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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Cenizas en el viento - por barojo

Nada de lo que sucedió aquel día anunciaba la tragedia que cambiaría su vida para siempre. Hasta la hora de comer, los acontecimientos siguieron su rutina habitual. Como cada mañana, se levantó y fue al instituto, acompañada de su hermano pequeño. La mañana transcurrió entre el pesado caminar del segundero en el reloj y las risas escondidas tras los folios, para que no la viera el profesor de turno.
Durante el recreo, Blanca y sus amigas hablaron de las cosas de siempre: música, libros, la serie que estaban viendo… Nada podía hacerle suponer que la próxima vez que hablara con ellas, sería en el tanatorio.
Por fin sonó el timbre que marcaba el final de la última clase. Los alumnos huyeron del centro acompañados de un ruido ensordecedor, pero ya en la calle, la prisa con la que había salido se diluyó en la mirada de Andrés. Era su momento favorito del día, volver a casa con él. Sus cuerpos se acercaban y se alejaban en el lento caminar y las manos, a veces, llegaban a rozarse sin querer. Era emocionante.
En el ascensor, se miró en el espejo y se descubrió la mirada brillante y las mejillas sonrosadas. Sonreía pensando en el camino de vuelta a casa. Así se sentó a la mesa, en medio de sonrisas disimuladas y miradas perdidas en el infinito. Ni siquiera se fijó en que el sitio de su padre estaba vacío, que no llegaba a comer.
Poco a poco su mente fue aterrizando en el salón de su casa. Su madre se movía nerviosa de la cocina a la mesa, se sentaba y se levantaba mirando el móvil constantemente.

—¿Dónde está papá? —preguntó Luis.

Blanca se fijó entonces en el sitio vacío, en la cara enfadada de su madre y en la hora que reflejaba el móvil sobre la mesa. No era la primera vez que su padre se retrasaba en los últimos meses. Su cabeza voló entonces hacia la discusión que se avecinaba y quiso terminar de comer antes de que él llegara para encerrarse en su cuarto, ponerse los auriculares y escuchar música.
La comida terminó en profundo silencio, roto, únicamente, por el rechinar de los cubiertos contra los platos. Ya desde su habitación, podía escuchar el ajetreo de su madre recogiendo la cocina. Estaba enfadada, lo notaba en la fuerza con la que metía los platos en el lavavajillas y con la que cerraba las puertas de los armarios.
A las cinco su padre todavía no había llegado y Blanca percibió un cambio en la actitud de su madre, ya no estaba enfadada, sino preocupada. Llamaba por teléfono a los amigos de su marido e, incluso, a la policía y al hospital. Nadie sabía nada. Estaba pendiente de las noticias por si había habido un accidente. De pronto, una idea le vino a la cabeza. Se levantó y fue a mirar el cajón donde guardaban las llaves en el aparador, rebuscó un rato y cogió las llaves del coche.
Si alguien le preguntara a Blanca qué hizo la tarde en la que murió su padre, no sabría qué contestar. Una oscura nube de confusión cubrió el lapso de tiempo desde que su madre se marchó a la pequeña casa de campo que tenían en las afueras del pueblo y el entierro. No sabría decir quién le dio la noticia, ni cómo llegó al tanatorio. Pequeños flashes le vienen de repente, gente llorando y abrazándola, palabras de consuelo y ruido de pañuelos se agolpan en su cabeza. Una masa oscura de gente la rodeaba, diciendo palabras que ni siquiera llegaban a sus oídos. Una sensación de peso en la boca del estómago que la acompañaría mucho tiempo después.
Hacía calor, aunque era invierno, y los ojos, enrojecidos le dolían de tanto llorar. El olor a flores la mareó de camino al cementerio. Conforme pasaban las horas la vergüenza iba aumentando en su interior. No quería estar allí, ni ser la pobrecita hija del muerto, no quería ver a sus amigas y, por supuesto, no quería ver a Andrés. ¿Qué le iba a contar ahora en el camino de vuelta al instituto?¿Quién no se iba a enterar en el pueblo de lo que había pasado?

Ya en casa, después de los interminables días de duelo, Blanca rompió el silencio pronunciando en voz alta la pregunta que atormentaba a los tres:

—¿Por qué se ha suicidado papá?

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7 comentarios

  1. 1. Mariquita Fita dice:

    ¡Hola barojo!

    Me permito comentar tu texto porque veo que nadie lo ha comentado aún y porque tú te has molestado en leer y comentar el mío.
    Me parece un texto fascinante, muy bien escrito en cuanto a la forma, lo cual es de agradecer porque yo soy un poco maniática en cuanto a la ortografía y la puntuación (sinceramente, me disgusta mucho encontrarme aunque sea una palabra mal acentuada en un texto literario, o que pretende serlo). La expresión resulta pulcra y austera y describes muy bien los sentimientos que pueden cruzarse por la mente de una adolescente. En cuanto al contenido, es un tema muy válido, que da lugar a todo un mundo de especulaciones, incluso podría derivar hacia cualquier género literario: análisis introspectivo, recuerdos del pasado, novela policíaca, etc. En resumen, he disfrutado con su lectura y espero que sigamos leyéndonos. Un saludo.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 15:30
  2. 2. Seilof dice:

    Hola m Barojo:
    Coincido con Mariquita me ha gustado y está bien escrito.

    Me gustaría indicarte algunos aspectos a mejorar:
    -De repente nombras a Luis, pero no sabemos quién es. No lo has presentado. Con Andrés echo en falta algún detalle más en su entrada en el relato. Al final del texto ya no lo recordaba.
    -Tienes un despiste de tiempo verbal donde dices: “Pequeños flashes le vienen de repente” debería ser pasado. No le doy más importancia, solo que a mi me gusta que me indiquen esos despistes. El autor se vuelve ciego ante ellos de tanto leer su texto.
    – “ya no estaba enfadada, sino preocupada.” Es mejor mostrar que contar. Aquí cuentas como está la madre y a continuación lo muestras. Si borras esta parte el texto queda más limpio y se entiende igual. Lo haces más veces.
    Las líneas en blanco son para mostrar una ruptura en la narración, por ejemplo los que has puesto antes y después del diálogo, sobran.
    -Tengo la duda de si es el primer capitulo de una novela o un relato.

    Te invito a que visites mi texto y lo comentes. Es el número 225, te dejo el link:
    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-32/5024

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 15:56
  3. 3. Frida dice:

    hola Barojo. Empiezo remarcándote dos cosillas que he visto.
    -Al final del relato, he visto un cambio de tiempo:”No sabría decir quién le dio la noticia, ni cómo llegó al tanatorio. Pequeños flashes le vienen de repente, gente llorando y abrazándola, palabras de consuelo y ruido de pañuelos se agolpan en su cabeza. Una masa oscura de gente la rodeaba, diciendo palabras que ni siquiera llegaban a sus oídos.”, creo que el vienen deberías sustituirlo por un venían.
    -“en el salón de su casa. Su madre se movía”. Aquí hay una reiteración de su, creo que al principio con que digas: “en el salón de casa.”, la cosa se arreglaría.

    En cuanto a la narración, me ha gustado la historia que cuentas. Algo me olía de que al padre le había ocurrido algo, pero desde luego no me imaginaba el suicidio como una de las alternativas, he llegado incluso a pensar si puede ser que estuviese metido en algo sucio y que, el suicidio fuese no más que una tapadera.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 18:05
  4. 4. Lidia Castro Hernando dice:

    Muy buena historia, Baroja, Muy buena y atrapante. Los cambios de tiempos verbales que señala Frida, creo que podrías corregirlos fácilmente. Lo importante es la trama que vas urdiendo.
    Dos cosas que que atrevo a señalarte:
    ella va al colegio o instituto como lo llama, acompañada por su hermano menor. Este personaje de la historia desaparece de ahí en más y ella vuelve con su noviecito. Algo hay que hacer con ese personaje.
    Después: “Nada podía hacerle suponer que la próxima vez que hablara con ellas, sería en el tanatorio” creo que adelanta muchísimo la historia. Con la primer frase de la novela es suficiente para crear el suspenso. Podrías agregarlo al final.
    Bien el clima y todo lo que se refiere a puntuación, acentuación y demás. Promete muchísimo y me encantaría leerla una vez terminada

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 23:12
  5. 5. barojo dice:

    Muchas gracias por vuestros comentarios, me ayudan mucho.
    Luis es es hermano pequeño, pero coincido con vosotros en que debería expresarlo de otra manera, nombrar al hermano al principio y luego poner su nombre no queda claro. Del mismo modo, ampliar la descripción de Andrés o nombrarlo en otro momento sería conveniente para que nadie lo olvide.

    Lo del tiempo verbal no es un despiste, pero no ha quedado bien. Se supone que en un momento presente, después de muchos años, no es capaz de reconstruir ese momento. El problema veo que está en que, como luego vuelvo al pasado, no se ve bien. Modificaré también esa parte.

    Lidia, lo del tanatorio es intencionado. Quiero que el lector sepa que algo ha pasado, la sorpresa es la forma de morir.

    De nuevo, muchas gracias a todos. 🙂

    Escrito el 22 febrero 2016 a las 10:39
  6. 6. Tucci dice:

    Hola Barojo!

    Tu texto me ha encantado, me atrapó en el segundo que empecé a leerlo y quede totalmente enganchada. Lo amé!

    Quisiera decir que la inconclucion del momento en el que Blanca se entera que le pasó a su padre, me ha encantado.

    Lo único que remarcaría son los cambios de narrador.

    Esperó que mi opinión te haya servido de algo!

    Escrito el 25 febrero 2016 a las 05:31
  7. 7. Nina Latte dice:

    Hola barojo, te devuelvo la visita (un poco tarde).

    No quiero repetir lo que ya han dicho los compañeros. Solo insistiría en profundizar en algunos personajes, porque la historia lo merece. El ritmo y el estilo están muy cuidados; y mantienes muy bien la intriga, desvelando lo justo. Enhorabuena.

    Escrito el 4 marzo 2016 a las 21:21

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