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Doce años de tormento - por Helena Sauras

Web: https://rodoreda.wordpress.com

A Dora y a Pablo les gusta bailar el tango todos los viernes en su salón. Pero hoy Dora se aproxima peligrosamente hacia la escalera movida por la desilusión:

‒ No habrá otro mañana para tí -pronuncia Dora empujando a Pablo que cae por todos los peldaños-. Doce años ha durado ese matrimonio y el único regalo que he tenido ha sido esta alianza -dice acusándole y quitándosela de su dedo anular-.

Un roedor perdido, de los tantos que corren por la mansión, es el único testigo de su mala acción.

Un reguero de sangre mancha el suelo de madera. Pablo se ha desnucado y muere en el acto.

‒ Ni toda la riqueza que abunda en ese hogar frío, -se lamenta la reciente viuda- nada, me hubiera hecho más feliz que estrujar a un niñito entre mis brazos. No me diste ni un solo hijo, Pablo -habla con su marido de cuerpo presente-. Y has pagado por ello -añade mientras comprueba que Pablo ya no tiene pulso y le quita su alianza-.

Minutos después, Dora une los dos anillos con una cadena y se los pone en el cuello para usarlos como talismán.

‒ Me van a proteger contra el silencio y la soledad a partir de ahora, -piensa en voz alta.

Fregando los dos anillos, uno contra el otro, Dora descubre como desprenden unos polvos de color naranja. La mujer, sorprendida, decide guardarlos en un frasco de cristal en el estante de la cocina.

‒ Por si las moscas -se dice-. Creo que me pueden servir para alcanzar deseos en un futuro.

Anochece en la mansión y Dora intenta dormir, pero no puede. Las sábanas están muy frías y piensa que tiene que deshacerse del cuerpo de Pablo antes de que sea demasiado tarde.

‒ Mañana va a venir la asistenta y no puede encontrar el cadáver -murmura.

Dora arrastra a su marido muerto hacia el sótano. Limpia todo lo que puede para no dejar ni rastro.

***

A la mañana siguiente, Rita, la asistenta, viene muy cantarina.
‒ Dime qué secreto guardas para venir tan contenta al trabajo -comenta por lo bajo Dora-.
‒ ¿Y el señor de la casa no está? -pregunta Rita-.
‒ No, salió ayer de viaje -se apresura a decir la viuda-.
‒ Qué raro -dice Rita mientras empieza a limpiar los estantes de la cocina-. Juraría que esta mañana lo he visto-.
Los ojos de Dora se desorbitan por la sorpresa y el escalofrío que experimenta.
‒ ¡Eso es imposible, Rita! -grita Dora presa del miedo-.
‒O quizás…. -duda la chica- me lo pareció ¿Qué le ocurre, señora? -y al girarse hacia Dora y, con el susto en el cuerpo por el tono enfadado que desprende su jefa, el frasco de cristal le resbala de las manos.

Un pequeño ratoncillo, perdido y astuto, ha aparecido en escena y se dispone a comer los polvos mágicos.

‒ ¡Nooooo! -chilla la viuda cogiéndo una escoba y dando golpes al roedor.

El pequeño roedor, que ha comido más polvos de los que aparenta, está cambiando misteriosamente de aspecto, convirtiéndose en el niño que Dora siempre deseó.

‒ ¿Por qué mataste a papá? -le pregunta el niño pelirrojo y de ojos verdes a Dora después de la metamorfosis-.

Se produce un eterno silencio que solo se rompe cuando la viuda intenta huir de allí.

‒ Señora, -dice ahora el niño dirigiéndose a la asistenta-, rápido, llame a la policía. Tenemos aquí a una asesina.

Rita se apresura a cumplir las órdenes del niño.

***

El juez no tarda en dictar sentencia después de que la policía haya descubierto el cadáver en el sótano. Dora es encarcelada de inmediato.

Por las noches, los roedores de la cárcel chillan y no la dejan dormir. Permanecer en la celda se convierte en un acto peliagudo sabiendo que hay un niño que la espera cuando termine su condena.

La viuda se lamenta pues ya no puede frotar su talismán, porque un funcionario de prisiones se lo ha requisado. Un desasosiego la atormenta pues no sabe en qué manos habrá caído, ni qué deseos está a punto de satisfacer, ni quién lo sabrá usar.

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4 comentarios

  1. 1. Jésica dice:

    Hola, Helena. He quedado sorprendida por tu relato, es mágico e inesperado. Me entretuvo bastante. A mí no se me hubiera ocurrido Quizás habría que “pulirlo” un poco más para que resulte más creíble. Te dejo algunas sugerencias que espero, te sirvan:

    * donde dice: “Pero hoy Dora se aproxima peligrosamente” pondría ese peligrosamente entre comas porque es una aclaración.
    * la parte cuando le saca el anillo no me queda claro si ya murió; tal vez convenga que le quite la alianza cuando ya se dice que
    está muerto, desnucado.
    * donde dice: “habla con su marido de cuerpo presente” yo pondría habla con el cadáver de su marido, me parece quedaría más tétrico.
    * donde pusiste “fregando” los dos anillos, me suena mejor “frotando” los dos anillos. (Fregar lo relaciono con lavar, quitar suciedad)
    * No entiendo por qué la asistenta pregunta por el marido, si supuestamente ya lo vio y siguen en la mañana. (Quizás podrías aclarar que solía estar allí a alguna hora determinada o que es el mediodía y no fue a almorzar, no sé son ideas que se me ocurren)
    * Otro acontecimiento que no me cierra es cómo llega la asistenta a tocar el frasco, justo el del polvo mágico. Debería llamarle la atención, preguntar si es un nuevo condimento, algo que me lleve a que lo tenga en sus manos.
    * No me parece creíble la naturalidad con que la asistenta cumple las órdenes del niño y que ninguna de las dos se asombre con la metamorfosis.
    * ¿Y Por qué el niño estaría esperándola cuando salga?

    Bueno, un placer leerte, muy frondosa tu imaginación!
    Si podés pasar a comentar, estaré muy agradecida soy el nro 205.

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 03:16
  2. 2. Kriptana dice:

    Hola Helena, te devuelvo la visita 🙂

    Me ha gustado tu relato. Adiviné el sentido que le dabas a “fregando” por el contexto.

    Me parece una mezcla de realidad y fantasia, casi con un toque onírico.

    Un saludo

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 15:56
  3. 3. Lady N dice:

    Buenas noches Helena Sauras! La verdad es que tu relato me ha dejado sin habla. Es genial, la historia fantástica que cuenta, el suceso de hechos, como los deseos de la protagonista se hacen realidad cuando es demasiado tarde y ese final abierto que te hace pensar en el próximo propietario del talismán.

    Deja con ganas de más, me ha encantado, me he divertido leyéndolo y también he sufrido, chapó!

    Muy felices letras y hasta la próxima! ♡

    Escrito el 21 febrero 2017 a las 23:04
  4. 4. Angy Miró M. dice:

    Buenos días, Helena.
    Paso a comentar tu relato.
    En cuanto al contenido, me ha gustado mucho la historia por su originalidad y por lo inesperado del final. Y aunque creo que si se hubiese desarrollado más la acción, el relato habría quedado mucho mejor, la extensión no da para más.
    A continuación te menciono algunos fallos formales que has tenido (los más relevantes).

    ‒ No habrá otro mañana para ti (sin tilde) -pronuncia Dora empujando a Pablo que cae por todos los peldaños-. Doce años ha durado ese matrimonio y el único regalo que he tenido ha sido esta alianza -dice acusándole y quitándosela de su dedo anular-. Te lo pongo en este ejemplo porque es un error que has cometido mucho. El final de un diálogo no admite guión.

    en ese hogar frío,(la coma se pone después del guión; otro error que has cometido varias veces) -se lamenta la reciente viuda-, nada

    -y al girarse hacia Dora y, con el susto en el cuerpo por el tono enfadado que desprende su jefa, el frasco de cristal le resbala de las manos. (esta frase habría que reformularla, pues no se entiende).

    ‒ Señora,(esta coma sobra, ya la pones luego) -dice ahora el niño dirigiéndose a la asistenta-, rápido,

    Bueno, a parte de estos errores y de algún signo de puntuación, en lo formal es bastante bueno también.
    Tengo ganas de seguir leyéndote y de ver como mejoras.

    Espero que mi comentario te haya ayudado.
    Te dejo por aquí mi relato para que vayas a destriparlo.
    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-41/7184
    Un abrazo de árbol. ¡Nos leemos!

    Escrito el 25 febrero 2017 a las 17:18

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