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La primera piedra. - por Angy Miró M.

Web: http://escritoratrasnochada.blogspot.com.es/

«Me pregunto si hay alguien que tenga miedo a perderme. Sí, es algo que me gustaría saber, igual que querría saber a qué huele la luna. Me gustaría saber quién lloraría en mi funeral y quién se bebería los versos besados hasta emborracharse de dolor.

Me gustaría… gustar… me.

Al fin y al cabo, soy la única persona que irá conmigo en la barca de Carón. Soy la que me defenderá de Cerbero y la que me hará más liviano el viaje por la sauna final. Y es que, me alegra decir que yo tengo plaza reservada en el infierno. Desde que nací y hasta ahora, periódicamente mi demonio particular me visita, manteniendo esa alianza tan especial que se establece entre quienes saben vivir, para recordarme lo que ya sé: «Te estamos esperando.»

Me llena de orgullo decir que no voy a ir al cielo. Por suerte no seré vecina de monjas que abandonan sus entrañas ni de curas que se complacen con el trauma infantil. No veré a la viuda del quito regar sus plantas mientras bendice estar viva otro día más. Otro día más. No tendré que bailar un aburrido tango con ningún roedor de la biblia, con ninguna rata de la fe de la mentira.»

—¡Magda! ¡Hay que irse ya!

La voz de mi madre me hace cerrar el diario de un golpe. Si alguien llega a leerlo… Escondo mis pensamientos más profundos en el doble fondo secreto del armario y encesto mi pluma preferida en el frasco que cobija mis tesoros más preciados.
Bajo a trompicones la escalera de madera, acabando con mi ya acostumbrado salto de los tres últimos peldaños y salgo junto al resto de mi familia. Mañana mi adorado hermano toma la primera comunión, así que, como buenos falsos cristianos que somos, debemos acudir a la misa de doce a confesarnos.

Seamos realistas. A mi hermano le importa un rábano todo eso del cuerpo de cristo, la conexión divina y esos rollos que nos vende el cura en la catequesis. El entusiasmo que lo invade se debe a la idea de poder desenvolver regalo tras regalo, que, después de todo, es en lo que basa todo el mundo este trascendental paso.
Ya en la iglesia, rodeada del naranja y blanco de las velas, los rostros más inexpresivos que se puedan imaginar comienzan a ahogarme, como siempre. Desde bien pequeña me da miedo que de sus ojos salgan luces celestiales y que el cielo pueda abrirse para que un entre suprahumano me condene por vivir. Ahora, con mis recientes dieciocho, sigo albergando esa posibilidad como uno de los peores finales.

¡Vaya! Ahora que llevo medio relato me doy cuenta de que os he invitado a mi vida sin tan siquiera presentarme. Qué desconsiderada. Me merezco unos golpes de regla, a ver si así aprendo modales. Me llamo Magda. Bueno, no, no acortemos mi maravilloso nombre. Me llamo MAGDALENA. Así, en mayúsculas, que para eso estoy orgullosa de cada letra. Tengo nombre de puta bíblica y eso hace que cada vez que incumplo el sexto mandamiento me sienta más poderosa. Poderosa espiritualmente, claro. Como si mi nombre fuese un talismán contra el cinismo y la hipocresía cristiana. Como si cada vez que disfruto del placer de romper las leyes divinas, el tal Jesús en persona bajase para hacerme una reverencia admirado.

Por eso me gustaría saber si hay alguien a quien le aterre perderme. Si lo hubiera, si tan solo una persona sintiera mi ausencia, entonces todo sería mucho mayor. La rebeldía se transformaría en rebelión. La ruptura de todas las estrictas y retrógradas normas divinas y sociales se elevaría a la categoría de transgresión. Todo tendría sentido y yo no sería solo una rebelde sin causa con nombre de furcia bíblica. Si alguien más, alguien espiritual e influyente, pensara igual y lo dijese, todo sería distinto. Al fin y al cabo, Jesús sacó la cara por la mujer con nombre de puta.

Ya lo dijo el primer comunista de la historia.
Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

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5 comentarios

  1. 1. Táctico dice:

    Buenas Andy Miró M.

    He de reconocer que el relato me ha parecido bastante bueno y original. La forma audaz y sincera en que refleja una realidad social bien conocida en tierra española es, a mi parecer, refrescante.

    Un pequeño despiste que me parece haber visto, es cuando hablas del “entre suprahumano”. Estoy seguro de que querías decir “ente”.

    Es cierto que en legua española, existe una irrefrenable tendencia para acortar los nombres. En muchas ocasiones me veo preguntándole a mi padre “¿y cómo pasamos del nombre X a esta supuesta contracción Y?”

    La forma en que narras y te expresas es también un punto fuerte del relato. Ese monólogo interno del personaje, que se convierte también en narrador, es muy entretenido.

    Más cosas que merecen ser destacadas en tu narración; cuando dices “…,entonces todo sería mucho mayor.” no puedo evitar pensar que quizá podrías haberlo expresado de otra forma.

    Para finalizar con acento literario, no seré yo el que te conteste a esa trascendental pregunta, de si alguien teme perderte, mas si te puedo decir que, al menos yo, temo que dejes de escribir. Espero poder leer tus próximos relatos e historias.

    Un Saludo.

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 17:46
  2. 2. ANGEL CLIMENT dice:

    Hola Angy; buen relato, me gustó, me lo he pasado bien con él, solo decirte que has puesto «la viuda del quito» y supongo que es «la viuda del quinto». Te seguire leyendo

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 12:10
  3. 4. JOSE MARIA MOYA dice:

    Angy, realmente no dejas títere con cabeza… Al margen del estilo, bastante original, la temática me parece genial. Por otro lado bordas el final ¿Pretendías el bucle intelectual?

    Saludos, y no nos dejes.

    Escrito el 27 febrero 2017 a las 01:34
  4. 5. Helena Sauras dice:

    Hola Angy,
    Me ha parecido un relato muy original. Su contenido me ha gustado y me ha entretenido bastante.
    Te ha salido una narración sin tapujos, ni pelos en la lengua, como debe ser un monólogo interior. Vamos, que no te has autocensurado ni un pelo…
    Respecto a la forma: Creo que los errores tipográficos ya te los han comentado todos. Revisa el texto antes de enviarlo.
    La frase: “Me gustaría… gustar… me.” Opino que despista un poco, primero pensé que se trataba de que la protagonista tenía baja autoestima e iba de esto el texto.
    Muchos saludos y abrazos. Te animo a seguir escribiendo, porque lo haces muy bien.

    Escrito el 28 febrero 2017 a las 17:24

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