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Una fotografía en el cajón - por David Ballester

Web: http://davidballestermena.blogspot.com/

Me giré al escuchar sus pasos, aún deslumbrado por la explosión de luz del cuarto de baño. Yo seguía tumbado en la cama, envuelto en la sábana, desnudo de cintura para abajo, sintiéndome sucio y vacío. Ella, que decía llamarse Estela, se ponía los pendientes frente a la cómoda. Después cogió sus bragas del suelo y se las puso sin ceremonia, con un gesto cansado y aprendido.

—Pensaba que te habías quedado dormido —me dijo, viéndome a través del reflejo del espejo. Yo mismo podía verme, pero no quise mirar.

—Ya estoy despierto. ¿Quieres tomar algo? —Estela se puso el sujetador y buscó su blusa a los pies de la cama, bajo la colcha desparramada por el suelo.

—Mejor me voy yendo.

Recordé entonces la transacción final, el último paso del ritual. Previendo cómo sería la velada, había dejado la cartera en el cajón de la mesilla de noche. Saqué ciento veinte euros, billete a billete, bajo la mirada atenta y callada de Estela. No supe bien por qué, pero decidí añadir otros treinta euros.

—Me has dado de más —dijo ella, contando los billetes. Sus uñas violeta brillaban a la luz de la lámpara.

—Ya, lo sé —dije con gesto estúpido. Ella se quedó un rato pensando, alternando su mirada entre el dinero y yo, y en algún momento decidió guardarlo en el bolso.

—Entonces me marcho.

—Te acompaño.

—No hace falta —dijo ella.

—Muy bien —me recosté de nuevo en la cama y la vi salir de la habitación. “Idiota, ¿y si te roba?”, pensé. Pero me dio igual.

La puerta sonó con fuerza, y me imaginé a los vecinos atentos a través de sus mirillas, espiando a Estela mientras esperaba el ascensor. Apuré los restos del vaso que había dejado junto a la cama y decidí que necesitaba una ducha, pero no reuní las fuerzas necesarias para salir de la cama, para arrancarme las sábanas de encima y poner los pies en el suelo. No estaba cansado, de hecho sospechaba que no podría dormir en toda la noche.

—Lo siento —dije en voz alta, y al escuchar mi propia voz, temblorosa y débil, rompí a llorar. Abrí el cajón de una mesilla de noche que no era la mía, y cada poro de mi piel me rogaba que no lo hiciese, que me estuviese quieto. Cualquier cosa menos aquello. Pero no me escuché a mí mismo y saqué su foto.

—Lo siento —repetí, acaraciando el cristal con un gesto patético que me avergonzó—. Son dos años. Y tres meses. ¿Qué querías, eh? No puedo seguir así eternamente.

Dejé la fotografía sobre su almohada, que ya no era suya pero tampoco podía ser ni mía ni de ninguna otra. Al igual que su lado del armario. Las puertas habían estado cerradas más de un año, y podía imaginar sus vestidos colgados en las perchas, como espectros danzando en la oscuridad.

—Lo siento —dije, volviéndome hacia su fotografía—. Mañana empezaré, ¿te parece bien? Sé que te lo he dicho muchas veces, pero ahora lo digo en serio. Saldré a la calle, iré a desayunar por ahí. Quizá vea una película en el cine, no sé. Siempre me ha dado pena la gente que va sola al cine, ¿sabes? ¿No tiene gracia?

Las lágrimas velaban mis ojos, y ya casi no podía ver con claridad su rostro. Cerré los ojos, incapaz de seguir mirando.

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7 comentarios

  1. 1. Milenia dice:

    Me ha encantado.

    Escrito el 28 mayo 2013 a las 14:39
  2. 2. Abbey dice:

    ¡Madre mía!, ¡pobre hombre!. Has conseguido que se me encoja el estómago. Se te dan de miedo los personajes hundidos, derrotados (lo digo por el del relato anterior “tres corbatas y un trotón”).
    Me encanta lo que consigues: sin explicar su historia previa, ésta se consigue adivinar y se empatiza de pleno con el protagonista.
    Sólo puedo hacer una puntualización: ¡¡enhorabuena!!

    Escrito el 28 mayo 2013 a las 20:54
  3. 3. lunaclara dice:

    Pero David, ¿cómo nos dejas así? Ese derrumbamiento del protagonista, esa foto (que cualquiera sabe de quién es)… lo dejas todo sin explicar!! Me ha gustado mucho. Transmite realidad y emociones, eso es importante. Felicidades!

    Escrito el 29 mayo 2013 a las 11:09
  4. 4. Enrique dice:

    Muy bien contado, enhorabuena.

    Escrito el 29 mayo 2013 a las 22:08
  5. 5. Josep García dice:

    Me ha gustado.

    Escrito el 2 junio 2013 a las 23:06
  6. 6. Noemi dice:

    ¡Muy bueno!, me ha gustado mucho, me puedo imaginar la escena perfectamente,y me encanta como sin contar muestras una historia tan real, en la que se muestra perfectamente los sentimientos del personaje y que te encoje el corazón. ¡Estupenda historia!

    Escrito el 3 junio 2013 a las 08:14
  7. Muchas gracias a todos, de todo corazón. A los que habéis publicado en esta escena, he intentado devolveros la visita, y a los que no, espero poder leeros la próxima, en la que quiero participar, aunque todavía no haya escrito nada 😀

    Escrito el 11 junio 2013 a las 18:12

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