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La Carta - por Jose Torma

Web: http://www.cuentoshistoriasyotraslocuras.blogspot.com

Me giré al escuchar sus pasos.

El doctor y la enfermera se acercan.

Repaso una y otra vez en mi mente todo lo sucedido y no logro entender ¿porque razón hiciste lo que hiciste?

Recuerdo el día perfectamente. Salimos temprano de la casa para pasar lo que sería un fin de semana inolvidable… Poco sabía yo de tus planes.

Lavar la camioneta y poner gasolina fueron las ultimas cosas normales que recuerdo haber hecho. Todo fue tomar camino que me preguntaste…

”Daniel, ¿me quieres?”

Solo pude esbozar una sonrisa porque al cabo de quince años sigues siendo la misma niña asustadiza que conocí en el colegio. Los frenillos en los dientes han desparecido igual que las trenzas ajustadas pero en el fondo sigues siendo la misma.

“¡Claro tonta!, ¿Por qué lo preguntas?”

Me miras con ojos intensos y sin la menor alteración en tu mirada o sin tener yo la menor sospecha, sacas la navaja de tu bolso y me cortas el brazo.

Doy un bandazo y casi pierdo el control.

“¿Qué haces?, ¿te volviste loca?”

Pero todo en ti me hace pensar que la mujer que amo la que sostuve anoche entre mis brazos ya no está presente. Detengo la marcha y salgo de la carretera.

“¡Tranquila!” te digo, “¿podemos hablar de lo que te pasa?”

Me lanzas una mirada triste y te clavas la navaja en medio del estómago.

“¡Alicia!”

Trato de arrebatarte la navaja pero es demasiado tarde…. Tu mirada empieza a perder brillo y sé que te he perdido. Busco como enajenado el móvil para llamar a emergencias. Las lágrimas hacen la tarea de comunicarme más difícil….

¿¡Qué acaba de pasar!?

Poso mi mirada en tu rostro y sin saber porque te cierro los ojos.

Repaso los últimos días en mi mente tratando de descubrir si algo en tu comportamiento me podría haber indicado o puesto sobre aviso sobre tus intenciones.

Sin saber porque tomé tu bolso, sentía la boca seca y el reflejo de buscar una pastilla fue más fuerte que tu presencia, ¡mi novia muerta!

Ahí la encontré, en medio del caos que es tu bolsa, la infame carta.

Con mano temblorosa la tome y al desdoblarla se hizo evidente que era tu letra, compacta y concisa más sin tus característicos corazones sobre las i.

“Querido Daniel

Si estás leyendo esto es porque finalmente tuve el valor de terminar con todo. Te pido perdón por no haber hablado contigo antes, pero es algo superior a mis fuerzas.

Tengo un problema, ¡Estoy embarazada! y temo que el bebe pueda no ser tuyo. Te confieso que desde que lo supe deje de tomar las medicinas.

¡Necesito estar alerta!

¡Las voces están de vuelta!

Él dice que el hijo es suyo y lo tomara una vez nazca, estoy asustada porque cada noche viene a mí y me posee, ¡Oh Dios estoy tan confundida!, ya no sé ¿qué es real y que no?

Sé que existe la posibilidad de que sea tuyo que todo esté en mi cabeza, pero no, ¡No estoy loca!; no puedo tomar ese riesgo, sé que es una decisión cobarde de mi parte pero no puedo permitir que él gane, ¿me entenderás?

Es mi decisión final, espero la respetes aunque no la apruebes o comprendas.

Siempre te amare.

¡Lo siento tanto!

Tuya hasta el fin…

Alicia”

Releo la carta una y otra vez sin poder comprender lo que está pasando y solo salgo de mi letargo cuando escucho las sirenas que se aproximan. Lo siguiente es confuso, te suben a una camilla y me pregunto para que si ya estas muerta.

“¡Necesitamos una línea, ha perdido demasiada sangre y su pulso es muy débil!”

¿¡Vives!?

Veo cómo te llevan a la ambulancia mientras un oficial trata de llamar mi atención con una serie de preguntas sobre las que no tengo respuesta, solo alcanzo a gritarles a los paramédicos que estas embarazada…

¡Embarazada!

El oficial se ofrece a llevarme al hospital más cercano para que me atiendan el brazo.

Comienza el juego de la espera…

¡Estás en cirugía!

¡Tú condición es grave!

¡La pérdida de sangre es de cuidado!

Después de una eternidad el doctor confirma mis sospechas, “Han hecho su mejor esfuerzo pero la pérdida de sangre fue demasiada, tanto tú como mi hijo están a punto de morir”.

Entro a urgencias y te miro, mis ojos se llenan de lágrimas.

“¡Cobarde!.” Te gritó una vez más. “Explícame ¿Por qué?”

Pero todo es inútil.

Cerré los ojos, incapaz de seguir mirando

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4 comentarios

  1. 1. lunaclara dice:

    Vaya, es una historia muy triste, pero me parece interesante. Dejas la incognita del otro hombre misterioso. Me hubiera gustado saber mas sobre el.
    No se si te lo habran dicho, pero creo que la redaccion estaria mejor cambiandola al tiempo verbal en pasado. En presente queda un poco raro. Es muy buen relato. Felicidades!

    Escrito el 30 mayo 2013 a las 18:56
  2. 2. Jose Torma dice:

    Gracias lunaclara…. debati mucho con los tiempos a la hora de escribirlo y al final llegue a esa presentacion. Agradezco tu comentario asi como los de los compañeros, este es un camino y voy aprendiendo.

    Si notaste que la mayoria de las historias son de tristes a lugubres?…. si yo te contara cuantas ideas locas deseche jaja.

    Una vez muchas gracias por tomarte el tiempo de leer mi relato.

    Escrito el 30 mayo 2013 a las 23:23
  3. 3. Josep Garcia dice:

    Buen relato, buen pulso narrativo.

    Escrito el 4 junio 2013 a las 14:35
  4. 4. Jose Torma dice:

    Muchas gracias por tomarte el tiempo de leerlo y comentar.

    Saludos

    Escrito el 5 junio 2013 a las 19:31

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