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La Tía Beatriz - por Julieta Oriz

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro… la vieja murió. Lo predijeron las condiciones y el suponer del tiempo lo consiguió, a pesar de aferrarse tanto, fue vencida. Por fin me encuentro en paz, eso no significa que me alegre, pues en las precarias circunstancias en que nos encontramos ha sido un suceso conveniente. Carezco de calidad moral para calificar mis sentimientos y deseos hacia ella, pero tengo justificación clara de ellos, pues haberla conocido ahora, en estas condiciones, denotó su abnegada miseria, egoísmo y avaricia, razones que me hicieron odiarla. Incluso al sobrevivir el naufragio, casi todos pensamos que ella sería de los primeros en perecer, pero no fue así, pues han transcurrido casi cinco años y hasta ésta mañana, solo quedábamos tres, incluida ella.

Partimos de la costa del Golfo en pleno Verano, confiando en pasar unas excelentes vacaciones en familia, ciertamente no tenía el placer de conocerlos a todos, pues había permanecido años ausente a la fraternidad, por mi vida en la ciudad. Al tercer día, ya entrados en mar el yate comenzó a ladearse, después hacerse agua en la popa y en cuestión de seis horas, se lo tragó el mar. De los quince parientes que zarpamos, únicamente siete personas sobrevivimos, contando al Capitán y un asistente ajenos al apellido. Teníamos la esperanza de que nos buscaran, igualmente creíamos que alguna caja con víveres llegaría flotando hasta la orilla, cómo lo hicimos nosotros entre los restos del naufragio… Pero nada sucedió. En consecuencia recorrimos la isla en expediciones no siempre exitosas, perdimos a algunos en el camino, otros fueron mermados por las enfermedades. Realmente casi de milagro seguimos vivos, semillas y algunas frutas nos dan energía y el agua es la culpable de nuestra permanencia, aunque pienso que hubiera sido mejor ahogarnos junto con los demás. A tanto tiempo la vida se ha hecho vana, me causa horror seguir persistiendo, además que conozco la verdadera raíz que me infectó de repulsión, fue haber conocido a la Tía Beatriz.

Desde el conteo de sobrevivientes se consignó a los viejos a la cabaña que improvisamos, ella tomó de inmediato un lugar al centro junto al fuego, sin importarle que los demás pasaran frío y menos sí algunos estuvieran enfermos. Siendo yo la única Médico del grupo me correspondía aliviarlos, al oscultarla me enteré que no moriría, ni ahora ni pronto, pues hacía poco tiempo de que le habían puesto un marcapasos que aseguraba su vida por diez certeros años más y la desdichada ya contaba noventa en su haber. Era una lastima que sus vacaciones hubieran sido estropeadas por tal espectáculo del hundimiento y la compañía tan horrorosa que le tocó padecer, fielmente reproduzco su declaración. Tras escucharla se me congeló el corazón y me dieron ganas de espetarle en la cara su arrogancia y hasta estrujarle el cuello para hacer fallar el aparato, pero lo ética y vocación me obligaron a contenerme, atinando solamente en mirarla con tristeza, que con el tiempo se convirtió en lástima.

Pasamos muchas desventuras, las tormentas y la epidemia de mosquitos que nos atacó, fueron las peores pero aún así resistimos, resulta impactante que a ella no le causaron daño alguno. El Capitán me insistía en que practicar la Medicina alargaba las vidas y eran tiempos de priorizar, retirar ciertas concesiones a algunos que ya habían vivido suficiente. Verdaderamente si estuviera en mis manos habría dispuesto de los recursos de otra manera y hasta de las vidas para un mejor destino. Pero no me compete, pues a pesar de tan abnegada resistencia, es familia y existe el respeto.

Los amaneceres en la playa me renovaban las fuerzas para seguir, pero era inútil no desear que terminara, no seguir luchando entre la democracia y mis deseos egoístas. A fin de cuentas ella no tenia la culpa de ser así, sino las circunstancias de la vida que la habían moldeado de tal forma, pensaba para mis adentros mientras la miraba sentada en su trono, como una reina harapienta observando todo con desden.

Esa noche, después de enterrarla no pude evitar sentirme culpable y las pesadillas no tardaron en embargarme, entre sudores y estruendosos relámpagos de la tormenta, desperté con una cefalea horrible y lo peor era el miedo que se clavaba en lo profundo del corazón. No supe hacer más que mirarme en el espejo, que me devolvió el reflejo de la Tía, apropiándose de mi existencia a través de mis pupilas. Todo por desear en algún momento que dejara de respirar.

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8 comentarios

  1. 2. Maureen dice:

    Hay personas malas que nos obsesionan hasta el punto de no dejarnos pensar en otra cosa y tú lo has reflejado muy, muy bien, tanto ese odio por ellas como el que nos hagan sentir peores personas por odiarlas y desear que desaparezcan.

    Me encanta.

    Escrito el 29 diciembre 2014 a las 09:50
  2. 3. Darkos dice:

    Hola. Me ha agradado tu relato. Logras enganchar de entrada al lector. El tema, aunque limitado por las condiciones del ejercicio, logra desarrollarse hasta un punto de profundidad interesante. Me gustaría leer un texto tuyo mas largo. Por mejorar te diría que tal vez podrías revisar los cambios de estilo. La forma de tu estilo al escribir cambio al menos dos veces en el texto. Me gusto muchísimo mas el primero aunque todos son buenos. Éxitos y espero seguirte leyendo.

    Escrito el 30 diciembre 2014 a las 06:12
  3. 4. Julieta Ortiz dice:

    Gracias por sus comentarios compañeros, tomaré en cuenta sus recomendaciones para mejorar mi texto. Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 30 diciembre 2014 a las 23:32
  4. 5. Ana dice:

    Muy bueno, Julieta. Suscribo lo que dice Maureen. Hay gente que se gana el odio de los demás a pulso y resulta irónico que las víctimas de esas personas terminen sintiéndose culpables por odiarlas.

    Me ha gustado mucho tu relato.

    Escrito el 31 diciembre 2014 a las 19:19
  5. 6. Arameo dice:

    Hola Julieta,

    Gracias por tus palabras, reanimaron mucho mis ánimos, y aún más el leer tu relato. Me gustó mucho. Y el hecho de que alguien que escribe tan bien elogie lo que humildemente he escrito es maravilloso.

    [_ No dejes de escribir nunca.

    Escrito el 2 enero 2015 a las 19:28
  6. 7. David Rubio dice:

    Muy buen relato. Denota que tienes bien tomada la medida a los relatos. Enmarcas las circunstancias, el contexto, pero no te separas un ápice del objetivo que es mostrar la evolución a lo Darth Vader, de la narradora. Vas desgranando sus sentimientos hasta llegar a un final que deja el relato en lo más alto, en ella convertida en lo que más a odiado. Y lo consigues despacito, en progresión.
    Me encantó. Quizás vi alguna frase que podría pulirse, pero eso ya lo harás de aquí a un tiempo, con distancia.
    Enhorabuena

    Escrito el 13 enero 2015 a las 23:29
  7. 8. Julieta Ortiz dice:

    Me da gusto ver que mi trabajo va dando sus frutos, tomare nota de,sus comentarios para mejorar y seguir evolucionando, gracias por comentar. Nos leemos.

    Escrito el 15 enero 2015 a las 14:42

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