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El circo onírico - por Al Pacone

Web: http://larecamaradealpacone.blogspot.com.es/

Esta rara historia comienza con un redoble de tambores, un enano musculado fumando vestido de bailarina y presentando al público el mayor espectáculo que jamás verán.

¡Damas y caballeros, niños y niñas, feos y feas, raros y raras! Me enorgullece haberles traído a su ciudad el glorioso espectáculo circense más esperpéntico y onírico que jamás de los jamases verán con sus ojos. Que dé comienzo el espectáculo. De nuevo un redoble de tambores, rugido de tigres y eructos de los condenados allí presente como público. Mientras tanto los funambulistas tullidos se acoplaban sus extremidades de mentira, el domador terminaba de pintar de verde a los tigres con spray, y la mujer barbuda estiraba las tiras de su trikini.

Los focos apuntaban en el centro donde hacían sombras chinescas en torno al enano presentador. El tendido aplaudía con firmeza, y cada vez más alto en insistentemente repetían; “que empiece ya, que el público se va, la gente se marea y el público se mea”. El enano cogió el micrófono.

¡Para abrir apetito amigos míos, aquí os dejo la escena que todos estabais esperando. ¡La ruleta rusa flaneada! dijo haciendo énfasis en las erres. Se retiró de la escena y de la nada apareció una mesa redonda y cuatro personajes a su alrededor: un mono trajeado, un cantaor de flamenco borracho, un mago obeso tartamudo y un extraterrestre con dos cabezas. Sonó un gong y los personajes se abalanzaron sobre el flan que tenían delante y engulleron como pavos. Sonó otro segundo gong y el cantaor de flamenco aun seguía tragando. El resto había ganado. El cantaor, tras su arriquitaun correspondiente, apoyó el revólver contra su sien y el resto de su materia cerebral se esparció como los virus en un estornudo. El cuerpo inerte cayó encima de la mesa. Y así hasta que únicamente quedó el extraterrestre de dos cabezas. Claro, ganó porque tenía dos cabezas. El público gritaba su nombre.

Se hizo un momento de oscuridad, no planeado, si no que gente del público aprovechó para robar cobre de las farolas que suministraban luz a los focos. Se fue la luz, pero no el sonido, y mientras arreglaban los problemas técnicos pusieron música ambiental. Al arreglarse el problema la luz volvió y el enano abrió paso al nuevo número; la mujer barbuda. Con una reverencia se apartó y allí apareció la mujer con tanta barba que podía mesársela con dos manos. Tenía tantos granos que al explotárselos sonaba como las pompitas del embalaje de los electrodomésticos. La gente comenzó a tener arcadas al verla hacer eso hasta que vomitaron de verdad cuando de su vagina sacó un nokia 3310 y un rotulador rosa fluorescente. La gente vomitaba sin parar y comenzó a irse hasta que el presentador entró en escena empujando a la mujer barbuda sacándola de los focos y llamando la atención del público con eructos mientras imitaba a un tiranosaurio. El público rió y aplaudió este gesto.

¡Público querido! Sin más dilación, sin más esperas, que las que me estoy comiendo. Dijo mientras mordía dicha fruta. Les presento a los alambristas de este circo, gritó mientras hacía una reverencia hacia atrás.
De repente, de la parte más alta de la carpa apareció una pareja de jóvenes funambulistas que se quedaron al borde de sus respectivos trampolines y el fino alambre por el que iban a cruzar de un lado a otro. El presentador, con tono burlón incitó al público a jalear y añadió un toque más de suspense al número abriendo una trampilla con una piscina desde el suelo con dos tiburones blancos.

La pareja de funambulistas comenzó el recorrido del alambre para juntarse en el centro, paso a paso, iban acercándose más, un poco más, un poco más hasta que ambos se quedaron uno frente al otro, con los brazos abiertos buscando equilibrio. Silencio sepulcral. La pareja se miró, y ante la atenta mirada de 10.000 presidiarios se dieron un beso candente. Tan candente, que prendió en el alma de los reos que aplaudieron con tanto ahínco que de uno de los lados se soltó el alambre y la pareja cayó a la piscina siendo desmembrada al instante por el implacable apetito de los grotescos escualos.

El público comenzó a sollozar y a arrojar cáscaras de plátano al presentador. Éste respondió haciendo la peineta al tendido mientras los insultaba. Al final el público se marchó abochornado del espectáculo y el enano llamó al contratista para que le buscase gente igual de rara para el nuevo espectáculo.

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3 comentarios

  1. 1. Ana Vera dice:

    Vayaaaa… me ha sorprendido muchísimo tu cuento, muy bien narrado, de una manera muy ágil y amena, muy bien escrito (algún error ortográfico he visto, pero muy bien escrito en general), con una riqueza léxica alucinante, y, sobre todo, un panzón de reír a pesar de la crueldad, desde luego un derroche de imaginación apabullante. Enhorabuena!!

    Escrito el 28 mayo 2014 a las 19:56
  2. 2. hupacal dice:

    Como dirían por ahí: “¿qué te has fumado?”

    ¿De dónde sacas ese derroche de imaginación para conseguir un relato tan ameno y divertido (y asqueroso)?

    Me ha encantado, es totalmente diferente a lo que habría podido esperar y me he reído (que no suele ser fácil con textos). ¡¡Genial!!

    Escrito el 28 mayo 2014 a las 22:22
  3. 3. José Torma dice:

    Que te digo Al Pacone? tu relato es el penultimo que leo para terminar la lista de los 105. Honestamente pense que ya nada podria sorprenderme y que tal que has bateado un homerun.

    Que imaginacion y que maestria para describir lo grotesco, me parecio estar viendo un episodio de Twin Peaks.

    Que buen relato. Felicidades.

    Escrito el 10 junio 2014 a las 19:17

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