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EL BOSQUE DE ENSUEÑO - por Meyle

Sus ojos se abrieron de golpe. No tenía un despertador que la avisara pero tampoco lo necesitaba. Empezó a estirarse más allá de sus límites, se disponía a saltar de la cama cuando la duda la detuvo.
– ¿Dónde demonios voy con tanta prisa?
Una mueca de hastío apareció en su semblante, hacía unos segundos un nuevo día se presentaba y ahora, era otro día más. Un día cualquiera de repente era cualquier día y eso bastaba para deprimirla.
Apartó las ropa con pesadez y tanteando con los pies sus zapatillas se incorporó. Avanzó despacio hacia el espejo de su armario, su intención era vestirse pero la imagen que apareció atrajo su atención.
– Puff!
Giró la cabeza, como si fuera posible que la silueta que veía perteneciese a otra persona.
– Siempre sola.
Contempló sus rasgos: una piel apagada y algo descolgada, unas profundas bolsas oscuras rodeaban sus ojos y el cabello corto se mostraba muy debilitado.
Cerró los ojos con brusquedad temiendo verse de nuevo. Ni siquiera abrió el armario. Volviendo sobre sus pasos se dejó caer en la desordenada cama; la mañana era fresca pero no sintió nada. Poco a poco se abandonó a sus recuerdos, uno tras otro se sucedían, todos tristes, amargos, hirientes.
Su respiración se fue ralentizando, un ligero sopor iba invadiéndola y sus sentidos dejaban la realidad para caer en una densa oscuridad que la envolvía.
Caminaba por una senda de tierra, era una noche cerrada sin luna, grandes arboles poblaban el camino. Había tantos que unos y otros parecían los mismos. El viento y las estrellas como únicos acompañantes. No sentía miedo por lo que su mente inventó unas cuantas sombras transmitiéndole el temor.
Apretó el paso, ese camino llegaría a algún sitio. Se daba cuenta de que estaba en un sueño. ¿Verdad? Dudó.
Su respiración se hizo más lenta, movimientos involuntarios de sus párpados denotaban una fase más profunda del sueño.
El camino serpenteó con ella, entre el silencio de ultratumba que imperaba oía voces que la llamaban. Comenzó a correr hacía ningún sitio, el bosque no se acababa y las ramas de los árboles la detenían, la abrazaban y la soltaba dejándola caer bruscamente. Su respiración estaba muy agitada, el sudor perlaba su frente y un grito agudo salió de su garganta mientras caía de bruces en la tierra húmeda y pringosa de aquel lugar.
Se quedó muy quieta, aguatando la respiración. El final estaba allí y eran sus vivencias cargadas de temores e indecisiones las que le habían robado el valor para luchar. Ese bosque era ella misma y no conocía otra cosa.
Así permaneció largo tiempo, tirada, con la nariz pegada al barro y sintiendo la humedad calándole su cuerpo a través de la tela mojada de su pijama. Haciendo un esfuerzo trató de arrodillarse pero sus piernas se negaron, estaban rígidas. En ello estaba, cuando sintió unos dedos en su espalda. Sus pulmones dejaron de respirar pero aún tuvo el aplomo de girar poco a poco su cabeza para ir al encuentro.
La visión la dejó aterrada, el espectro de la muerte se cernía sobre ella. Como en una película, vestía de negro y cubría su cara con una capucha no llevaba guadaña sino lo que parecía sendos botes de spray. Le recordó a un grafitero.
Terminaba de levantarse cuando observó como se alejaba de ella, mirándola desde la distancia como invitándola a seguirla. Lo hizo, que tenía que perder si ya estaba cansada de vivir. Descansar por fin era alcazar la paz
Durante un tiempo difícil de cuantificar siguieron caminando, a lo lejos se veía un muro interminable que parecía sería su destino. Una vez allí y sin más preámbulos, la muerte sacó de sus bolsillos dos botes de spray y poniéndolos en sus manos sin mediar palabra, la apremió a usarlos.
Quizá no fuera tan temible su infierno, estaría grafiteando por la eternidad: De una vida monótona a una muerte movida.
Un pitido insistente la llevó a la realidad. La alarma del despertador no dejaba de sonar, tanteando la mesita logró pararla y recordando el sueño sonrió, veía las cosas de otra manera, le había devuelto la alegría.
Aún sonreía cuando se paró en seco. Cogió el despertador y no vio los dígitos, dándole la vuelta comprobó lo que ya sabía, no tenía pilas. Hacía años que no funcionaba, lo tenía como reliquia. Siguiendo el hilo de sus pensamientos se miró el pijama, unas manchas negras y amarillas teñían la tela y olía a pintura. !!Estaba muerta!!

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5 comentarios

  1. 1. Jose Antonio dice:

    Me ha encantado, la historia esta conseguida, el relato bien creado y desde luego no esperaba ese final. Felicidades.

    Escrito el 17 diciembre 2015 a las 18:55
  2. 2. Saldivia dice:

    Saludos Meyle. Muy bien lograda la descripción de la mujer, deprime el solo imaginarla. Escritura ágil, algún gazapo por allí (alcazar por alcanzar, verbigracia) seguramente producto de la prisa. Y un final, redondo, sorprendente, como creo debe ser en un cuento corto. ¡Éxitos!

    Escrito el 17 diciembre 2015 a las 20:12
  3. 3. Caciba dice:

    ¡uf, Meyle, qué angustia! Cuando por fin me alegraba por ella ¡”me la matas”!

    Me ha gustado mucho mucho, has jugado con la tensión del lector/a, que no hemos sospechado ese final.
    Felicidades, muy buen relato.
    Un saludo

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 20:59
  4. 4. escritores anónimos dice:

    Bueno Meyle. Lo primero es felicitarte con el relato que has hecho, buen ritmo, descripciones conseguidas, y con final sorprendente incluido. Me gustaría poner algún que otro “fallito” que no tomaría muy en cuenta de ser tú:
    -Añadiría una coma tras el pero (1º línea) “no tenía un despertador que la avisara, pero tampoco lo necesitaba” le daría más ritmo a esta oración.
    -Cambiar el “las” por un “la” (8º línea) “apartó la ropa con pesadez”.
    -Poner signos de apertura de la exclamación (11º línea) “¡puff!”.
    -Incluir una coma tras la palabra “imperaba” (30º línea) “entre el silencio de ultratumba que imperaba, oía voces que la llamaban”.
    -No me cuadra mucho la frase “Sus pulmones dejaron de respirar pero aún tuvo el aplomo de girar poco a poco su cabeza para ir al encuentro.” ¿al encuentro de quién? No se debe dar por sobreentendido nada. (42º línea) Para arreglar esto creo que funcionaría mejor poner “para ir a su encuentro”.
    -Añadir una coma tras la palabra “capucha” (44º línea) “cubría su cara con una capucha, no llevaba guadaña” este cambio iría destinado al ritmo del texto.
    -Pasar al plural la palabra “parecía” (44º línea) “sino lo que parecían sendos botes de spray”.
    -Dos palabras a las que le falta un coma “que” y “como” ambas en el texto actúan como preguntas indirectas (46º y 47º líneas).
    -Meter entre dos comas la palabra “parecía” (49º línea)”a lo lejos se veía un muro interminable que, parecía, sería su destino” me parece que queda mejor, ya que, de esta manera, actúa como un comentario, y aporta más ritmo al texto.
    -Aquí es algo parecido a lo anterior, la finalidad es la misma, solo que con la frase “recordando el sueño” (56º línea) “y, recordando el sueño, sonrió”.
    -Y como último consejo, añadir los signos de apertura a la exclamación “!!!estaba muerta!!!” (última línea) Sería: “¡¡¡estaba muerta!!!”
    Como he dicho antes esto son solo consejos. No quiero quitarte las merecidas felicitaciones. ¡Feliz Navidad!

    Escrito el 22 diciembre 2015 a las 18:26
  5. 5. Leonardo Ossa dice:

    Hola Meyle ¿cómo has estado? la historia me ha sabido transmitir ese ambiente donde predomina la desolación y la desesperanza, me parece que has utilizado bien el vocabulario y que el relato tiene buen ritmo.
    Qué tengas feliz fin de año.
    Saludos.

    Escrito el 22 diciembre 2015 a las 20:27

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