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Deseos de un futuro incierto - por Alfonso Besada

Web: http://www.alfonsobesada.es

Era más que un simple robot de juguete. Tras enumerar varias de sus funciones, Frank dejó de escuchar al empleado de la tienda, limitándose a asentir con la cabeza para fingir que aún le prestaba atención. La ligera sonrisa que, mecánicamente, se dibujaba en su cara, ocultaba su desesperación por librarse de aquel vendedor.

—Le dejo que se lo piense mientras doy una vuelta por las otras calles —dijo el empleado, obsequiándole con gesto complaciente—. Si decide comprarlo, avíseme.

Frank examinó de nuevo al robot, preguntándose cómo algo tan pequeño podía hacer tantas cosas. Se descubrió a sí mismo dudando de su impresión inicial, de lo caro que le había parecido.

—Son charlatanes —dijo un hombre desde el otro lado de la estantería, con la mirada fija en ella—. Están entrenados para eso.

Frank reconoció la voz al instante. Buscó a su dueño entusiasmado.

—Ese robot no vale lo que cuesta —opinó Nick.

Frank y su acompañante entraron en un bar. Se sentaron a la mesa y pidieron cervezas. Él se mostraba más retraído que Nick. A medida que los botellines vacíos se acumulaban sobre la mesa, los dos se desprendían de su timidez.

—¿Eso es una alianza? —preguntó Nick.

—No puedo sacármela del dedo. Y a mi mujer, de encima, tampoco —bromeó Frank.

Al amanecer, Frank despertó en una cama, desnudo. La cabeza le daba vueltas. Se deshizo de un tirón de la sábana que lo cubría y se sentó en el borde de la cama. Notó un ligero mareo al incorporarse. Reparó en los dos envoltorios de preservativos que había sobre la mesilla. Le aterró la mera idea de imaginar qué hacían allí. Poco a poco, imágenes fugaces se agolpaban en su mente, inconexas, como el avance de una película.

Se le erizó el vello de la espalda al recordar cómo se deslizaban por ella las manos de Nick. Caricias que nunca antes había experimentado. De repente se vio tumbado sobre la cama, boca abajo. Su amante dejó caer el peso de su cuerpo sobre él. Sintió el aliento de Nick en su cara mientras le susurraba palabras al oído. Palabras que lo mortificaban al repetirlas para sus adentros. Los labios de su amante le besaron el cuello y bajaron hasta los hombros. Hubo un momento en que a Frank le entró miedo; los nervios lo paralizaron. El roce entre ambos y la agitación de sus respiraciones terminaron por excitarlo. Se dejó llevar, incapaz, a esas alturas, de contener sus deseos.

La melodía del móvil lo sacó de sus pensamientos. Frank descolgó.

—Ya era hora de que lo cogieras —gritó su mujer, fuera de sí, al otro lado del teléfono—. ¿Se puede saber dónde has estado? Mejor déjalo. Hablaremos más tarde. Después de que le expliques a tu hijo por qué su padre fue el único que faltó ayer a su fiesta de cumpleaños.

Frank le colgó sin más. Lo había olvidado. Había faltado al cumpleaños de su hijo. Salió de su casa la mañana anterior para comprar el regalo ideal y, de algún modo que no alcanzaba a comprender, había acabado en una cama que no era la suya, haciendo… cosas que no habría hecho con nadie más que con su mujer. Los remordimientos lo desbordaron. Deseó volver a atrás para arreglar las cosas, para esquivar la tentación, para no haber intimidado con ese hombre… Frank se levantó de un salto. Tropezó con una botella vacía de champán antes de coger su chaqueta. Miró dentro de un bolsillo y allí lo encontró. Un recorte de periódico. Lo desdobló y leyó el anuncio de la página de contactos. Nick. Comprobó, desconcertado, que ese nombre y el número del anuncio figuraban en su móvil, en una llamada efectuada dos días antes.

Abandonó la habitación y el hotel. De camino a la juguetería, paró a tomarse un café y a reflexionar. Qué excusa le pondría a su mujer. Qué le contaría a su hijo. Con el pulgar giraba la alianza en su anular.

En la juguetería, un robot de moda llamó su atención y se dirigió a su estantería para estudiarlo de cerca. Un empleado, que debió advertir su indecisión, lo abordó.

Frank rodeó las estanterías que los separaban y se colocó al lado de Nick.

—¿Nos tomamos unas cervezas? —propuso.

Nick respondió con una mueca de disgusto. Frank le enseñó entonces su mano izquierda. Faltaba en ella un detalle metálico, brillante.

—Mejor así —dijo Nick—. ¿Cuántas?

—No demasiadas. Esta vez no lo quiero olvidar.

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9 comentarios

  1. Hola Alfonso,
    Me gustó tu relato porque huye de estereotipos.Llevas bien la intriga y el suspense en esta salida “del armario” de este hombre casado a quien le produce prurito la alianza. La tentativa de vuelta atrás se hace circular, volviendo al inicio del relato para iniciar un nuevo recorrido por este dédalo y salir de él. Una trama bien desgranada que se abre y se cierra con maestría.

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 13:21
  2. 2. Otilia dice:

    Hola Alfonso,
    Me ha gustado tu relato y estoy totalmente de acuerdo con el comentario anterior. Muy bien escrito.
    Mi robot también es un juguete para regalar.
    Felicidades. Saludos.

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 18:50
  3. 3. Jose Luis dice:

    Hola
    Gracias por tus comentarios a mi relato
    Anoto un pequeño error en el tuyo:

    para no haber intimidado con ese hombre ———— intimado

    Estoy de acuerdo con María. Tu relato me ha gustado porque se sale de lo corriente al narrar la salida del armario de un hombre, aunque no deduzco enamoramiento entre los dos personajes, sino un “affaire” amoroso, que es distinto. Una historia entretenida y bien escrita y descrita, llevado con criterio y calidad. Buen trabajo.
    Un saludo

    Escrito el 21 octubre 2017 a las 16:05
  4. Gracias por señalarme ese error, José Luis. No será por falta de lecturas y, aun así, se me ha pasado ese fallo. Y tienes razón, no se trata de amor puro y verdadero, sino más bien un escarceo fruto del desamor o de la experimentación. En cualquier caso, gracias otra vez por tu comentario.

    Escrito el 21 octubre 2017 a las 16:33
  5. Hola.

    Comento según leo.

    Cuidado con el gerundio de posterioridad en ‘Frank dejó de escuchar al empleado de la tienda, limitándose a asentir’.

    ‘obsequiándole con gesto complaciente’. Si no me equivoco falta un ‘un’ entre ‘con’ y ‘gesto’.

    Me estoy liando. Frank ha ido a una tienda, está soportando la chapa del vendedor, éste le dice que se lo piense… ¿y se va ‘a otras calles’? ¿Entonces es un vendedor callejero, itinerante? Pero no se trataba de un empleado de la tienda. ¿A qué calles va a ir saliendo de la tienda?

    ‘Buscó a su dueño entusiasmado’ lleva a confusión: ¿quién está entusiasmado, el dueño de la voz o Frank?

    Se me hace un poco forzado el tema de la amnesia. Una cosa es que se agarre tal borrachera que olvide la fiesta de su hijo y no recuerde los detalles de ‘la fiesta’ al salir del bar. Pero ¿que tampoco recuerda cómo escogió el anuncio, lo recortó y marcó el número en el móvil? Se me hace demasiado olvido sin que se me haya mostrado antes que el prota no tiene problemas serios de memoria. ¿O estamos ante una especie de Memento?

    Detalle: yo no calificaría el cuento como para +18, ya que no veo nada digno de ocultarse a los niños. Bueno, una cosa sí: que un padre puede olvidar la fiesta de cumple de su hijo.

    Pese los comentarios quiero dejar claro que el cuento tiene gancho y me ha gustado. Las cosillas que comento se pueden arreglar y dejarlo poco menos que redondo.

    Un saludo.

    Escrito el 21 octubre 2017 a las 23:14
  6. Hola, Juan F. Valdivia. Gracias por esos detallitos en los que siempre te fijas y nosotros pasamos por alto. El “un” entre “con” y “gesto” me lo comí, al igual que la coma antes de “entusiasmado”.

    Respecto a lo de las calles de la tienda, por aquí tenemos costumbre de llamar “calles” a los “pasillos”, con lo cual, como bien apuntas, induce a confusión. Debí escribir “pasillo” en lugar de “calle”. Así el vendedor no tendría que salir fuera de la tienda.

    En cuanto a la amnesia no te quito razón. Quizá se vea forzada. Mi intención había sido limitarla a los minutos posteriores al momento en que Frank se despierta en la cama, pero sí es posible que necesite trabajar un poco más la inseguridad del personaje y los recelos a tener una aventura con otro hombre, hasta el punto de querer negar o serle difícil imaginar que al final se dejó llevar, para que no suene a falta de memoria lo del anuncio de contactos, sino que es algo que el protagonista se niega a admitir.

    Y calificar la historia para +18 ha sido más por si acaso que por otra cosa.

    Un saludo.

    Escrito el 22 octubre 2017 a las 17:34
  7. 7. Roger Nhicap dice:

    Hola Alfonso,
    Estoy dos peldaños más arriba, el 62, y cumplo con las sugerencias del taller de comentar los tres relatos siguientes.
    Me parece que has hecho un buen trabajo, con ritmo y cierta intriga. Está bien escrito, con un pero: el reconocimiento por Frank, de la voz de Nick, se resuelve al final (se citaron por teléfono), demasiado tarde para la correcta compresión por el lector. Pienso que la claridad del texto no ha de estar supeditada a la intriga.
    En cuanto a la forma, ya te indicaron otros detalles resolubles.
    Reiteró mi opinión de que has construido un buen relato, con una redacción sencilla pero muy certera para describir las situaciones.
    Hasta otra ocasión. Un abrazo.

    Escrito el 22 octubre 2017 a las 17:37
  8. 8. Ian Auri dice:

    Hola Alfonso,

    Me parece un texto maravilloso, y qué coincidencia tan grande, mi personaje principal, el que inspiro mi relato tambien se llama Frank, y no solo en la ficción…

    Me ha impactado leer que tenemos similitud en los temas que tratamos, aunque mi relato tiene una línea muy diferente me gustaría que le dieras un vistazo, creo que podría ser agradable compartirlo contigo, saber que piensas del tema.

    Mi relato es el #63 aqui te dejo el enlace https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-47/8523

    En verdad me ha gustado tu trabajo… y curiosamente lo he leído en un dia en que bueno estoy algo pensativo, así que me ha llegado aún más.

    Gracias! excelente dia.

    Escrito el 23 octubre 2017 a las 23:15
  9. 9. leugimol dice:

    Hola.
    Muy buen relato. Me gusto la vuelta de tuerca que le diste a la consigna, realmente no es lo que uno se esperaría.

    Escrito el 26 octubre 2017 a las 18:15

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