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Camino a la libertad - por Gemma Cuello

El autor/a de este texto es menor de edad

1

Capital Federal, Buenos Aires, Argentina.

Esa noche decidí que no quería vivir más. Me sentía incapaz de seguir soportando tanto dolor. No era la primera vez que pensaba en ello, pero nunca antes había tenido el coraje suficiente como para llevarlo a cabo. Había fantaseado mil veces con la muerte, con la sensación de abandonarlo todo y ser libre.
Estaba sola en mi departamento de Palermo, como todas las noches desde hacía un año y medio, cuando me mudé de mi casa paterna. El dolor y la soledad se habían vuelto mis únicos compañeros. Me habían ido consumiendo poco a poco, me habían ido robando el alma sutilmente, hasta dejarme vacía.
Tomé la decisión de suicidarme porque sentí que ya no podía más, que vivir así había dejado de tener sentido. Compré una botella de vodka, porque sabía que iba a necesitar una dosis extra de coraje para dar el golpe final, me serví tres vasos y me los tomé de un solo trago, sintiendo cómo el calor abrasaba mi garganta. Después, abrí la ducha, me desnudé y me metí dentro. Dejé que el agua recorriera mi cuerpo, apreciando la sensación de frescura en contacto con mi piel ardiente. El corazón me galopaba contra el pecho, pero yo me sentía tranquila.
No sabía si hacía lo correcto, pero no me importaba. Sólo necesitaba que el dolor acabara de una vez y para siempre. Necesitaba ser libre de la soledad y la tristeza.
Las manos me temblaban cuando agarré la navaja y la apoyé suavemente sobre la piel de mi muñeca. Apreté los ojos con fuerza y las lágrimas se fusionaron con el agua de la ducha. Presioné la navaja y sentí cómo el escozor se extendía más allá de la muñeca, hacia todo mi cuerpo. Nunca había sentido tanto dolor en mi vida. Solté un gemido y presioné aún más.
Abrí los ojos, empañados de lágrimas. Espesos regueros de sangre brotaban de la herida, y sentí como si el contacto de ésta me quemara. Mi mente se había callado, al fin, y lo único en lo que podía pensar era en el alivio que se apoderaba de mí, poco a poco. Cada instante que pasaba me acercaba más a mi libertad.
Empecé a sentir que me mareaba. La sangre brotaba con más fuerza y caía al suelo, mientras que el agua la barría. Los sollozos sacudían mi pecho. Sentía que el cuerpo entero se me estaba consumiendo entre llamas. El dolor me quemaba. Mis piernas flaquearon y caí de rodillas. La navaja resbaló de mis manos. Logré sentarme y apoyé la espalda contra la pared, cerrando los ojos con fuerza.
Sabía que el final estaba cerca. Mi tan ansiada libertad estaba a un paso de venir a buscarme. Dejé de sentir mi cuerpo, dejé de pensar. Simplemente me dejé envolver por el dolor y por el alivio.
Me dejé ir.
Pero no morí.

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9 comentarios

  1. 1. Seilof dice:

    Hola, Gemma:
    Me gusta tu relato o capítulo.
    En cuanto al reto creo que no hay cliffhanger como tal. Me cuesta ver una continuación de la historia, deberías haber mostrado alguna subtrama para ver por donde podría continuar la historia.

    Te propongo unas posibles mejoras: usas mucho el termino “quemar” deberías reducir su uso a una o dos veces en todo el texto.

    “porque sabía que iba a necesitar una dosis extra de coraje para dar el golpe final” esta parte no me ha gustado. Te sugiero que la reescribas.

    “Tomé la decisión de suicidarme porque sentí que ya no podía más, que vivir así había dejado de tener sentido.” No es necesaria esta explicación, es obvio que una persona se suicida por estos motivos. Habría estado mejor explicar como llegó a esa situación a esa visión perdida de la vida. Por ejemplo: la muerte de un ser querido, un desamor…

    Por último te propongo un ejercicio. Reescribir el texto y eliminar las ideas duplicadas. Pensar si cada frase aporta algo nuevo al texto o repite ideas. Al leer he tenido la sensación de que se repetían ideas. Quizá es lo que buscabas, pero a mí antes me pasaba lo mismo y desde que corregí esto, creo que mis textos han mejorado y fluyen mejor, dentro de mi limitaciones de aprendiz.

    Te invito a visitar mi capítulo y me comentes. Es el número 225:
    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-32/5024

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 09:22
  2. 2. Kurome dice:

    Me hace gracia que el texto sea para mayores de 18 años y que la autora sea menor de edad.
    Bueno, con respecto al texto… A mí me parece una buena narración la verdad. Es un gran retrato del suicidio visto desde la perspectiva de alguien desesperado. Refleja bastante bien la ansiedad de esa desesperación, y a la vez está relatado con un buen estilo literario.
    Me parece también que le das un ritmo apropiado al texto, a veces parándote en los detalles para dejar alguna que otra imagen poética. Sin embargo, algunas de estas imágenes no me acaban de gustar. Por ejemplo, ”las lágrimas se fusionaron con el agua de la ducha” o ”el corazón me galopaba contra el pecho”. No sé si estarás de acuerdo.
    Por lo demás, me parece un buen texto, aunque déjame decirte que creo que lo puedes hacer mejor, especialmente si evitas ciertas imágenes, y también si procuras que no quede tan vulgar (la frase ”El dolor y la soledad se habían vuelto mis únicos compañeros” me parece bastante poco original).
    Espero haberte sido útil.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 10:15
  3. 3. Seilof dice:

    Hola, Gemma:
    Después de escribir mi comentario, me he preguntado porque un menor de edad se le ocurre escribir sobre una persona que desea suicidarse.

    Si estás en un mal momento de tu vida lo mejor es que escribas sobre temas alegres. Te ayudara a ver que la perspectiva de la vida se intoxica con nuestros pensamientos. A veces vemos todo negativo y todo nos va mal. Hay días en los que somos optimistas y todo nos va bien. Muchas veces no es solo casualidad. Nuestra visión de la vida influye en como nos reciben las personas de nuestro entorno. No es lo mismo saludar a una persona con una sonrisa y un tono amable, que con una cara seria de pocos amigos.

    Una vez escuche en la radio que cuando sonreímos generamos endorfinas lo que nos provoca alegría y bienestar. Recomendaban forzar una sonrisa bien amplia durante todo el tiempo que se pudiera para mejorar nuestro estado de animo. Yo lo he probado y funciona.

    En el aspecto de la escritura recomiendan que si estás alegre escribas sobre temas tristes y si estás triste sobre temas alegres.

    Animo y sigue escribiendo.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 10:24
  4. 4. R. R. Gómez dice:

    Hola Cuello. Esperó que estes súper bien.

    Me gustó tu relato. La narrativa que utilizas es lo que más me ha gustado, escribes bien un con una sensibilidad que merece la pena leer.

    Desde principio me atrapó pero… Me recordó a un libro que leí y que bastante famoso es. Espero que hayas leído a paulo coelho y su libro “Veronika decide morir”. Ese fue el fallo: la historia ya se me parecía a algo. También, el final lo había dicho ” no morí ” hubiera sido mejor que dejarás esa pregunta para que el lector se quedara ¿Qué demonios le pasó?. Así hubiera volteado página a ver el segundo capítulo.

    Un poco de “brilar o hacer que brillen” las palabras, no le caería mal. Y esperó que tomes mis recomendaciones bien y no te ofendas.

    El tem del suicidio es un tema muy tratado, pero la forma y ese “sentir” nuevo, esa idea que se diferencié de las demás, ayudaría ha hacer tu novela. Tienes un punto fuerte, sólo tienes que investigar… Investigar y hacer los otros capítulos, que sé con antelación, que me puedes llegar a sorprender. Tu puedes :).

    Pasate por el mio. El 126 (o el de arriba) y deja tu comentario.

    Hablamos luego.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 10:27
  5. 5. Mariquita Fita dice:

    ¡Hola Gemma!
    Tu texto no puedo decir que esté mal. Te felicito porque en cuanto a la forma puedo decirte que está bien escrito, las oraciones correctamente separadas, está bien puntuado y acentuado, bastante bien la ortografía… sin embargo no ha conseguido engancharme. Tal vez porque el tema es demasiado tópico y podría expresarse con unas veinte palabras, el resto sobra, no añade información. No dices por qué deseas suicidarte, no consigues captar la atención del lector. Tal vez tengas que pensar primero qué es lo que quieres contar y luego contarlo sin más, quitar la paja, ir al grano. Te lo digo por experiencia. A mí también me pasa que me dejo deslumbrar por las palabras, me recreo en su sonido, me pierdo en bonitas expresiones huecas. A todos los que nos sentimos escritores nos encanta leernos en voz alta y decir: ¡Qué bien suena!”, pero en realidad ¿Estoy añadiendo algo nuevo? Te lo digo sin mala intención. Un abrazo.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 14:24
  6. 6. Gemma dice:

    Gracias por sus comentarios, voy a tener en cuenta las sugerencias para la próxima. Cometí el error de enviar el texto sin estar del todo conforme con él. Lo reescribí y me gustó más. Prometo comentar sus textos más tarde! saludos

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 20:22
  7. 7. Lullita dice:

    ¡Hola Gemma! leí tu relato y considero que no engancha porque eres joven y feliz. Cuando la gente piensa en el suicidio es porque se le han cerrado todas las puertas, se está confundido y aturdido. No se tiene tranquilidad y los pensamientos son erráticos.
    Cuando alguien piensa en el suicidio, se desea castigar al otro, muchas veces es un acto de venganza al pensar en la culpa y remordimientos de quienes te hicieron daño por lo cual coincido en que el motivo o motivos son importantes de aclarar.
    Aunque debo decir que me gusta tu estilo.

    Escrito el 21 febrero 2016 a las 06:44
  8. 8. werchy lam dice:

    Hola Gemma,
    Opino como Lullita. Además que tendrá que ver lo que una imagina para escribir, con su propia realidad. Por escribir sobre seres fantásticos no significa que lo seas o tengas contacto con ellos. Escribir es imaginar y uno puede darle rienda suelta a lo que le apetezca. Otra cosa es que se consiga veracidad, y si no de qué íbamos a estar todos aquí intentando aprender.
    La puerta ya está abierta para el segundo capítulo. Si no murió, quién la auxilio, y qué vino luego, pero eso no quita para que tengas que repasarlo, limpiarlo y tratar de no caer en frases hechas. Que el personaje actue y nos deje ver quién es por sus actos, no por sus pensamientos. No te rias de lo que te voy a decir, pero vuélvete loca con ella, que sea errática como te ha dicho alguien, que se balancee, que se meta en la ducha con calcetines, y con guantes, que tenga un TAC, vacíe su bolso ocho veces porque no está ordenado tal y como lo quiere dejar todo dispuesto..no sé descríbela
    Te voy a seguir de cerca.
    Soy el 228, hasta pronto

    Escrito el 23 febrero 2016 a las 00:40
  9. 9. Gemma Cuello dice:

    No escribí acerca del suicidio por casualidad. Sé lo que se siente porque lo viví en carne propia, aunque tenga dieciséis años. No creo que exista una forma universal de contar lo que siente alguien que decide morir, es algo muy difícil del poner en palabras. Sólo lo entiende quien lo vivió. Acepto que tal vez no sea veraz para ustedes, pero lo escribí lo más real que pude. Gracias por sus comentarios! Me gustaría reescribirlo y que lo leyeran, sus observaciones me han sido útiles.

    Escrito el 27 febrero 2016 a las 23:41

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