EL VIEJERO CANTOR - por Jose Mª Briones

EL VIAJERO CANTOR.

Por fin llego al campamento. Había recorrido miles de kilómetros a través de áridos desiertos, altas montañas y profundos valles; miles de millas atravesando los siete mares.
Llegó al país donde la nieve muere, el sol brilla más y las tinieblas son cortas; el mar es tranquilo, azul y sereno; los ríos cantarines con aguas cristalinas fecundando inmensos campos, donde los arboles ofrecían cobijo y protección, regalando los frutos que cuajan sus ramas. El país donde el llanto se hacía canto,donde el poeta descansa.
Se adelantó al Sol. Observo las estrellas y comenzó a cantar. El astro rey le sonrió mientras comenzaba a elevarse en el horizonte escuchando su cancion Desplegó sus alas y comenzó a volar. El campo allá abajo, resultaba un maravilloso mosaico de colores en aquella mañana soleada y fresca a finales de la primavera.

Allá, a lo lejos, el señor buey tiraba del arado.Descendió hasta él dándole los buenos días con una canción. El buey mugió agradecido tirando con más fuerza.

En un cercado próximo, un esbelto alazán trotaba libre y alegre, exhibiendo al mundo su hermosura. Revoloteando sobre él le canto agradecido por poder contemplar su belleza. El caballo relincho desapareciendo al galope por la pradera verde que se extendía ante él. Se adentró en el bosque. El riachuelo risueño y saltarín le ofreció su agua fresca y clara para saciar su sed. Se unió a la musica del agua cantando juntos. Siguió su camino.Observo al leñador dando las gracias al árbol, que con una de sus ramas, le había proporcionado la madera para el hacha con la que se disponía a cortarlo. Se acercó a ellos y les canto. El árbol le dio sombra y cobijo. Luego sus ramas comenzaron a estremecerse bajo los golpes del hacha.
Alzo de nuevo el vuelo cantando al viento porque gracias a él podía sostenerse y volar.

Bajo a la era, comió del grano esparcido en la tierra y volvió a cantar. Sobrevoló el estiércol, que guardaba el jardinero con el que fertilizaba las rosas, que ofreferian de su perfume a los viajeros. Se posó sobre el tejado de un caserío y canto a los niños que le sonrieron mientras jugaban en la era.
Voló durante todo el día cantando por cada villa, río, valle, montaña y bosque que encontraba en su camino.
Había sido creado para alegrar a la gente con su canto y era feliz haciéndolo. Al atardecer agotado por tan largo viaje, se posó en la rama de su amigo el roble, lleno de buenos recuerdos. Unos ojos negros, profundos, vacíos, sin mirada, se dirigieron hacia él. De ellos broto fuego… luego un estruendo. Sintió miles de picotazos que despedazaban su grácil cuerpecillo. -¡Hombre!… ¿Por qué me has matado?…¡Solo quería cantar para ti!…Aunque sin embargo, gracias a ti, ahora puedo volar y cantar más cerca de Dios. <<Si vivir es correr tras la perfección y felicidad, alcanzarlas es morir>>

“Los animales son de Dios. La bestialidad es humana”.( Víctor Hugo)

José Mª Briones