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¿Dónde está tu doble? - por Aimée

Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte y pienso que es del todo cierto. La mayoría no sabe dónde está el suyo, puede que esté en la otra parte del mundo, pero también puede estar muy cerca.

Cada domingo Carlos rellenaba el casillero de los siete días de la semana con las correspondientes pastillas que debía tomar mañana, tarde y noche. Algunas eran tan pequeñas que a veces se le escurrían de los dedos y acababa arrodillado buscándolas por el suelo. Por suerte, la mayoría eran de colores o formas diferentes y, con los años, había aprendido a distinguir el lugar que debía ocupar cada una de ellas.

Todas las mañanas después de desayunar tomaba la amarilla cuadrada, dos blancas alargadas y una azul completamente redonda. Al salir, cogía la casilla de la tarde y la guardaba en el bolsillo derecho de su abrigo. Debía tenerla a mano para tomarla después de comer en la oficina.

Un martes al salir del trabajo se quedó con unos compañeros y su hermano tomando algo en el bar de la esquina. Nunca se había quedado con ellos pero su hermano, que le había contratado hacía unos meses, le animó a conocer más a sus compañeros y a despejarse un poco.

Carlos había tomado un par de cervezas sin alcohol y los chicos iban ya por la tercera ronda de cubatas cuando su cuñada y su amiga Elia se sentaron con ellos.

Se perdió en sus pensamientos. El día que conoció a Elia le pareció perfecta. No era muy guapa ni tenía un cuerpo de escándalo, pero lucía siempre una sonrisa muy tierna. También su olor le gustaba, algo dulce y ácido a la vez, atrayente. Habían coincidido en varias ocasiones, nunca a solas. No le parecía conveniente ni pensaba que podía parecérselo a su hermano.

— ¿Te apetece que nos vayamos? Conozco una tasca dónde sirven las mejores tapas de Barcelona. — dijo Elia devolviéndolo a la realidad.

Cenaron, rieron y Carlos se sentía increíblemente bien. La llevó a casa, Elia le invitó a subir y no se lo pensó.

A la mañana siguiente Carlos pasó por su casa a ducharse y cambiarse de ropa. Desayunó, y al coger el pastillero vio que aún quedaban los medicamentos de la noche anterior. Iba a tomarse la pastilla cuadrada y amarilla cuando pensó en que había pasado la mejor noche de su vida sin necesidad de ninguna ayuda médica. Cogió el casillero de la tarde y lo metió en su bolsillo. Después de comer decidiría qué hacer.

Elia le envió un mensaje invitándolo a comer. No pudo resistirse, estaba deseando verla y sólo hacía unas horas que se habían despedido.

Al salir del trabajo volvió al apartamento de Elia. Quería tocarla, besarla, olerla, repetir la noche anterior. Se sentía más vivo a su lado.

Se vieron durante un mes y cada día era mejor que el anterior. Carlos no había vuelto a tomar ningún medicamento y se sentía mejor que nunca. Parecía imposible, pero aquella mujer le estaba curando. Se lo explicaría a su psiquiatra en la próxima visita. Al fin era feliz y sin pastillas.

Llamó un par de veces a Elia y le dejó un mensaje en el buzón de voz. Era extraño, dos días sin saber de ella. No recordaba que hubiera pasado nada malo la última vez que la vio. Necesitaba estar con ella, ver su tierna sonrisa y tocar su suave cuerpo. No podía esperar.

Fue al piso de Elia, tocó el timbre y no hubo respuesta. Una mujer mayor le dejó pasar cuando ella salía. Subió las escaleras de dos en dos y golpeó la puerta, una, dos y tres veces. Nada. Elia debería estar allí, siempre estaba en casa a esa hora. Escurrió la espalda por la puerta hasta quedar sentado en el felpudo. Notó un leve tintineo en su bolsillo y extrañado metió la mano. En el lugar que había ocupado la casilla con las pastillas de la tarde durante muchos años había unas llaves.

Las reconoció al instante. Se levantó de golpe y abrió la puerta. El olor que emanaba le echó para atrás. Conteniendo las arcadas entró y vio una nota pegada en el espejo de la entrada. No reconoció la letra con la que estaba escrita. Era la mía.

«Lo siento, no me gustaba esta mujer.»

Y es que el doble de Carlos está tan cerca que lo lleva en su interior y en unas semanas me ha devuelto un poco el control.

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10 comentarios

  1. 1. Ebea dice:

    Ante todo, felicidades por tu escena tan lograda.

    Esta es la segunda vez que participo así que pido disculpas si no emito valoraciones muy profesionales o consideras que no son muy acertadas.
    Paso a las valoraciones;

    El texto me ha encantado y me ha tenido en vilo en todo momento.

    La revisión ortográfica… soy la menos indicada para hacerlo, pero creo que en los diálogos no va el punto antes del guión largo ni cuando hay un verbo discendi… igual puedes darle un repaso (yo tengo que hacerlo cada vez que repaso y aún así se me cuela la mayor…)

    Tanto el ritmo de las frases como de los párrafos me resultan muy fluidos aunque creo que el último párrafo necesita una pequeña revisión porque no transmite la contundencia necesaria. Me atrevo a pensar que pueda ser por el discurso, yo quizás intentaría poner algo en este estilo;
    “Y es que el doble de Carlos estaba tan cerca que lo lleva en su interior. Y sólo en unas semanas le había devuelto el control.”
    No sé, este párrafo tampoco es que lo mejore mucho(no soy muy buena en esto), pero cambia ligeramente tu expresión y pienso que se acerca más a lo que intento decirte con transmitir la contundencia de lo que expresas…
    No sé, no me hagas mucho caso, a mí tampoco es que me guste mucho que me cambien cosas de mis textos…

    De todos modos, salvo ese párrafo final que te indico, me gusta mucho en general tu texto, entiendo que la separación de párrafos y la harmonía de los mismos está correcta y… hasta donde yo entiendo (que es poco) no le veo más que añadir.

    Mi más sincera enhorabuena, me ha gustado mucho.

    Escrito el 17 noviembre 2016 a las 18:40
  2. 2. Bea dice:

    Hola Aimée:

    Tu relato me ha atrapado desde el primer momento.
    El final me ha encantado y la escena en la que el prota busca a su chica me ha parecido increíblemente visual y descriptiva. Le has conseguido aportar el suspense justo y te ha quedado muy bien.

    Si te apetece yo estoy en el 86.

    Buen trabajo, ¡Felicidades!

    Escrito el 19 noviembre 2016 a las 12:13
  3. 3. Ane dice:

    Hola Aimee, me he acercado por aquí para leer tu texto.

    Es una historia que justo se desvela al final, lo cual, me parece interesante puesto que crees que los derroteros irán por un sitio pero luego te llevas una sorpresa.

    Cómo sugerencia yo igual le habría dotado de más comas para enfatizar alguna frase.

    Me ha gustado.

    Saludos.

    Escrito el 19 noviembre 2016 a las 15:27
  4. 4. Aimée dice:

    Gracias por vuestros comentarios.

    Ebea, es mi segunda participación también. Agradezco tu comentario y repasaré los diálogos, seguramente tengas razón. Sobre el último párrafo, tienes razón, no me convence, le falta algo, pero quería marcar que el narrador es la doble personalidad del protagonista y cerrar como había iniciado el relato. Le daré vueltas a ver qué se me ocurre.

    Ane, tomo nota de tu sugerencia, lo tendré en cuenta.

    Gracias!

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 20:54
  5. 5. Menta dice:

    Hola Aimée: Me ha gustado mucho tu relato. Tu forma de narrar, la sencillez con que dices todo lo importante, etc., etc. El final, el desenlace es genial. Este mes encuentro muchos psicópatas y enfermos mentales en los relatos ¡Que miedo!
    Te doy las gracias por haberlo compartido con nosotros. Hasta el próximo mes. Menta

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 21:46
  6. 6. SBMontero dice:

    Hay como una mezcla entre La Tregua y El hombre que amaba las flores. Lo que acabo de decir es una blasfemia de tal tamaño que, estoy seguro, a Benedetti y a Stephen King les habría encantado el relato.

    Tiene algún problemilla de forma y alguna que otra cosilla que hace lo hace flojear, un poquitín, eh, pero nada que no se arregle con tonterías.

    Es muy bueno y lo digo en serio.

    Sigue escribiendo… por favor.

    Un saludo.

    Escrito el 23 noviembre 2016 a las 23:34
  7. 7. Jean Ives Thibaut dice:

    Hola Aimèe.

    Me ha gustado mucho tu relato. Lectura ágil y plagada de imágenes.

    El final un poco predecible pero bien planteado y quizá un poco precipitado.

    Un placer pasear por tus letras a estas horas.

    Nos seguimos leyendo.

    Relato número 18.

    Escrito el 23 noviembre 2016 a las 23:49
  8. Hola, Aimée,
    Ante todo, agradecerte tu visita y tu comentario constructivo. Me ha gustado mucho tu historia y el manejo que has hecho del efecto sorpresa a medida que avanza ael texto. Todo es demasiado bonito para que dure. Uno es vagamente consciente de esto mientras va leyendo acerca de la fantástica curación del esquizofrénico que ha dejado de tomar las pastillas, gracias al poder terapéutico del amor. Algo en el cerebro se mantiene alerta pues en el fondo no somos tan “naïf” como para pensar que acabará así el cuento, pero bajamos un poco la guardia sin embargo… hasta el momento en que la chica deja de contestar. Ahí ya abrimos todos los sensores porque presentimos el desastre: algo muy muy anómalo está ocurriendo. El final que has imaginado es de película, haciendo que el narrador sea el asesino, o sea el antagonista, el doble del personaje descrito en la escena. ¡Redondo! Un 10 en creatividad y en redacción. Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 25 noviembre 2016 a las 19:51
  9. 9. Claudia E. dice:

    Hola Aimée:

    El rumbo del relato ha hecho que me guste. Al principio, todo era demasiado cotidiano, pero que el mismo Carlos sea un asesino a causa de su enfermedad mental y ni recuerde cómo actúa estando sin tomar medicamentos, aporta un indudable interés a la historia. Me ha hecho recordar ligeramente a “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde”.

    Tu relato bien puede ser una introducción para una historia más larga.

    Un saludo!

    Escrito el 27 noviembre 2016 a las 02:51
  10. 10. Aimée dice:

    Agradezco mucho vuestros comentarios, son de gran ayuda para aprender. Espero ir mejorando poco a poco y llegar al nivel que tenéis.

    Nos leemos en la próxima escena.

    Gracias y saludos.

    Escrito el 1 diciembre 2016 a las 11:01

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