contra él. Sacó de su chaqueta un pequeño cd. Lo dejó sobre la mesa sin decir nada. Lo cogí, le miré a él y me levanté para ponerle en el reproductor que tenemos en la sala.
Aquel cd era un video que fue grabado por alguien que portaba la videocámara mientras grababa al joven de pie frente a la cámara, parecía algo bebido y no paraba de reír. De repente la imagen se mueve con violencia al mismo tiempo que un bate golpea con fuerza la cabeza de joven que cae al suelo. Ya en el suelo recibe varios golpes más provocando un charco de sangre y con toda seguridad la muerte, después se oyó una voz decir, ¿qué se siente ahora juez?
El autor del video se enfocó a sí mismo, era el hombre que tenía sentado en aquella sala con fuerte respiración por el esfuerzo hecho y una gran sonrisa acompañada de rabia. Volvió a enfocar a la víctima sin vida sobre el charco de sangre.
Por unos segundos cerré los ojos, incapaz de seguir mirando.