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La lealtad mató al gato. - por Adriana Sorbik

Web: http://aaadris.blogspot.com

El autor/a de este texto es menor de edad

Me gire al escuchar sus pasos. El pánico comenzó a apoderarse de mi cuerpo, no podía moverme, sabía lo que se aproximaba. Todo estaba oscuro pero podía sentir su vestido corte sirena color rojo y sus manolos deslizándose por el piso de madera. La madera crujía y yo quería correr, huir, esconderme, pero el pánico era dueño de mí.

Pequeñas gotas de sudor inundaron mi frente, mi cuello y mis manos. Sentía que la corbata me estaba asfixiando, moví un pie lentamente hacia atrás y me detuve al escuchar el crujido de la madera. Los sonidos poco a poco se fueron opacando en mi oído.

Mantente callado.

Escuché como los pasos seguían de largo. Deshice el nudo de mi cortaba y desabroche los dos primeros botones y fue cuando me di cuenta de que no estaba respirando. Proseguí mi camino, dirigiéndome al cuarto principal, cerré la puerta con mucho cuidado y busqué la linterna que sabía que estaba oculta en el escritorio al lado de la ventana, o al menos era de suponer.

La habitación era bastante amplia, tenía una cama matrimonial con sus dos mesitas de noche, un armario, una biblioteca, la ventana, el escritorio y en el centro una gran alfombra. Todo estaba oscuro, pero la luz de la luna me permitía ver por donde caminar.

Recuerdo la primera vez que John y yo nos reunimos con Charlotte. Ella era realmente simpática y sofisticada. Era alta de piel blanca, cabello rojo, largo y ondulado. Pero detrás de toda esa belleza siempre veía algo terrorífico, ella no era normal, no estaba en su juicio. Pero John quedo atrapado en su belleza desde el primer día.

A veces me pregunto por qué la gente no puede seguir esa pequeña voz que te hace desconfiar de todo, quiero decir, si John le hubiera hecho caso a su instinto de desconfianza no estaría metido en este mal lio, ni yo. Y sin duda alguna, yo no debería estar aquí pero abandonarlo sería abandonarme a mí mismo.

John, eres un idiota.

Seguí buscando algún tipo de pista en la habitación, y aunque ya estaba relajado, el pánico seguía en mí. ¿Qué haría después de encontrar a John? ¿Y si no lo encuentro? No, claro que si lo voy a encontrar, por eso estoy aquí. Lo voy a encontrar.

El cuarto está bastante limpio y vacío, en lo últimos 41 minutos he encontrado una foto, una llave y una pila. Pero nada que me lleve a donde esta John. Mi teléfono no tiene señal, la casa esta oscura y hay una mujer loca caminando con sus manolos de diez centímetros por toda la casa en mi busca.

Siempre he pensando que si alguna vez se me presentaba un momento como este simplemente iba a tomar el mando de la situación, pero ahora estoy encerrado en una habitación con miedo de una mujer que ni sé que podría hacerme, pero supongo que sería algo malo.

Proseguí a la mesita de noche, abrí el cajón y por fin, la linterna. Una vez la habitación parcialmente iluminada me doy cuenta de que hay dos puertas, una al lado de la biblioteca y otra diagonal a la mesita de noche. Hay un gran cuadro encima de la cama, se trata de un cuadro de Rubens, las tres gracias. Y también puedo ver que la habitación no esta tan limpia como pensaba.

Escuché el piso de madera crujir y apague de un golpe la linterna y otra vez mi respiración se corto, después de treinta segundos los pasos dejaron de sonar pero yo no podía moverme.

Intente relajarme contando hasta diez, respire hondo unas cuantas veces y decidí entrar por la puerta que estaba diagonal a la mesita de noche, al tocar la perilla mis piernas comenzaron a tambalearse como si fueran gelatinas, el cuarto estaba oscuro y era pequeño, cerré la puerta y me aproxime a un interruptor que estaba a cinco pasos.

Las paredes de la habitación eran blancas, el piso de madera, no había ventadas y había una gran mesa de madera en el centro y encima una manta roja tapando algo. Avance hasta la mesa retirando la manta.

Oh Dios mío, ¿qué es esto?

Cerré los ojos, incapaz de seguir mirando.

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1 comentario

  1. 1. Abbey dice:

    me ha llamado mucho la atención el título del texto. Muy bueno.
    Me chirría un poco el que alternes formas verbales en presente y en pasado. Eso desconcierta y no deja centrarse en la acción porque no se consigue adivinar si la
    historia está pasando en ese momento o ya ha ocurrido.
    Por lo demás, ¡muy bien!. A mi también me da miedo esa mujer

    Escrito el 29 mayo 2013 a las 18:52

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