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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Angustia - por Zarathustra

Doy un paseo entre los árboles de un bosque frondoso, mientras intento despejar mi mente y fingir que todo está bien. Llevo la mirada fija en el infinito de los pensamientos, inmerso en aquella breve historia que recordaré mil veces. Esa sonrisa, aquellos bellos ojos apenas cubiertos por su enmarañado cabello; todas esas hermosas tardes que pasamos juntos, y que a partir de ahora extrañaré. Me viene a la mente una imagen: ella y el hombre por quien tan fácilmente me reemplazó. El pecho me duele horriblemente, siento un nudo en la garganta, y las lágrimas comienzan a correr por mis mejillas.
No puedo seguir caminando en este estado; veo los restos de lo que alguna vez fue un árbol y allí me siento. Saco el relicario de mi bolsillo y comienzo a jugar con él, es igual al que le regalé por su cumpleaños. Lo abro, sólo para encontrar una fotografía suya de un lado y un espejo del otro. No presto demasiada atención a la imagen ya que la conozco de memoria, pero reparo en el rostro que me devuelve la mirada desde el reflejo. Un rostro pálido y desencajado, con ojos rojos y mirada perdida; es el rostro del hombre que constantemente se miente a si mismo. Siento asco, y en un acceso de ira, rompo el espejo contra una piedra.
Siendo franco, ella nunca me amó; no importa cuanto yo lo deseara. Sin embargo, nunca abandoné esa maldita esperanza, y continúe mintiéndome hasta aquella vez en que me dijo: "me das igual". Recuerdo lo raro que se sintió, una especie de vértigo, la sensación de caer infinitamente aún estando acostado. Ahora comprendo que no me falta su cariño, sino mi capacidad de amarla, ese sentimiento que pese a no ser recíproco me daba tranquilidad.
Ya no puedo soportarlo. Observo el destrozado relicario y los fragmentos de espejo esparcidos por el suelo. Sus afilados bordes me llaman persuasivamente, y no puedo hacer más que agarrar uno. Lo aprieto contra mi mano y observo maravillado como ese líquido rojo comienza a gotear. Excitado, acerco aquel filo a mi muñeca y comienzo a realizar pequeños cortes. Tal vez la adrenalina me quita el dolor, porque no me detengo hasta realizar un profundo corte en cada brazo. Las manos dejan de responderme, y el trozo de espejo cae al piso. Me relajo contra el tronco y poco a poco mi cuerpo se duerme. Oigo un zumbido, que en cuestión de segundos se transforma en un pitido, similar al tinnitus* que sufro.
Mis párpados comienzan a cerrarse lentamente, y lo único que veo es una extraña luz. Verde, rojo, azul. Silencio.
Lo logré, pero ahora no comprendo qué sentido tuvo. Terminé con todo por no poder soportar la angustia del vacío que no sé llenar, pero ahora me pregunto si éste comenzó cuando me alejó de su vida, o bien siempre existió y ella sólo supo llenarlo por un tiempo. Tal vez cualquiera pudo llenarme, completarme, curar mis miedos y angustias; o quizá debí aprender a completarme yo mismo… No sé, da igual, ya nada puedo hacer.
Después de un largo silencio abro mis ojos y me encuentro en el mismo bosque, encuentro los fragmentos del espejo en el suelo y mis brazos no tienen ni un rasguño. No fue más que mi imaginación; nunca tendré el valor de hacerlo. Me pongo de pie y cierro mi chaqueta. Lo que queda del relicario quedará ahí, olvidado, como ella, o eso espero. No sé qué haré, por ahora sólo llegar a casa antes de que anochezca.

*Tinnitus: Término médico correspondiente al hecho de oír ruidos en los oídos cuando no hay ninguna fuente sonora externa. Puede ser causado por situaciones de estrés por estudios, trabajo, entorno familiar, económico, social o exposición a ruido.

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12 comentarios

  1. 1. Bea dice:

    Hola Zarathustra:

    Vaya relato, me ha gusta mucho y al mismo tiempo me ha puesto un nudo en el estomago.
    Consigues que el lector se meta de lleno en la piel del protagonista y sentir toda su angustia y su agonía.
    Ten por seguro que has conseguido una lectora.

    ¡Felicidades nos leemos!

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 17:12
  2. 2. Luis Ponce dice:

    Hola Zarathustra:
    Escribes muy bien, el relato es ágil, convincente y no le sobra no falta nada.
    El tema es deprimente, depresivo, sé que hay lectores para eso y me imagino que muchos, pues el tema es recurrente en el taller.
    Te deseo lo mejor para el nuevo año.

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 16:42
  3. 3. Fabián dice:

    Esta muy bien escrito y es claro en todo momento, se entiende a la primera y se lee muy rápido.

    Es muy fácil reconocer en tu personaje a algún conocido, conozco a más de uno que va detrás de una persona que no siente lo mismo por ellos, y siguen detrás de ellas durante años sin darse cuenta de que el amor no funciona así. Gente que lleva eso de “El que la sigue la consigue” hasta el extremo. Gente que no para de darse contra el mismo muro por no saber estar sola, y que necesitan aferrarse a alguien.

    Pues eso, me ha gustado. Quizás lo único que no me convenció mucho fue el desenlace, que entra un poco en el tópico de “fue todo un sueño”.

    Escrito el 21 diciembre 2015 a las 11:21
  4. Zarathustra, estimado amigo:

    Tomé contacto con tu relato ‘Angustia’, tal como te lo prometí. Me llevé una sorpresa grata, desafiante y comprometedora. Aunque una mirada desprovista de profundidad pudiera encontrar en tu relato ‘una historia romanticona’ de entre tantas; sin embargo, no bien avanzadas unas líneas del inicio, me encuentro en medio de un relato propio de los anales de la psiquiatría.
    La primera impresión, luego de leído, me remitió a Werther de Goethe. Pero, luego de una segunda y tercera lectura, cambié de opinión; me pareció esta vez, a lo menos en gran parte del texto, la carta aclaratoria de un suicida a un juez o un atisbo de conciencia que le permite al protagonista auscultarse. Tal vez en esta última observación, el espejo juegue un rol importante y decisivo; pues, al verse reflejado en la contra-imagen, un nuevo golpe —más duro aún que el ‘reemplazo’— saca mediante el dolor a la luz, partes importantes del ser.
    Por otra parte la historia nos remite a una patología clínica asociada a un sentimiento amatorio unilateral; con carácter puntual, a la primera observación. Sin embargo, siguiendo el razonamiento del protagonista, nos vamos haciendo a la idea de que existe una larga antesala, larvada, de la enfermedad. Hay síntomas que lo van dejando claro: “Dificultad para enfrentar la verdad que se mantiene oculta e inmanifestada, protocolos de razonamiento que conducen al aislamiento con respecto a espacios vitales de la realidad, obsesión y esquivamiento de responsabilidad; y, por último, para no extendernos demasiado, están los dramáticos somáticos que terminan en llanto”. Sin duda tenemos un cuadro clínico y el afectado lo sabe o sospecha, es parte de su mentira.

    En el primer párrafo que corresponde al inicio, se huele a drama. Se abren expectativas dramáticas, charcos de sangre o algo por el estilo. Esta apertura ofrece y crea la posibilidad del ‘giro’ —bien logrado a mi parecer—, en el desenlace: ¿Quién pudiera imaginar que este sufriente desconcertado, al final del día y sin saber qué hacer, abrigara la idea peregrina de llegar a casa antes del anochecer?
    Excelente, nos cambia radicalmente la idea, que hasta ese momento nos habíamos formado. Se cumple así con una de las normas básicas del relato, matizada con una cuota sutil de ironía. Además con ello se ha conseguido un multifacético perfil del personaje que nos intriga y desconcierta.

    Podría terminar aquí; pero, hay algo más. Para abordarlo, cambiaré de ‘hat’ o rol, y adoptaré el de investigador forense. La cuestión estriba en la descripción detallada de la consecución del suicidio. Hay un personaje oculto, un genio maligno que se adueña de la voluntad del sufriente o más bien ‘paciente’ obsecuente que se deja hacer; y, le conduce por la ruta del auto-homicidio, consiguiendo de éste un cierto regocijo cuando exclama: ¡Lo logré!
    ¿Sabría este genio maligno de los tantos intentos fallidos que, precedieron la ocasión relatada? Porque, hay un aire de fracaso y frustración en la descripción que nos conduce directamente a la pregunta.
    También la ensoñación que luego se convierte en sueño, nos da que pensar y podremos entenderla como una experiencia en que, el protagonista ‘atraviesa un umbral o espejo’ que lo transporta a un universo paralelo, del cual retorna ileso. Tal vez allí —en ese otro universo—, la historia se cuente de otra manera, con un desenlace distinto…

    Escrito el 23 diciembre 2015 a las 16:18
  5. 5. beba dice:

    Hola,Zarathustra:
    Felicidades por tu penumbroso relato, bien enmarcado en la depresión del protagonista. Con un ritmo lento, de desgana total y profunda, apareció este amante desesperado, y le dio sentido al espejo.
    Muy buen manejo del lenguaje. Felicitaciones.
    Buenos augurios para las Fiestas.

    Escrito el 23 diciembre 2015 a las 19:10
  6. 6. Danna Novoa. dice:

    ¡Hola!
    Bueno…en realidad no soy muy buena haciendo reseñas, ni criticas, ni comentarios. Sin embargo, sencillamente voy a intentar decirte lo que sentí con tu relato y lo que pienso sobre él.
    La historia me gustó. Mucho. Y sobre todo porque esta contada en primera persona, lo que hace que el lector sienta cierta empatía con el personaje y se ponga bajo su piel. En lo personal la idea del suicidio imaginario estuvo perfecta, pero el final me resulto un poco…aburrido, no se me hubiera gustado algo inesperado, pero el resto del relato me encantó.
    Sinceramente, se me hizo una lectura muy fluida, sencilla y llena de angustia, depresión y…no se, yo amo las lecturas así (Soy un poco creepy xD) en fín…no puedo opinar sobre la estructura del texto porque no tengo muchas idea sobre signos de puntuación y eso (Tengo 15 me falta mucho)
    Espero te halla servido, un abrazo 🙂

    Escrito el 23 diciembre 2015 a las 22:43
  7. 7. Zarathustra dice:

    Gracias a todos por comentar.
    Este relato fue escrito en dos días, debido a falta de tiempo e ideas. Dudé mucho antes de enviarlo, pero me decidí al pensar que ustedes podrían ayudarme a pulirlo, y me alegra no haberme equivocado. Me disculpo por los errores de puntuación y redundancias, soy nuevo en esto, y espero que algún compañero pase a comentar los errores.

    Bea: Acabo de pasar por tu texto y me ha encantado, te dejé un comentario.

    Luis Ponce: Gracias, es alentador escuchar que a otros les gusta lo que escribes. Suelo escribir historias con un trasfondo filosófico o con alguna moraleja, siento que mi relato debe transmitirle al lector una idea que aporte respuestas sobre diferentes temas. Y sí, es deprimente, sucede que el anterior relato -el del lápiz mágico- tenía un final demasiado feliz para mi gusto, y la idea no terminaba de cerrar; es por eso que intenté hacer algo diferente.

    Fabián: Estuviste muy cerca, parte del texto está basada en una relación obsesiva que tuve hace poco menos de un año. No podría discutir tu forma de verlo, porque sí, es chocarse contra el mismo muro, pero es difícil cuando consideramos especial a dicho muro; no lo sé, aún no lo tengo claro. Por otra parte, tienes razón con lo del sueño, no termina de cerrar; al principio el chico moría, pero no transmitía nada, y además dejándolo vivo podía mostrar la realidad de muchas personas a las que el suicidio les pasa por la cabeza, pero que no tienen el valor para actuar.

    Alonso García-Risso: Me encanta como escribes. Es más, tengo pensado incluir un sabio en la novela que intento escribir, y definitivamente hablará como tú.
    Por otra parte, tu comentario es muy asertivo, incluso me hizo notar cosas que escribí rápidamente y no supe aprovechar. Éstas serían:
    1_ El golpe del reemplazo, y a continuación el reflejo de su propia angustia: Con esto intento darle un motivo al suicidio del personaje, él simplemente ya no puede soportarlo.
    2_La obsesión: Siento que me he equivocado en el pensamiento del personaje, parece que quién le habla al lector es una persona objetiva que ha tenido tiempo de analizar y justificar todo lo sucedido. Tal vez podría ponerle a la historia el “filtro” del personaje, su forma de ver la realidad, que él nos cuente según su opinión lo que sucedió. Y es que si hubo obsesión, probablemente el debería culparla a ella de todo, o al menos no hacerse responsable. Tengo dudas sobre si él acepta su enfermedad.
    3_Sólo quiere ir a casa: Esto ha sido a propósito. La idea es mostrar como el pensamiento de la muerte lo llena, para luego dejarlo en paz, y que él, acostumbrado a la misma triste y recurrente idea, crea natural pasar del deseo de vivir al de morir y viceversa, para luego continuar su vida e “ir a casa antes del anochecer”. Y tienes toda la razón, me agrada la ironía de ese fragmento, ya que desencaja del resto de la historia, y como bien dijiste, vuelve a ésta historia tan enredada como la mente humana.
    4_El genio maligno: ¡Excelente idea! No se me había ocurrido llevar a lo literario un personaje malvado que perturba la mente del protagonista, me parece una bella metáfora.
    5_Es buena idea representar el espejo como un portal, tal vez podría resolver el final del texto, el cuál no termina de convencerme y tampoco a algunos otros.
    Agradezco tu tan interesante comentario, y me pregunto si existe alguna forma de que podamos seguir compartiendo ideas sobre otros temas, ¿Conoces alguna manera?

    beba: Muchas gracias, aún quedan cosas que pulir, pero me alegra que te haya gustado.

    Danna Novoa: Tienes 15? No te preocupes, tengo 18 y considero objetivamente que tu relato es mucho más admirable que el mío. Es increíble como escribes, si ya lo haces de esta forma imagino que tus libros serán realmente interesantes. Tienes razón, el final se me ha hecho aburrido, eso sucede cuando haces las cosas a último momento; intentaré mejorarlo.
    Si no te molesta, quiero preguntarte dónde puedo leer más textos tuyos. Es que, “Alaska” me ha encantado, pero buscando en la página que dejaste en el taller no encontré ninguno.

    De nuevo, muchas gracias a todos por sus amables comentarios, les deseo una muy feliz navidad. Saludos, nos leemos.

    Escrito el 24 diciembre 2015 a las 02:39
  8. 8. Manoli VF dice:

    Hola Zarathustra.
    Tu relato, de corte intimista, se centra en la caracterización de un personaje a través de sus pensamientos. Has conseguido llevarnos en tu escena por los laberintos mentales del protagonista, la escena en la que este mira el retrato, rompe el relicario y se visualiza a sí mismo cortándose las venas, es muy realista y está contada al detalle. Describes la obsesión y excitación mental al decir que los trozos de espejo “parecían llamarle” de forma magistral, me ha recordado a Poe. Te felicito.

    Respecto a las mejoras algo he visto por ahí:
    -“Siendo franco, ella nunca me amó; no importa cuanto yo lo deseara” en esta frase suprimiría el “yo” porque ya está presente de forma implícita.
    -“abandoné esa maldita esperanza, y continúe mintiéndome hasta aquella vez en que me dijo: “me das igual”. Recuerdo lo raro que se sintió, una especie de vértigo”
    No entiendo este párrafo: ¿quién es el personaje que está hablando? ¿por qué habla en tercera persona de pronto?

    También el uso cambiante de los tiempos verbales:
    -Lo logré, pero ahora no comprendo qué sentido tuvo. Terminé con todo por no poder soportar la angustia del vacío que no sé llenar.

    Estás hablando en pasado: “lo logré” “terminé” y de pronto introduces el presente: “que no se llenar” tendría que ser que no “supe llenar”.

    Personalmente me ha gustado mucho ese final en el que haces creer al lector que todo ha concluido pero, sorpresivamente, el personaje sigue hablando con la posterior aclaración.

    Un placer leerte. No concuerdo en modo alguno a la hora de hacer un comentario sobre una escena con la costumbre de “juzgar” el tema. Se puede escribir sobre personajes depresivos, asesinos, alegres, generosos, malvados… cualquier tema es válido y lo que se ha de ver es la forma que tiene el autor de abordarlo, no buscar su identificación con lo que narra (al margen de que la tenga o no)

    Lo dicho, nos seguimos leyendo, Zarathustra, veo que eres muy joven y tus escritos prometen. Un saludo.

    Escrito el 26 diciembre 2015 a las 20:05
  9. 9. José Torma dice:

    Hola Zarathustra. Antes que nada, muchas gracias por tus valiosos consejos y correcciones a mi texto.

    El tuyo es intimo, nos llevas de la mano y sentimos todo lo que tu protagonista va sintiendo. La desesperacion del amor mal correspondido. Al final me encanto que no se suicidara. creo que la vida vale mucho la pena.

    Poco te puedo ayudar en lo formal. Yo me lo lei de jalon y si habia algo, no fue suficiente para hacer que me detuviera.

    Muchas felicidades.

    Escrito el 29 diciembre 2015 a las 00:08
  10. 10. Leonardo Ossa dice:

    Zarathustra ¿cómo has estado? Tu relato logra reflejar un estado de ánimo que muy posiblemente hemos transitado en alguna oportunidad. Me parece que has hecho un buen trabajo y que el final de la historia bien podría tener una interpretación distinta, no literal, como ya lo ha sugerido en su comentario el compañero Alonso García.
    Espero tengas un feliz fin de año y un 2016 muy próspero.
    Saludos.

    Escrito el 29 diciembre 2015 a las 22:42
  11. 11. Isolina R dice:

    Hola, Zarhatustra:
    Perdona que me haya pasado tan tarde por tu relato. Un problema familiar me ha impedido hacerlo antes como hubiera sido mi deseo. Pero como no quiero ser descortés con los que me comentasteis a mí, aquí estoy.
    Estoy de acuerdo con lo que te han sugerido ya los otros compañeros.
    Quiero sugerirte unas cuantas cosillas:
    1.- Si el lector puede buscar una palabra en el diccionario o en Internet, no hace falta que tú le aclares el significado. Solo tendría sentido esa aclaración si fuera un localismo y no se pudiera encontrar fácilmente. El lector “perezoso” tal vez no indagase, pero ese tipo de lector a ti como escritor no te interesa mucho. Y dado que aquí estamos en un taller para aprender a escribir, se supone que ninguno de nosotros somos lectores “perezosos”. Si desconocemos el significado de un término, nos molestaremos en buscarlo.
    2.- La distancia del narrador respecto a la historia que narra debe ser coherente. Si narra en presente los adverbios de lugar y los demostrativos estarán más cerca que si narra en pasado. Lo que choca un poco es que aparezcan mezclados sin ninguna razón los demostrativos “este”, “ese” y “aquel” o los adverbios “allí”, “ahí”, “aquí”, cuando pertenecen al mismo tiempo. En general si se narra en pasado convienen “aquel” y “allí”, y si se narra en presente “este” y “aquí”.
    En el primer párrafo de tu texto no hay tal coherencia porque usas unas veces los demostrativos de lejanía y otras veces los de distancia media: “aquella breve historia”, “esa sonrisa”, “aquellos bellos ojos”, “esas hermosas tardes”.
    Te pongo una versión sin esas incoherencias:
    “Doy un paseo entre los árboles de un bosque frondoso, mientras intento despejarme y fingir que todo está bien. Llevo la mirada fija, inmerso en la breve historia que recuerdo mil veces. Esa sonrisa, esos bellos ojos a veces cubiertos por el cabello enmarañado, esas hermosas tardes que pasamos juntos y que a partir de ahora extrañaré. Me viene a la mente una imagen: ella y el hombre por quien me reemplazó. El pecho me duele, siento un nudo en la garganta y las lágrimas comienzan a resbalarme por las mejillas.
    3.- Procura reducir los adverbios en “-mente”. Y sobre todo evita usarlos cerca unos de otros. Tienes cinco en todo el texto. Con dos o tres bastaría. Puedes sustituirlos por sinónimos.
    4.- Te sugiero que uses menos los posesivos “mi”, “mis”, “su”, “sus”. En las partes del cuerpo y en las prendas de ropa no son necesarios los posesivos, se pueden usar los artículos determinados. Por ejemplo: “Las lágrimas comienzan a resbalarme por las mejillas”, “saco el relicario del bolsillo”… ¿Hay alguna posibilidad de que el bolsillo en este texto pertenezca a otra persona distinta del narrador? No. Por eso no hace falta usar el posesivo.
    5.- No debes repetir palabras cercanas-. En el último párrafo tienes “encuentro” dos veces en la misma línea y más abajo “queda” y “quedará”.
    6.- Debes repasar el uso de la coma porque pones alguna que otra sin necesidad.
    7.- La palabra “solo” no lleva tilde nunca.
    8.- La palabra “aún” equivale a “todavía”, “aun” equivale a “incluso”. La pusiste con tilde en: “aun estando acostado” y no debe llevarla.
    9.- Has fallado en alguna otra tilde: “continúe” en tu texto debe ser “continué”, “observo maravillado cómo el líquido”, “a sí mismo”.
    Espero que mis sugerencias te sirvan.
    Saludos.

    Escrito el 14 enero 2016 a las 22:23
  12. 12. L.M.Mateo dice:

    Hola Zara:

    En primer lugar, pedirte disculpas por la tardanza.

    ¿Qué puedo decirte que no te hayan dicho ya los compañeros? El contenido es perfecto, sencillo, terrible…

    En el aspecto formal, ya te lo han apuntado casi todo, aunque añado que cuando citamos textualmente las palabras de una persona, se debe comenzar con mayúscula, por tanto “Me das igual”.

    Un abrazo. Cuando pueda me paso por el texto de este mes.

    Escrito el 22 enero 2016 a las 23:48

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