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El robot - por ANGEL CLIMENT

EL ROBOT
Era más que un simple robot. Me enamore de él nada más verlo anunciado en televisión. Era mi sueño. Lo que siempre había deseado. La solución a mis problemas.
Empecé a comprar revistas para coleccionar sus fotos, las arrancaba y coleccionaba, colocaba las que mejor me parecían en la puerta de la cocina, para verlas y disfrutarlas. Entraba en Internet para buscar foros y artículos que opinaras sobre sus cualidades y ventajas, nada mejor que los foros saber la opinión de la gente.
Por las noches, después de que cerraran la tienda donde lo vendían en exclusiva, me acercaba al escaparate, lo miraba y soñaba con él. Las cosas que podríamos hacer juntos, los placeres, deleites y gozos que me podía dar su utilización.
Un sábado me atreví a entrar en la tienda. Un atento dependiente se acercó a mí y me pregunto que deseaba. Con mucha sutileza y pudor le pedí si me podría enseñar el robot, dejar ármelo contemplar. Me dijo que sí y lo hizo muy gustoso, no paraba de ensalzarme las ventajas, las alegrías y los buenos ratos de felicidad que me haría pasar. Lo sacó de su caja y me lo mostró. Con cierta timidez me atreví a preguntar si podía tocarlo.
El amable vendedor no me puso ningún inconveniente, al contrario, me dijo que sí, que podía y me invitó a que lo hiciera. Con mano temblorosa lo acaricie, poco a poco fui percibiendo como me poseía.
Aquel robot tenía que ser mío, me apasionaba, lo deseaba.
Mientras lo acariciaba y manoseaba pregunté el precio. Al oír la cantidad solté el robot como si me hubiera dado un cortocircuito. Era un precio elevado, que en ese momento no disponía. El empleado muy amablemente me separó del robot y me acompañó hasta la puerta. En su despedida me dijo que no me preocupara que él me lo podía guardar. Que volvería cuando tuviera el dinero. Le di las gracias y le prometí pero que no tardaría en volver a verme.
Salí de la tienda pensando cómo podría hacerme con ese dinero. Si al dinero que tenía ahorrado le sumaba lo que podría ahorrar evitando gastos no tardaría mucho en poder comprarlo.
Así lo hice, deje de fumar, de beber, no me compre ropa y durante una temporada comía nada más lo esencial, lo justo para poder vivir. Poco a poco mis ahorros subían, al final logré la cantidad necesaria para poder comprar mi deseado y querido robot. Fui al banco y retire el dinero y corrí hacía el comercio para comprar mi robot.
El vendedor me reconoció nada más entrar y sacó el robot. Le dije que no hacía falta que lo envolviera. Lo metió en una bolsa y después de contar el dinero me lo dio, con un «Que lo disfrute usted mucho»
Una vez con él en mí poder corrí hacia casa. Ya era mío, me pertenecía. Ya podía hacer con él lo que había soñado y deseado. Tenía ganas de probarlo, de experimentar sus poderes, novedades, cualidades, utilidades, todas las ventajas que prometía y que los foros me habían confirmado.
Sin esperar a el ascensor, era bastante lento, subí las escaleras de dos en dos o de tres en tres, todo lo que mis piernas podían dar. Abrí la puerta, deje mis pertenencias en una silla y deposite la caja encima de la mesa del comedor. La abrí con premura, con ansiedad. Lo saque de la caja, la cual tire al suelo de cualquier manera y puse el robot encima de la mesa.
Allí estaba, era precioso, era…, era…, era lo anhelado, codiciado, fantaseado, lo que esperaba, lo prendí con mucho cariño y lo lleve hasta el mármol de la cocina, hice sitio y lo deposite con ternura.
Saque todos los accesorios que tenía el robot y los fui colocando según decía el libro de instrucciones. Una vez montado empecé a acariciarlo, a soñar en los placeres que me iba a dar, deje volar mi imaginación.
Delante de mí estaba el famoso «robot de cocina MOLTEX 320. El placer y la comodidad para su casa». Con ansiedad comencé a usarlo.

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9 comentarios

  1. 1. María Jesús dice:

    Jajajaj me estaba imaginando, según leía, que el susodicho robot era una especie de thermomix. Un texto muy ingenioso, un poco exagerado en cuanto a la necesidad del individuo por poseerlo. Un saludo.

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 16:37
  2. 2. LAURA dice:

    Holaa
    Es bastante cómica la historia, lo cual le da un buen ritmo.
    Quizá fallan las erratas, que estropean un poco la imagen. Por otro lado funciona bastante bien la hipérbole.
    Original, eso seguro jajaja
    Yo he participado también, si te apetece leerlo:
    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-47/8456

    Escrito el 18 octubre 2017 a las 23:32
  3. 3. cesar henen dice:

    Tengo un problema con esta frase ” dejar ármelo contemplar” no la comprendo.

    Tu relato muy entretenido por la obsesión del protagonista, aunque debo decir que no veo amor como tal, simplemente una obsesión, dado que no describes al robot como un humano o algo similar, al final da la impresión que es como una “robotina” y no sirve para otra cosa más que para hacer la comida. Aun asi el texto es magnifico.

    Un gusto leerte Angel. el mio es el n°7 de la lista. ¡Saludos!

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 00:53
  4. 4. ANGEL CLIMENT dice:

    Maria Jesus, me gustaría saber cual es tu relato para leerlo. no he sabido encontrarlo

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 10:34
  5. 5. Sombra dice:

    Hola Ángel, gracias por tú comentario.

    En general, me ha gustado tu relato, mientras vas leyendo el protagonista parece tener una obsesión enfermiza hacia un robot, imaginando todo tipo de fantasías.

    El final, lo cambia todo…solamente era un deseo compulsivo, por tener un simple electrodoméstico.

    Hay gente así…

    Un saludo

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 12:42
  6. 6. Wizoo dice:

    Hola Ángel.

    He leído tu texto y me ha parecido divertido y muy simbólico, sobre todo con todo este aspecto consumista que todos tenemos hoy en día. El marketing que nos invade y que en muchos casos dirige nuestras apetencias se ve muy bien plasmado en el texto. De qué forma se nos mete con calzador un objeto a base de publicidad directa en indirecta.

    Como también te han dicho en un comentario anterior, lo incidiría un poco mas en la corrección de algunas pequeñas erratas y acentuación de algunas palabras y tiempos verbales.

    Un placer leerte!

    Escrito el 19 octubre 2017 a las 14:43
  7. 7. Juana Medina dice:

    Hola Ángel,
    Ante todo, gracias por tu visita y tu comentario.
    Yo me he reído mucho con tu historia. Está muy bien llevado el ritmo de esa necesidad de poseer lo que nos han hecho desear, y todo lo que somos capaces de hacer para obtenerlo.
    Ya te lo dijeron: pena las erratas que detienen nuestra lectura y nos desvían el pensamiento hacia posibles interpretaciones.
    Por lo demás, bravo.
    Un abrazo

    Escrito el 20 octubre 2017 a las 17:59
  8. 8. Yoli dice:

    Hola, Ángel.
    Gracias por comentar mi relato. El tuyo es divertido, no me esperaba el final, esta muy bien. Describes bien esa obsesión por el robot de cocina. Hay muchas personas que se obsesionan con sus objetos electrónicos, así que tu relato no es absurdo.
    Saludos

    Escrito el 21 octubre 2017 a las 15:11
  9. 9. Calèndul dice:

    Texto muy descriptivo en el paso a paso hasta obtener el “juguete”. Se plasma esa necesidad más bien exagerada por él. Me gustó mucho el giro final al comprobar que sólo se trataba de un utensilio de cocina. ¡La obsesión que ha montado el protagonista para obtener “una cuchara”! Ja, ja, ja. Un saludo.

    Escrito el 23 octubre 2017 a las 17:18

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