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EL VIAJE - por CARMEN SERRANO

Era ahora o nunca. Cogió el hatillo con la ropa que iba a necesitar y salió de la posada. Fuera la noche la recibió entre gotas de lluvia y un fuerte viento. ¿Presagio de lo que la esperaba? La humedad hizo que temblara y se envolvió con más fuerza en la capa. No era momento de echarse atrás. Había tomado una decisión y nada ni nadie la haría cambiar de opinión.
Amaba a sus padres pero no quería casarse con el Sr. Dalton. Sí, sabía que era un buen partido cualquier muchacha casadera habría aceptado aquel matrimonio con los ojos cerrados. El Sr. Dalton era un joven con un importante patrimonio y muy influyente en la alta sociedad londinense. Algún día ocuparía un asiento en el parlamento como decía su padre. Se le ofrecía una gran posición y una gran fortuna. Pero ella no quería ser la amante esposa dedicada al cuidado de los hijos y de la hacienda, envuelta en tafetán y recibiendo visitas a la hora del té. Apreciaba demasiado su libertad, su independencia personal. Quería escoger su destino y conocer los asuntos mundanos por sí misma sin que nadie se los contara y un matrimonio ventajoso no entraba en sus planes.
Después de analizar la situación su única salida era huir. Huir en el primer barco que zarpara rumbo a cualquier parte. Debía poner tierra por medio. Cogió ropa de uno de los sirvientes de la casa y se cortó el pelo. Viajaría como grumete. Había llegado a la posada hacía una semana y se informó sobre los barcos que partirían en los próximos días. Solicitó trabajo en cada uno de ellos sin suerte hasta esa misma mañana, en la que atracó una goleta de dos palos para recoger víveres y que saldría al amanecer. La casualidad hizo que el joven aprendiz de marinero que venía hubiera enfermado y allí estaba ella para sustituirlo. No tuvo que esforzarse mucho para convencer al suboficial para que le empleara necesitaban un nuevo mozo con urgencia.
Cierto era que la noche se había presentado desapacible pero estaba resuelta a seguir con su aventura. Se adentró en la oscuridad en dirección al puerto, tuvo un instante de vacilación cuando se encontró frente al barco pero no, debía continuar. Ella era la única dueña de su destino.

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4 comentarios

  1. 1. Andrés Scribani dice:

    Hola, Carmen.

    La historia se entiende muy bien, no surge ninguna pregunta. Solo percibí unos pocos detalles que se podrían mejorar, te los menciono a continuación:

    -“sabía que era un buen partido cualquier muchacha casadera” — Falta una coma. «sabía que era un buen partido, cualquier muchacha casadera»
    -“que nadie se los contara y un matrimonio ventajoso no entraba en sus planes.” — Falta una coma. «que nadie se los contara, y un matrimonio ventajoso no entraba en sus planes»
    -“su única salida era huir. Huir en el primer barco” — Cuidado con la repetición de palabras, utiliza sinónimos para evitarlo.
    -“al suboficial para que le empleara necesitaban un nuevo mozo” — Falta una coma. «al suboficial para que le empleara, necesitaban un nuevo mozo»

    Hasta una próxima ocasión. Saludos.

    **Mi relato es el 195. “¿Por qué #$!@ tu perro me dice esas cosas?” -> https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-32/5108#comment-71589

    Escrito el 18 febrero 2016 a las 23:11
  2. 2. Roger/NHICAP dice:

    Hola Carmen,
    Me ha gustado la claridad y sencillez de tu narración, se entiende muy bien. Sin embargo, en mi opinión, este primer capítulo debería conseguir “enganchar” al lector. No se trata de explicar los sentimientos sino de que el lector llegue a experimentar aquello que tu has tratado de transmitir, y en esto hay mejoras.

    Yo modificaría algunas cosas:
    -No descubriría el sexo de la persona que huye de casa hasta que llegase a la goleta. Narraría en indefinido: huía, caminaba, se asustó,…
    -Tampoco contaría el motivo de la huida tan pronto y solo citaría al final que no podía casarse con el sr. Dalton. Dejaría las razones, su previsible forma de vida como mujer de Dalton, para el segundo capítulo.
    -Ahora me limitaría a narrar la huida en una noche lluviosa,de tormenta y relámpagos “que iluminaban la noche oscura como la piel de un gato negro”, caminando por callejuelas solitarias y mal iluminadas, de barrios peligrosos….También incluiría un encuentro con un par de malechores borrachos….y que al llegar al muelle alguien que la había reconocido vio como subía a la goleta.

    En definitiva, trataría de narrar mostrando más que explicando (la palabra y la imagen van unidas inevitablemente). Trata de crear una atmósfera de intriga para atraer al lector.

    Espero que estas sugerencias sean útiles, al menos que te sirvan para conocer otra visión sobre el comienzo de una novela.

    Hasta otra ocasión, un abrazo

    Escrito el 18 febrero 2016 a las 23:57
  3. 3. Carmen Serrano dice:

    Gracias por vuestros comentarios. Desde luego que los tomaré en cuenta para enriquecer el texto.

    Escrito el 20 febrero 2016 a las 03:45
  4. 4. beba dice:

    Hola, Carmen:
    Será, sin duda, una bonita historia romántica; pero comparto los comentarios que te han hecho hasta ahora sobre la necesidad de no contarlo todo como si se tratara de un cuento completo.
    Acerca de las comas que te señala Andrés, pienso que debieran ser punto y coma; si lo lees en voz alta notarás, en ambos casos, que ya terminaste la primera idea, y la segunda la complementa en forma extensa; es una nueva suboración, con su propio verbo.
    Por lo demás abres camino para muchas aventuras; ojalá logres quiebres originales para tu historia.
    Saludos. Adelante.

    Escrito el 1 marzo 2016 a las 02:20

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