Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

EL MENDIGO GENEROSO - por DIASPORA

El MENDIGO GENEROSO

Eché un vistazo al reloj del celular, eran las once de la noche menos diez. Las calles estaban limpias de vendedores callejeros y solamente unas pocas personas deambulaban aún. De soslayo miré hacia atrás y tanta soledad agitó mis temores. Esto fue como un preludio de lo que me esperaba. Mis pasos se aceleraban al ritmo de mi corazón y yo ya no caminaba, trotaba. De vez en cuando alcanzaba algunos borrachitos. Cargaban improvisadas cobijas en busca de un escondrijo en la acera que les diera alojamiento por esa noche.
Cuando creía estar ya en un lugar seguro, de reojo miré que alguien salía de un bosque de cajas de cartón. Sus pasos desataron mi recelo, y todos mis sentidos entraron en alerta roja. En pocos minutos, ya casi escuchaba su respiración resoplando en mis oídos. Miré al frente y a la distancia, parecía que todos habían huido del lugar. El cortinaje acerado de los negocios formaba un infranqueable muro. Empecé prácticamente a correr. El desconocido hizo lo mismo detrás de mí, y ahora sí los pensamientos más espeluznantes recorrían cada espacio de mi cuerpo, y ya me imaginaba formando parte de las estadísticas policiales, y lo peor era que no estaba soñando.
Me detuve en seco cuando escuché la voz de mi perseguidor:
—Tengo un afilado puñal en la mano. Solo deme dinero y nada le pasará.
Por un instante pensé cuan riesgoso sería mirar hacia atrás para confirmar si era cierta su amenaza. En ese momento me hubiera gustado, al igual que un carro, tener un espejo retrovisor para salir de la duda.
Me animé a contestarle.
—¿Cuánto quiere?
—Que me alcance para comer algo hoy, ─me respondió en tono negociador.
—Le parece bien cinco mil colones, ─le sugerí─, y él muy apenado me contestó.
—Eso es mucho, me basta con la mitad.
Entonces filosóficamente razoné: ¨Generosidad con generosidad se paga¨. Me volví para enfrentarlo.
—Coja los cinco mil para que le sobre algo.
Hasta en ese momento pude mirar su cara. Era un joven de larga cabellera y profusa barba, tenía por vestimenta unos harapos que excedían el tamaño de su cuerpo. Agarró con cierto deleite el dinero y sonrió. Mientras se alejaba buscando su covacha, iba mascullando algunas palabras, quizá una oración de agradecimiento.
Dos cuadras después pude tomar un transporte público que me llevó a casa. Esa noche me dormí paladeando el sabor agridulce de esta experiencia, reflexionando que la justicia a veces ilumina los callejones más oscuros.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

13 comentarios

  1. 1. Isabel dice:

    Hola Diáspora.
    corrígeme si me equivoco,pero en la primera frase lo correcto sería decir “las once menos diez de la noche”, salvo que en tu país sea correcto decirlo como lo dices y yo lo ignore. TAmpoco sé que es “un bosque de cajas de cartón “.Faltaría una coma en “ahora sí, los pensamientos más espeluznantes” o bien omitir el “y ahora sí” y creo que quedaría mejor.
    Respecto al relato me ha gustado la historia que cuentas, es muy original, pues no te esperas que el mendigo sea tan benevolente.
    Está muy bien escrito y creo que consigues transmitir el miedo que pasa el protagonista cuando pasa por la calle.
    Espero que te haya servido de ayuda.

    Escrito el 17 diciembre 2015 a las 23:52
  2. 2. Wanda Reyes dice:

    Hola Diaspora, me a gustado mucho tu relato esta muy bien narrado y me gusto el hecho de que en vez de utilizar el bosque como normalmente se imaginaria, usaste lo del “bosque de cajas de carton”, todavia trato de imaginarme que es lo que veia el protagonista para asociarlo de esa manera, quizas las cajas estaban apiladas como estantes imprisados y un carton largo en el suelo hacia de cama.

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 00:14
  3. 4. Francis dice:

    ¡Hola Diáspora! Es un relato muy bien estructurado y ameno. Sabes conectar con el lector y transmitir las emociones. Es curioso cómo reflejamos el léxico de nuestro entorno y podemos llegar a saber la procedencia del narrador. Te lo digo por palabras como : celular, colones, carro… En Andalucía no las usamos. Gracias por recordar que estamos todos en la misma orilla a través de la palabra.
    ¡FELICES FIESTAS!

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 19:26
  4. 5. Christian Joseph White dice:

    La idea me resulta muy ingeniosa, pero debo confesarte, que el relato en sí mismo me parece precipitado: como si no hubieras tenido el tiempo necesario para escribirlo. O sea, todo sucede muy deprisa. Si bien es una idea bastante original (casi todos optaron por Blancanieves y cosas así) el relato sería muchísimo mejor si se hubiera desarrollado de forma debida. Pero en fin, es sólo mi opinión. Más allá de eso, la lectura es amena y la historia tiene buen ritmo. Felicitaciones. Hasta la próxima, Diaspora.

    ¡Saludos!

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 20:18
  5. 6. Isabel dice:

    Diáspora, muchas gracias por tus comentarios en mi relato. Efectivamente tienes razón, es castañetear.
    Te agradezco tus elogios, que aunque sinceramente son demasiado elevados, me motivan mucho para seguir aprendiendo y conseguir escribir cada vez mejor.

    Un saludo y gracias.

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 00:33
  6. 7. kilwa dice:

    Esta muy bien escrito. Buscando las palabras adecuadas con algún fallo de expresión.
    El problema que veo yo es que la historia no tiene recorrido y es poco creíble. Has empezado con un suspense que prometía Pero lo has diluido en dos frases.

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 09:52
  7. 8. DIASPORA dice:

    HOLA KILWA:
    La sociedad a veces arrincona a las personas y las deja en condiciones vulnerables. Hay mendigos de verdad y mendigos de mentira. Al que yo me refiero, es uno de verdad que a pesar de su miseria tiene un sentido de justicia. Su instinto de supervivencia lo empuja a procurarse el alimento, sin olvidar que los demás también tienen sus necesidades. Personalmente conozco un par de casos, y en ellos me he inspirado. Por eso creo que la justicia no solo está en los tribunales.
    Desde luego, te agradezco tu comentario. Lo tomaré en cuenta.
    Gracias Kilwa.

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 17:34
  8. 9. Manoli VF dice:

    Hola Diáspora. En su conjunto me ha gustado tu relato. Me asombró el uso de algunas expresiones que ya tw han mencionado, así como el hecho de que muchas frases rimen. Lo del “puñal afilado” lo dejaría en puñal. Por lo demás es de fácil lectura.

    Un saludo y felices fiestas.

    Escrito el 23 diciembre 2015 a las 01:49
  9. 10. Frida dice:

    Hola Diaspora, este mes estoy llegando tarde a todas partes; estoy de acuerdo con los pequeños detalles que te apunta Isabel y, yo añadiría que en la frase “Hasta en ese momento pude mirar su cara”, sobra la palabra hasta.

    En cuanto al contenido, otra vez has vuelto a sorprenderme gratamente. Muchas veces somos incoscientes de la miseria que nos rodea, ya no hace falta irse a África, sino darse una vuelta por cualquier ciudad para ver este tipo de personas caídas en desgracia. El que en tu comentario nos digas que te has inspirado en personas de verdad que se hallan o, han pasado por estas circunstancias, no hace sino aumentar el valor de la narración. Por el título, algo me sospechaba yo de la bondad o, justicia en este caso, del mendigo, aún así, a pesar de que no había sorpresa en este aspecto, la situación me ha tenido en vilo hasta el final. Lo que tú llamas justicia, yo lo llamaría una agitación de conciencia hacia la persona que ha sido “robada”, pues tras un suceso así, alguien que, aunque día a día quizás se queje de que lleva una vida mediocre y que no puede tener todo lo que desearía, se hace consciente de lo afortunado que es sin saberlo, pues muchos por tan solo tener cuatro paredes y algo que llevarse todos los días a la barriga, se considerarían bendecidos por todos los dioses habidos y por haber.

    Es una pena que el límite de palabras te haya impedido ahondar un poquito, tan solo un poquito más en ese sabor agridulce que el protagonista siente. Felicidades por tan buen relato, felices fiestas y, con ganas de más narraciones tuyas me quedo hasta el mes que viene.

    Escrito el 24 diciembre 2015 a las 09:33
  10. 11. Verónica Ortega dice:

    Qué tal Diáspora?
    Una historia con un tema, desgraciadamente, bastante actual. Es de fácil lectura y nos hace reflexionar sobre los mendigos y cómo actuariamos si estuviésemos en su lugar.
    Una cosa solamente: en la primera frase yo diría “eran las once menos diez de la noche”.
    Muchísimas gracias por tus palabras, aunque un poco exageradas me motivan para seguir practicando. Los deslices que me comentasteis entre todos los tuve en cuenta y reforme el texto.
    Felices Fiestas. Nos leemos

    Escrito el 24 diciembre 2015 a las 12:58
  11. 12. barojo dice:

    ¡Hola DIASPORA!
    Coincido con la opinión general, me ha gustado tu relato. El tema me parece muy interesante, invita a la reflexión, sobre todo, por las circunstancias actuales aquí en España.
    Me gustaría señalarte un par de cosas por si te ayudan:
    En primer lugar, puede que el título reste un poco de tensión al relato. Si ya defines al mendigo como “generoso”, el lector sabe que algo bueno va a suceder (otra cosa sería que al final no pasara nada bueno y fuese irónico).
    En segundo lugar, en la frase “fue como un preludio…”, yo quitaría “como”.
    Me parecen también acertadas otras cosas que te han señalado.
    ¡Felices fiestas!

    Escrito el 27 diciembre 2015 a las 09:13
  12. 13. DIASPORA dice:

    A todos los que han comentado mi relato, muchas gracias.
    Tengo muchas cosas que aprender debido a que Uds.me las han señalado.
    Espero leernos de nuevo el próximo año.

    Escrito el 29 diciembre 2015 a las 00:03

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.