Nuestro último encuentro - por Julia Trejo

Las paredes envolvían el sonido del saxofón y las conversaciones de los que se encontraban en el café. Una canción conocida para pocos. Pero para ti era especial.

" L is for the way you look at me.. O is for the only one I see.. " Es la canción con la que bailamos lentamente aquella noche, en la fiesta de navidad de la empresa, mientras me pedías que la canción nunca terminara y que nos quedaramos así para siempre.

Y en tu mente cantas la canción y mueves la cabeza delicadamente mientras te sientas frente a la mesita redonda de tablero de ajedrez. En tus manos un caramel macchiatto caliente con leche light y sin panna, en una taza enorme y blanca con el símbolo verde de la sirena.

Yo solo te miro….

Y espero tener el valor de acercame, espero que esta vez no te vayas y me dejes hablando solo, mientras todos me veían con cara de pena y al mismo tiempo haciendo como si no les interesara nuestra conversación y tus gritos.

Si… no hice las cosas bien. Si… fui un estúpido. Si… te deje ir cuando más lo necesitabas. Si… no te supe valorar. Y si… no supe amarte.

Dejas la taza en la mesa y sacas de tu bolsa un nuevo libro… ¿Quién será tu nuevo enamorado? ¿ Otra vez Mister Darsy? o ¿Christian Grey? … Jamás he podido competir con ellos. Pero sabes algo… ¡No son reales!

¡El único hombre real soy yo!¡El único hombre real al que has amado es a mí! Y ahora no quieres ni verme. Bah.

Se que soy un cobarde por espiarte y no acercarme, soy un cobarde por no querer enfrentarte. Pero no me has dejado alternativa.

Te he buscado tantas veces en nuestro departamento que ahora es solo tuyo. Te he buscado en las redes sociales y cada que te vuelvo a escribir me bloqueas. Te escribo al teléfono y me vuelves a bloquear.

Ya no sé que hacer con esto que siento. No puedo. Y sale el llanto contenido. No me da pena llorar. Tu me enseñaste eso y mucho más.

Ya no quiero vivir sin ti. No puedo. No he podido en el último año. He cambiado de trabajo en repetidas ocasiones porque todo me recuerda a ti.

La radio del café vuelve a cambiar la música y esta vez es Mister Barry White cantando " My first, my last, my everything" y entonces me decido. Quiero que seas la primera, la última y mi todo.

Al fin me decido y me acercó a ti…

-¿Todavía me amas?

Levantas la mirada y tu rostro no tiene una expresión indescifrable para mi. Ha cambiado. Quizás fui yo quien te hizo cambiar. Quizá esa pokerface es tu nueva forma de esconderte. Quizá está vez no me ignores. Quizá esta vez no te levantes y te vayas.
-Ya no- contestas con mesura y esperando mi reacción.
– Gracias. Es todo lo que quería saber. Sigue enamorándote de él- y señalo el libro "Orgullo y Prejuicio".

Soy un cobarde. Debí decirte que aún te amo, pero no…ya no hay nada más que hacer, por que tu orgullo es más grande que el amor que sentías y mis prejuicios fueron los que nos llevaron hasta este momento.

Soltaste un llanto sordo y tomaste la taza de café. Doy media vuelta mientras tu regresas la mirada a tu libro.

Camino por la acera escuchando el vaivén de los carros que transitan junto a mi y sintiendo el aire que emana por el paso de los mismos.
Quizás el caminar me ayude a olvidarte. Aunque no estoy seguro si podré.