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El espejo - por A.R.Payán

Como cada primer sábado del mes, Vicent Flores, un viejo conocido y apasionado por las antigüedades, se dirigió al almacén de subastas que había en la ciudad.
Tras varias subastas de poco interés, pujó hasta el final por un espejo que le llamó la atención. Por la forma y el decoro que tenía alrededor del cristal, dedujo que debía ser una pieza con bastantes años de antigüedad.
—Buena compra la de hoy, Vicent, —dijo Carlos, el subastador al verle marchar, recibiendo una sonrisa pícara por respuesta.
A la mañana siguiente recibió el espejo a las diez de la mañana tal como había acordado en el almacén. Ordenó a los transportistas que lo dejaran en el amplio salón, allí tenía reservado un hueco en la pared. En él podía reflejarse el bosque que había en la parte trasera de la casa gracias a un gran ventanal.
Quedó un tiempo contemplándolo satisfecho, se detenía en cada detalle. Le llamó la atención los grabados de la madera que había alrededor del ovalado cristal. El reflejo de su imagen se veía con gran nitidez. Tras él como había pensado, podía ver parte del salón y del exterior de la casa con la arboleda de fondo.
Fueron pasando los días y su interés por el espejo aumentó. Cada vez que pasaba por su lado o permanecía en el salón leyendo una de esas revistas de antigüedades, su mirada terminaba posándose en el cristal. Pasaba largos periodos de tiempo contemplándolo, era como si el tiempo se detuviese, incluso a veces tenía la sensación de ver como las ramas y hojas de los árboles que se reflejaban, dejaban de mecerse con el vaivén del aire.
Con el final del verano se daba paso al otoño, el verde de las hojas comenzaba a debilitarse. El tiempo no era el mismo que días atrás y algunos animales comenzaron a emigrar, otros en cambio buscaban un buen lugar para cobijarse del invierno. El viejo Vicent apenas había salido de casa en todo ese tiempo, el espejo lo había consumido casi por completo, estaba muy delgado y en el rostro lucía una barba blanquecina. Martina, su sirvienta, hacía un mes que se fue y no regresó.
Una mañana más, Vicent se dispuso a leer la revista de antigüedades, gracias a esa editorial había encontrado muchos de los artículos que había adquirido en las subastas. Estaba leyendo una reseña sobre un cuadro, en ella decía que había sobrevivido a varias catástrofes, entre ellas destacaba dos incendios y en lugares muy distantes el uno del otro. En un acto reflejo posó la mirada en el bosque que se reflejaba en el cristal. Arrugó el ceño, volvió la mirada hacia el ventanal, afuera la arboleda se agitaba con suavidad. Volvió la vista y entornó los ojos, no podía creer lo que su mirada le devolvía. Se levantó y se acercó junto al espejo, evitó ponerse delante para no obstaculizar la imagen que mostraba desde el exterior. Reflejado en el cristal, la arboleda tenía un color primaveral. A Través de la ventana, el verdor se tornaba amarillento, incluso en el suelo descansaban algunas hojas. Devolvió la mirada al espejo y lo contempló con cautela, no entendía qué estaba ocurriendo, veía reflejada una imagen que no era real. Comenzó a notar como su cabeza le daba vueltas y se sentía algo mareado. Retrocedió aturdido buscando una silla donde sentarse.
Quiso comprobar una vez más el exterior de la casa girando la cabeza. Su cuerpo se paralizó cuando se vio fuera de la casa frente al verdor de la arboleda. No sabía cómo había llegado hasta allí, apenas un par de segundos antes se encontraba en el salón y ahora estaba en el exterior mirando el bosque. Lo veía como hace unos instantes lo había visto reflejado.
Se giró sobre sí mismo, sus ojos se desorbitaron cuando quedó frente a una casa de gran tamaño. No tardó en reconocer la casa donde vivía y en donde se crió. Su pulso se aceleró aún más cuando se fijó en el ventanal, allí dentro había alguien. Tuvo que agudizar su mirada para reconocer al niño que le observaba sonriente. Habían pasado muchos años, pero recordó el día que su madre le compró esas ropas, ese mismo día su padre apareció con un espejo, el mismo que descansaba ahora en su salón.

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5 comentarios

  1. 1. barojo dice:

    Me estreno en esto del comentario de textos de compañeros con el tuyo y te pido disculpas si no lo hago del todo bien.
    En general, el relato me ha gustado mucho. Me parece que tu expresión es muy buena y el ritmo del relato adecuado. La información está bien dosificada, con alguna excepción, según mi opinión personal.
    Veo una incorrección en el uso de la palabra “decoro” (que es honor u honra) en lugar de “decoración” (¿ornato, tal vez?); una errata -A Través- las dos con mayúsculas; y un uso de tiempos verbales que me suena extraño: “Martina, su sirvienta, hacía un mes que se fue y no regresó” > Martina, su sirvienta, hacía un mes que se había ido y no había regresado.
    Te comento posibles lagunas en el argumento y digo posibles, porque tal vez he sido yo la que no ha captado el sentido:
    – El papel del subastador y de la sonrisa pícara. Si su función es la de indicar que el espejo tiene algo raro, creo que no lo consigue del todo. ¿Por qué la sonrisa es pícara y no orgullosa o satisfecha? En principio, Vicent no sabe lo que es el espejo. Si la función es solo marcar que había hecho una buena compra, sigo sin ver el adjetivo pícaro en esa frase.
    – El espejo es una antigüedad. ¿Ya era una antigüedad en la niñez de Vicent? Porque si el espejo tiene 50 años aproximadamente, yo no lo considero una antigüedad digna de ser subastada. Tal vez con algún adjetivo cuando aparece “el espejo de niño” lo aclararía.
    – ¿El espejo que compra no le resulta familiar a Vicent, si ha convivido con él durante su infancia? De nuevo, esto se aclararía rápido con una pequeña referencia al principio, cuando lo compra.
    – No me queda claro el poder del espejo en sí: ¿detiene el tiempo y es una puerta/ventana al pasado? ¿Vicent se va a quedar en el pasado? ¿La arboleda y la casa es la misma o son dos lugares conectados, como los del incendio? Creo que dejar la incógnita de qué hace el espejo exactamente no es malo, así pensamos en el relato después de leerlo.
    El relato es intrigante y está muy bien escrito. Piensa en mis aportaciones por si te convence alguna.
    Saludos.

    Escrito el 17 diciembre 2015 a las 17:36
  2. 2. Rinconillo y Cortadete dice:

    La historia nos muestra el poder de un objeto antiguo para para rememorar el tiempo y las imágenes asociadas a los momentos en que lo conocimos. La trama está basada en la atracción que le causa el espejo por sus características peculiares, centrándose al principio en su interés por el mismo, pero ocultando su vinculación a él, que supongo que era consciente de ella cuando lo compró. Bruscamente se llega, sin ninguna explicación, a saber que está obsesionado con el objeto, tanto que incluso se ha despedido la sirvienta, aunque no se indica el porqué. En mi opinión esta parte podría servir para crear más tensión trasformando la historia en algo dramático. Sin embargo, la intención del cuento es más bien amable, porque yo entiendo que todo lo que ocurre sucede en la imaginación del anciano. Ese espejo lo ha trasportado a la primavera, a su casa y a su juventud. ¿O quizás es el drama del retorno al origen cuando nos alcanza la muerte? De cualquier forma, es sugerente.
    Estoy de acuerdo en que el tiempo verbal de la frase “hacía un mes que se fue y no regresó” también me suena distinto al del resto del párrafo. En cuanta a dos pequeños fallos encuentro que “A Través” sería “A través” y “No tardó en reconocer la casa donde vivía y en donde se crió”, el tiempo pretérito de criar no lleva tilde.
    Me parece un buen relato, escrito con un tono poético, y aunque el final no queda claro, no le resta valor.

    Escrito el 17 diciembre 2015 a las 22:23
  3. 3. Ioakim dice:

    Hola, primero, decir que me ha gustado mucho el relato. Me encantan las historias donde se puede ver un paisaje y una descripción misteriosa de este y sinceramente el tuyo me ha encantado. Casi me puedo identificar a mi mismo en Vicent, observando el espejo y buscando antiguedades con las que poder decorar su hogar, pero el final me ha dejado un poco confuso, ¿viaja Vicent en el tiempo o simplemente el espejo le muestra su pasado? Me ha gustado mucho y me ha mantenido enganchado lo bien que esta narrado.

    Te invito a leer mi relato, es el número 14, un abrazo!

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 23:34
  4. 4. Caciba dice:

    Los espejos son objetos misteriosos, mágicos, casi siempre dotados de gran maldad. Nos transportan a otros mundos, al pasado y atrapan las almas de los más incautos.
    En este caso, todo es producto de la imaginación del anciano, como dice Rinconcillo y Cortadete. Cuando vio el espejo el recuerdo se activó en el subconsciente. Su obsesión con él, pienso, que se debe a la nostalgia del pasado y se acentúa cuando leyendo la revista el recuerdo se hace consciente y se ve en su casa siendo niño. Nostalgia del pasado provocada por el espejo como elemento de unión entre pasado y presente.
    Enhorabuena, me ha gustado y mantenido interesada.
    Un saludo

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 20:34
  5. 5. Leonardo Ossa dice:

    Hola A.R.Payán, la idea general que desarrolla tu historia es atractiva porque tiene un halo de misterio que de hecho genere cierta controversia entre los comentaristas. El espejo puede tener un poder mágico, puede ser un portal de evocación, pero en todo caso es tu expresión literaria la que nos permite imaginar los acontecimientos que nos narras.
    Feliz fin de año.
    Saludos

    Escrito el 22 diciembre 2015 a las 03:30

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