La aventura de Di - por MARA

La niña corría velozmente por el parque arbolado, sus mejillas ardían y su respiración estaba agitada. Apenas tenía fuerzas en sus piernas cuando la grava se abrió a sus pies y cayó, cayó, cayó en un profundo hueco sosteniendo fuertemente a Zuky en sus manitas.
De inmediato, el pozo que se había abierto se cerró y ya no quedaron rastros de la pequeña Di.
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Era una mañana de abril,uno de esos días aún cálidos y agradables, en los que la tibieza de un sol luminoso acaricia la tierra y las flores que celebran la vida con sus hermosos colores.
Ningún vecino aún había asomado a la puerta, no se escuchaba el run run de los autos pasar por nuestra calle. Claro era feriado y todo el mundo se había quedado un rato más pegado a las sábanas.
Un viento suave mecía las plantas del parque, todo estaba en calma.
Dentro de la casa un tentador aroma a café recién preparado. Allí, las ventanas permanecen abiertas dando lugar a ambientes frescos y agradables.La radio está encendida, con una melodía suave. De pronto se escucha el toc toc de las diez de la mañana y comienza el noticiero.
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Mientras tanto en el pozo, Di se da cuenta de que la grava ce cerró sobre su cabecita y que se encuentra en una especie de túnel que tiene una sola dirección. Muy a lo lejos, puede ver una tenue lucecita. Entonces se encamina hacia allí donde, supone, encontrará la salida.
En su caminata escucha una suave música: ¡es una radio encendida! Al acercarse encuentra una especie de cocina pequeña y una señora muy ancianita cortando en trozos una enorme torta de chocolate: La señora, muy amablemente, invita a Di y al pequeño Zuky a sentarse con ella y compartir la torta, cosa que ellos hicieron con mucha alegría.Mientras saboreaban ese manjar con una tacita de té, escuchan el noticiero en la radio que dice:
-"… la pequeña Di ya debería estar volviendo a casa, pronto van a preocuparse por ella al notar su ausencia".
Fue justo en ese momento en que la pequeña tomó a su osito, agradeció a la ancianita su atención y comenzó a caminar hacia la luz que veía a través del túnel.
El camino se angostaba cada vez más, tanto que tuvo que agacharse más y más y en algunos tramos tuvo que desplazarse gateando, ayudándose con sus codos para poder avanzar.
Con mucho esfuerzo llegó hasta el final del camino y salió a un hermoso parque con árboles hermosos y un pasto muy mullido, que la invitó a descansar un ratito al pie de un arbusto.
Al rato escuchó unos pasos y abrió un ojo. Había un zapato enorme, era de su papá quien la miraba con mucha ternura:-Di,
¿Estabas acá? Te quedaste dormida, estás llena de tierra, ¿a qué jugabas?.Di comenzó a contarle su aventura y su papá riendo le dijo: -Vamos adentro que se enfría mi café. Ahora debes ir a bañarte para almorzar.
Di quedó desconcertada, su papá pensó que había soñado todo lo que le había contado.
Entonces se sentó en el baño para asearse y apoyó a Zuky en una banqueta, pero al mirarlo bien vio que su osito tenía toda la trompita manchada de chocolate.Entonces Di pensó que lo mejor sería mantener lo sucedido en secreto entre ellos do porque los papás, a veces no comprenden las cosas que nos suceden a los chicos y se quedaron planeando la manera de volver a ese lugar misterioso.