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La Decisión - por Alonso T

Se giró al escuchar el grito.
Hace quince años conoció a Pancho. En aquel tiempo era una adolescente de tan solo 17, que se enamoró del hijo de su vecino recién llegado de la ciudad.
Se habían trasladado al pueblo después de la trágica muerte de su mamá en un absurdo accidente hogareño. Su padre no superó nunca el hecho y se abandonó a una pérdida permanente de la consciencia mediante el alcohol. Unas pocas ventanas de sobriedad no hacían más que acrecentar el ambiente lúgubre y los sentimientos pestilentes gracias al vocabulario despiadado y obsceno que hacía recaer como pesado martillo sobre su hijo.
A pesar de todo, Pancho era la antítesis de ese ambiente. Sus ojos verdes melancólicos, su sonrisa madura, tan distinta de la estridencia de los demás jóvenes del barrio, la práctica del básquetbol, de cuyo equipo llegó a ser en corto tiempo el capitán, lo convirtieron pronto en el blanco de los intentos seductores de las adolescentes del pequeño pueblo y de la mirada indiscreta de unas cuantas cuarentonas celosas de la juventud de sus propias hijas.
Jocelyn se enamoró de él apenas lo vio bajar del camión de la mudanza y ponerse manos a la obra. Cuando escuchó su voz, el enamoramiento se solidificó como hormigón de secado rápido, como paisaje capturado por una instantánea. Como sus ojos, su voz era dulce y melancólica pero, por extraño que parezca, firme e imperiosa, tanto que los rudos empleados de la mudanza seguían sus órdenes con sumisa exactitud.
Apenas dos años más tarde la misma voz dulce, melancólica e imperiosa resonaba en el registro civil para dar el “sí” del consentimiento del matrimonio entre él y Jocelyn. Fue uno de los días más felices de sus vidas, solo superado por el nacimiento de su hijo el año anterior.
El día de su boda fue claro, primaveral, limpio de nubes. Casi. Una diminuta nubecilla pasajera y sin trascendencia, a la hora de decidir el término de los festejos. Se impuso el imperio de su melancólica voz.
Los días se sumaron a los días y a su voz se sumó imperiosidad y se restó dulzura y melancolía, sin hacerlas desaparecer del todo, dándole un timbre de ira cada vez más agudo.
Al princpio Jocelyn no quiso convencerse. Para ella fue increíble e injusta la expulsión de su joven esposo del equipo de básquetbol, después del serio incidente en que uno de sus compañeros terminó con cuatro dientes menos, un ojo a punto de perder la visión y contusiones en todo el cuerpo y Pancho, “milagrosamente” salvado después que nadie presentara denuncia y una semana de detención.
El tiempo, sin embargo, le enseñó a conocer cada vez mejor las inflexiones de la voz de su esposo. Se hizo necesario para evitar primero las discusiones y luego los golpes.
Hoy todo ello debía llegar a su fin. Había visitado a escondidas, mientras Pancho estaba en su trabajo, a la visitadora social, que le había recomendado dejar a su esposo e iniciar una nueva etapa de su vida. Jocelyn, por fin, había tomado la ya inevitable decisión que puso en acto apenas traspasó la puerta de su departamento, antes que su esposo llegara y antes que finalizara el campamento de su hijo, para poder ir a recogerlo donde se encontraba, sin tener que volver al hogar que los torturaba hasta el hartazgo.
En ello estaba cuando escuchó el grito. Su voz sonaba con una vibración distinta a todas las anteriores veces de estos quince años juntos como esposos. Al girarse vio sus ojos más verdes y melancólicos que nunca pero invadidos de fría ira, la ira ahorrada poco a poco, día a día, durante este tiempo. Por un breve instante esbozó el inicio de una sonrisa al descubrir que en el fondo de esa mirada no quedaba ya vestigio de la dulzura que la enamoró. Pensó en su hijo, en lo bien que le haría el campamento y recordó que hoy era el día para llevar a cabo lo que había decidido.
Al día siguiente el diario local daría cuenta del absurdo accidente hogareño en que Jocelyn perdiera la vida.

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7 comentarios

  1. 1. Tilfur dice:

    Muy bien narrada y estructurada, aborda una temática que está constantemente en las noticias como es la violencia de género. Tal vez me hubiera gustado otro final, si no da para pensar que aquellas mujeres que deciden hacer una denuncia contra su conyugue, y resuelven alejarse definitivamente de éste, no tienen oportunidad de lograr una vida mejor. Sé perfectamente que en la vida real no siempre es así, que incluso aquellas mujeres que se han separado, después han sido asesinadas por sus ex. Pero destaquemos que lo mejor ante una situación así, es realizar siempre la denuncia. Hay más chances de poder llevar una vida mejor.
    Saludos

    Escrito el 18 enero 2017 a las 00:56
  2. 2. John Doe dice:

    Buenos días Alonso buen relato, me gusta como describes al personaje y su contexto, se torna real y sincero, igual que el relato. La narración logra transmitir las emociones que experimenta la protagonista.

    Saludos.

    Pásate por el mío es el número 20
    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-40/6947

    Escrito el 19 enero 2017 a las 19:30
  3. 3. Grond dice:

    Hola Alonso, ¿cómo va todo?
    Tu texto me ha dejado gratamente sorprendido me ha gustado bastante, por que uno logra visibilizar a la protagonista y todas sus emociones, ese amor de chiquilla desmedido y platónico, y logras describir a Pancho de manera acertada, tanto que uno puede verlo en toda su grandeza como si de la protagonista se tratará, buen relato. gracias, estoy en el numero 59 por si quieres pasar por allá.

    Escrito el 19 enero 2017 a las 19:33
  4. 4. Pilar dice:

    Hola, Alonso!!

    Bienvenido a tu primer reto!!
    Uff, menudo texto!!! Has dado un giro que no me esperaba,en el fondo quería que Pancho encontrara la felicidad…
    Lo has llevado bien desde el principio, bien redactado, con buenas descripciones y unas frases construidas con habilidad.
    Para mejorar:
    La edad, con letra.
    Me ha sonado un poco repetitivo el adjetivo imperioso, igual es cosa mía, que soy muy perfeccionista con los sinónimos, pero en general es bueno y me ha causado impresión. Enhorabuena y hasta pronto!!
    Pilar, 105.

    Escrito el 23 enero 2017 a las 23:09
  5. 5. Alonso T dice:

    Tilfur,John Doe, Grond, Pilar:

    Gracias por leer mi texto y comentar

    Tilfur: En otro lado te había comentado (soy nuevo y puse el comentario ya no recuerdo dónde) que no es que quiera con mi relato avalar un status quo con respecto a la violencia de género. Solo quiero empatizar con un tema y crear un relato lo mejor que pueda. Tu comentario me ha llevado a reflexionar acerca de la responsabilidad de escribir; en esto hay muchos puntos de vista. Gracias.

    John Doe: me alegro que te haya gustado mi relato y que haya podido transmitir emociones. Gracias.

    Grond: qué bueno que te haya agradado mi relato. Me anima que los que leen lo que escribo se vean afectados (de uno u otro modo)por lo que escribo. Gracias por leerme y comentar.

    Pilar: Desde hoy quedará en el disco duro de mi cerebro que “diecisiete” debe quedarse y “17” debe emigrar de mis textos.
    Por querer subrayar un aspecto importante del personaje del relato se me fue de la mano el uso de “imperioso”. Me doy cuenta que es verdad lo que todo escritor avezado repite: “revisar y corregir”.

    Alonso T

    Escrito el 24 enero 2017 a las 13:30
  6. 6. Laura dice:

    Hola Alonso.
    Me encantó tu relato. Tal vez tiene algunas oraciones un poco enredadas pero su sentido se entiende perfectamente. A veces me surgen así como las escribes pero luego modifico el orden de las palabras porque me da justamente esa sensación de desorden, pero el relato es contundente y nada le quitan estas acotaciones que son sólo mías. Con gran tristeza llegué al final. Sinceramente, esperaba que Jocelyn (nombre dulce si lo hay), hubiese podido salir de esa situación con vida.
    Sigue escribiendo.
    Buen 2017

    Escrito el 26 enero 2017 a las 22:52
  7. 7. Hilda G.M. dice:

    Hola, Alonso. Acabo de leer tu texto y me ha gustado cómo presentas esa situación de violencia doméstica. Después de leerlo una segunda vez me parece que Pancho no hace más que seguir el modelo visto en casa, lo que no lo justifica, obviamente; además el hecho de que se repita “el absurdo accidente hogareño” me hace sospechar que lo mismo pasó con su madre. También me ha parecido repetitivo el uso de “imperioso”. Saludos y sigue escribiendo.

    Escrito el 27 enero 2017 a las 11:50

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