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Sin Etiquetas - por Liseth

El autor/a de este texto es menor de edad

Me giré al escuchar sus pasos, era mismo el chico con el que choque a la entrada del bar, el cual sonrió al verme; su cabello era ondulado de un tono negro muy oscuro, sus ojos eran color esmeralda, y sus labios poseían forma de corazón con un color rojizo intenso.
Ordene al mesero un vodka espumoso, y me dedique a disfrutar del silencio que ofrecía el lugar, al pasar los minutos el ambiente comenzó a tornarse un poco pesado y monótono, así que decidí regresar a casa. Al levantarme de mi lugar sentí que alguien se acercaba, decidí acelerar mi paso pero algo se interpuso en mi camino, haciendo que tropezara con el borde de la mesa y callera al suelo.
Al notar que alguien me hablaba lévate mi rostro para prestarle atención a ese tan melodioso tono de voz, quede completamente sorprendía al darme cuenta quien era su dueño.
– ¿No es tan lindo estar en el suelo verdad? – Dijo sonriente aquel chico. – No, no lo es – Respondí, con una sonrisa dolorida. – Que irónico no crees – Volvió a decir – Si, un poco, aunque ahora estamos a mano – Comente, recordando que a la entrada del bar ocurrió exactamente lo mismo, pero esta vez fui yo quien cayó al suelo. – ¿Supongo que no planeas quedarte allí toda tu vida? ¿O sí? – Dijo sarcástico y mirándome despectivamente. – Ya que lo mencionas, parece buena idea – Respondí con el mismo tono de sarcasmo que él uso.
Estando aun en el suelo, note que el no musito palabra alguna ni mucho menos movió un musculo, así que decidí colocarme en pie y seguir mi camino, pero aquel chico me tomo de la mano de tal manera que logro girarme, haciendo que quedara frente al él. Extendió su mano cordialmente en forma de saludo, esperando a que yo correspondiera su acto, pero no fue así, me negué a saludarle de esa manera considerando la forma con la que me hablo anteriormente, por el contrario procedí a lanzarle un vaso de agua que yacía sobre la mesa, al igual que yo quedo completamente perplejo ante lo ocurrido, me sentí un poco mal por haberlo hecho, así que agache la cabeza.
– Lo lamento – Fueron las únicas palabras que logre escuchar, al mismo tiempo que levante mi cabeza para mirarlo con arrepentimiento. – Yo igual – Comente, en un susurro apenas audible.
Lo mire nuevamente y esta vez me quede observado sus ojos al igual que el observaba los míos, el decidió romper el silencio.
– Lamento haberte tratado de esa manera, la verdad no he tenido un buen día y no fue mi intención desquitarme con tigo – Se quedó pensando un momento, agacho la cabeza y luego continúo. – Creo que comenzamos con el pie izquierdo – Extendió su mano nuevamente, aunque esta vez fue más cordial. – Soy Marco Di Monti, un gusto – Esta vez sonrío cálida y sinceramente. – Sharlott Harris – Extendí mi mano al igual que él y la tome. – ¿Y de dónde eres? – Pregunte, regresando a mi lugar. – ¿Tan obvio es que no soy de aquí? – Me cuestiono antes de responder la pregunta y ocupando un lugar junto a mí. – Pues tu Acento y tu Nombre te delatan – Confesé riendo ante su comentario. – Tiene sentido – Rio con migo. – La verdad soy de Italia – Continuo.
Me sorprendió que dijera esto, que hace un chico como Marco en un lugar como este, al instante me invadió la curiosidad.
– ¿Y que hace un chico como tú en este lugar? – Pregunte interesada en su respuesta. – Al inicio vine de vacaciones, pero luego me di cuenta de lo hermosa que esta ciudad, así que decidí mudarme permanentemente – Respondió
Entre pregunta y pregunta fuimos conociéndonos mejor el uno al otro; Descubrí que Marco es un chico al que le gusta viajar, conocer nuevas culturas, pero sobre todo ama cantar al igual que yo, tal parece que es su pasatiempo favorito, después de un rato entre risa y platicas se me ocurrió proponerle a Marco cantar un dueto, primero se sorprendió ante la pregunta, pero luego accedió.
Mientras cantábamos el dueto nos miramos mutuamente, hubo un momento en el que me quede hipnotizada con sus hermosos ojos color esmeralda y luego me perdí en ellos, tanto así que no note lo cerca que estaba Marco de mí, se fue acercando aún más, no resistí así que cerré los ojos, incapaz de seguir mirando.

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