CUANDO EL FUTURO LLEGA ANTES - por Nhicap

Marzo de 2012. El Canciller del Capítulo de los Desconocidos había convocado una reunión con los cinco Maestros que dirigíamos el Capítulo en cada continente. Encerrados en una sala de la Biblioteca de Filosofía Hermética de Amsterdam, entre miles de viejos manuscritos y libros con sorprendentes conocimientos científicos y antiguos secretos alquímicos, el Canciller se dirigió solemne a nosotros:

—Amigos, en los últimos años, además de importantes avances científicos en beneficio de la humanidad, hemos podido comprobar que las potencialidades del hombre moderno también han provocado, hambre, terror y tortura. Y eso, es causa de confusión y desorden en los pueblos, provocando desconfianza en el futuro.

El Canciller continuó su alocución, blandiendo en su mano un libro:

— Nuestro Émile Herzog, conocido como André Maurois, aconsejaba en este libro actuar sobre el presente y crear un futuro alentador, de progreso y bienestar para toda la humanidad pero mas acorde con los valores naturales, es decir éticos, del hombre. Han pasado más de 60 años y no hemos avanzado suficiente. ¡Amigos, debemos intervenir!

Nos miramos sorprendidos al escucharle. Hacía cuatro años que nosotros, los descendientes de los antiguos alquimistas, no habíamos actuado para modificar acontecimientos substanciales del futuro y parecía que había llegado el momento.

Entonces, tomé la palabra:

—Para corregir la distorsión actual en los temas humanos debemos desencadenar ahora la Décima Acción. De esta forma, el año que viene, tal vez, ya habremos materializado el cambio que nos dirija hacia un mundo próspero para todos y donde se respete la dignidad de las personas.

—Pero Sunita, eso supone avanzar rápido hacia el futuro y tiene sus riesgos —sentenció Henry T. Monroe, el conservador Maestro americano—. Es demasiado atrevido pretender anticipar unos años el destino de una institución tan importante

—Más riesgo es no actuar ahora, Henry —respondí

—Estoy de acuerdo con Sunita y me ofrezco para pilotar la Décima Acción, si ella acepta coordinar las ayudas del Capítulo —manifestó Lukas de Coblenza, el Maestro europeo.

Las palabras de Lukas provocaron un ligero murmullo y Henry volvió a intervenir:

—¡Queridos amigos! Os recuerdo el comportamiento de Lukas en la Séptima y Novena Acción. Si no lo hubiésemos impedido, el muro de Berlín habría caído dos años antes del 9 de noviembre de 1989 y Barak Obama no habría sido elegido presidente en 2008. Todo por su empeño en anticipar la disgregación de la URSS, en el primer caso, y su recelo sobre la capacidad de Obama para imponer las políticas sociales imprescindibles. Lukas no puede liderar la Acción.

Mi amigo Lukas era un ser entrañable, inteligente, brillante y cercano a los necesitados. Su espíritu heterodoxo le animaba a sortear al destino, si una causa la consideraba justa.

—Es cierto que Lukas, en ocasiones, responde más a los impulsos del corazón y hace un uso inadecuado de su enorme inteligencia —intervino de nuevo el Canciller—. Sin embargo, en este caso, la propuesta de la Maestra asiática, Sunita de Kandukur, parece de su agrado y estará encantado de llevarla a buen término, si cuenta con nuestro incondicional apoyo.

Tras un largo debate alcanzamos un acuerdo unánime: Lukas sería el encargado de pilotar la Acción, y yo de supervisarla.. El primer paso de la complicada misión, consistía en reclutar al candidato que mejor se ajustase al minucioso perfil que definimos para remplazar al actual máximo mandatario de la ONU y, a continuación, consensuar la renuncia de éste.

Y, una vez más, Lukas nos asombró con su audacia.

—Amigos, sugiero actuar en otra institución, sin modificar el objetivo final —dijo Lukas.

—¿A qué te refieres? —pregunté, algo perpleja.

—Pretendemos activar en el mundo, la vuelta a los valores primordiales del hombre: la generosidad, la solidaridad, la cultura del esfuerzo y el respeto a la persona. Bien, pues creo más sencillo y eficaz, utilizar a los católicos como catalizador de la Acción. Si este grupo humano, 1.200 millones en toda la Tierra, recupera estos valores, el mensaje se difundirá como mancha de aceite entre sus conciudadanos. Proporcionémosles un líder, convencido y activo

—¿Sabes bien lo que dices, Lukas? —preguntó el Canciller

—¡Si Canciller! Estoy proponiendo anticipar el cambio de Papa, en lugar de intervenir en la ONU.

—¡No es mala idea! -—comentó el Maestro africano—. Requiere mucha diplomacia pero tendremos menos oposición de los líderes políticos mundiales.

—Conozco al hombre adecuado: buen comunicador, austero y comprometido con los débiles. Y además, Joseph Ratzinger lo aceptará —dije, mirando a Lukas.

Un año después, situamos a Jorge Bergoglio como el Papa Francisco. Los espíritus nobles no somos ineptos.