BRUJA - por Helena de Bao

Decidió visitar a la bruja. Ella vivía en una casita al lado del lago Gris, totalmente apartada de la Gran ciudad.
La casa construida sobre la tierra mojada, no llamaba la atención, se confundía con el lago, con el agua. Era muy pequeña , de apenas cuarenta metros cuadros. El tejado estaba remendado donde las uralitas se habían roto. Las paredes de la casa habían sido pintadas de gris , hace ya muchos años . El cemento y la pintura se confundía en ellas. . En la parte trasera, donde antes debía haber sido el jardín solo quedaba chatarra: somieres, neumáticos, hierros…
La suciedad impregnaba el lugar. La niebla allí era más intensa. Se estremeció.
Se dirigió a la puerta de la casa, decidido. Ésta estaba entreabierta.
La bruja, según le habían dicho , se llamaba Soledad.
-¡Hola ¡ ¿ Hay alguien?-gritó desde la puerta desconchada de madera.
Alguien le toco el hombro por detrás. Dio un respingo.
-Se por qué vienes- susurró desde su pequeña boca gris- No puedo ayudarte.
Desconcertado por la respuesta, se marchó.
Volvió al día siguiente. Y al siguiente. Y al siguiente. Transcurrieron nueve días. La bruja le daba siempre la misma respuesta.
El nonagésimo noveno día, se arrodilló ante ella y le rogó. Le susurró. Le grito.
-Arráncamela .Esta soledad. Esta melancolía. Esta tristeza. Arráncamela, te lo suplico. Llevésela para siempre.. Arránqueme el corazón de cuajo , se lo ruego.
Ella no contesto.
Pero el observo la soledad. La melancolía. La tristeza en sus ojos grises
Ella , por fin, en el nonagésimo noveno día tenía su corazón.