<< ¿Hola? >>, le escribo a Archie. El hombre no contesta hasta después de tres minutos. Dos de esos minutos me dio visto. ¿Cómo se atreve? <<Tengo una cita>>
Entonces se digna en contestarme.
<< Cuéntame, ¿Embarazaste a la chica? ¿Quieres alojarte en mi casa? ¿Quieres dinero para el restaurante? ¡DIME! >>, y acompañado con ese mensaje van muchos emoticones del mono que se tapa los ojos. Esbozo una sonrisa y le contesto.
<<Nada de eso. No sé dónde llevarla>>
<< ¿Al cine? >>, me imagino su voz con un tono que transmite mucho aburrimiento.
<<Muy oscuro. Estaba pensando llevarla al museo, ¿Qué te parece? >>
<<Eso sería una vergüenza para todos nuestros antepasados, los supuestos monos. Y ellos te van a estar mirando decepcionados mientras hagas un aburrido recorrido con tu chica en un museo. Es chica, ¿no? ¡Un museo!>>
<< ¿Eso es un no? Es que es algo de lo que sé mucho y me gustaría sorprenderla con todos los datos que… (Dejaré de hablar en este punto de la frase porque sé que, si estuviéramos conversando cara a cara, tú ya me habrías interrumpido)>>
<< Tú si sabes. Bien, eh… sabes mi opinión de que lleves a una chica a un museo, a la casa de tu mamá o a la de tu abuela, a una exposición, etc. ¿Por qué no la llevas a Starbucks?>>
<< ¿Starbucks? ¿Y tener wi-fi gratuito? No. Cuando el internet está de por medio, existe la posibilidad de que ella se centre más en Instagram que en mí.>>
<< ¿Viste el nuevo logo de Instagram? Puaj>>
<< ¡Ayúdame! >>
<<Bien. Eh… ¡La playa!>>
<<Sabes lo quisquilloso que soy con la arena…>>
<< ¿Al teatro? Es sofisticado. ¿A un bar? Muchas cosas pueden pasar. ¿A un restaurante cómo todos?>>
<<Es que quiero ser innovador>>
<< ¿Sabes qué?>>, me pregunta.
<< ¿Qué?>>
<<Llévala al pinche museo, verás cuan innovadora será tu cita>>.