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De principio a fin - por Merire Dhyrkm

El autor/a de este texto es menor de edad

Me gire al escuchar sus pasos, los pasos de mi asesino.
Apenas unos minutos antes había llegado al Motel Santa Ana, al décimo piso, habitación doscientos uno.
Tenía un paquete por entregar -algunas armas y droga- algo rutinario, pero como siempre, peligroso. Siempre estaba el riesgo de salir sin vida.

Tener un arma no siempre resultaba efectivo si te atacaban por la espalda, cosa que ocurrió conmigo en aquella ocasión.
Entre a la habitación convencido de que nadie estaba ahí. El lugar lo sugería al estar sumergido en un mar de silencio y tranquilidad. No podía estar más equivocado.

Me deslice hacia el interior de la habitación buscando alguna silla en la cual poder sentarme y esperar al comprador, sin embargo, al entrar a la habitación contigua contemple una silueta desconocida.

Decidió estaba que debía asesinarlo pero apenas voltee empuñando mi arma el ya había jalado el gatillo de la suya. Sentí el impacto de la bala pero no me impido disparar, llevaría a ese traidor al inframundo. Finalmente, caí muerto. O eso se suponía.

Por un momento todo fue negrura, invadió el silencio. Me observe a mi mismo entrar en aquel lugar de muerte donde acabaría mi vida, estaba en un trance, un trance espiritual que me llevaría a la patria celestial entonces me arrollo un camión.

Dolió, intensamente, hubo luces y centellas y me vi siendo arrollado. Mas luces, mas centellas, líneas de colores que se juntaban entre si y terminaban por distorsionarse. Supe entonces que cada vez que me miraba a mi mismo regresaba a un punto de tiempo anterior, un viaje en el tiempo espacio, hace años que era posible mediante un pequeña aparato. Se presionaba un botón y se viaja de cinco minutos hasta una hora hacia atrás, nosotros lo llevábamos por mera seguridad. Mi Timeskip -ahora muerto- me había salvado de la bala al recibirla, quizás por ello lo del salto temporal.

En este punto, había regresado un par de horas antes de lo que seria mi muerte definitiva. No lo pensé demasiado, corrí tanto como pude hasta el Santa Ana, decimo piso, habitación doscientos uno.

Vacía en su totalidad, había llegado antes que el. Me oculte en la habitación contigua, la misma donde me sorprendió, donde me asesino. Pasaron dos horas antes de que llegara.
Mi gire al escuchar sus pasos, mis propios pasos aunque no lo supe hasta que hube jalado el gatillo. Mas irracional que irónico a decir verdad, aquel personaje oculto era yo, y yo mismo me había disparado por fortuna no me asesine si así hubiere sido no hubiere viajado en el tiempo para dispararme y bueno, así sigue el bucle.
Vivo, se sentía bien estarlo.

"¿John, porque esta sangrando?" escuche la voz del comprador tras de mi.

Lo había olvidado por completo -no al comprador-, después de haberme disparado yo también me dispare o mas bien mi yo del futuro, o mi yo del pasado. Se cual fuere seguía siendo yo y yo mismo me había asesinado.

La sangre brotaba a borbotones desde mi pecho, manchando mis ropas, el suelo e inclusive al comprador. No pude mas, cerré los ojos incapaz de seguir mirando.

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2 comentarios

  1. 1. Aradlith dice:

    Me encanta la paradoja de tu historia, estaré atenta a tus siguientes relatos.

    Escrito el 29 mayo 2013 a las 13:40
  2. 2. Merire dice:

    Gracias, me alegro que te haya gusatdo.

    Escrito el 29 mayo 2013 a las 18:39

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