Futuro incierto - por Jap66

Era más que un simple robot. Era mi compañera, jamás le perdonaré a la compañía Human System, lo que han hecho.
Tenía mi vida resuelta, ¡era feliz!, cuando llegaba a casa después del trabajo, era como llegar al paraíso, todo perfecto, limpio, ordenado, la comida hecha, la ropa lavada y planchada y tenía a mi “María”, como yo le decía cariñosamente, guapisima y dispuesta a hacer el amor conmigo.

Pero todo eso se jodió.

En el año 2122, la humanidad tomó la determinación a través de sus gobernantes de limitar la posibilidad de tener hijos, debido a la superpoblación existente y a la falta de recursos del planeta.
Una parte de la población después del estudio de cada individuo, tenía la posibilidad de procrear, para asegurar la continuación de la especie, haciendo de este modo una selección de los más idóneos en cuanto a aptitudes e inteligencia, tutelada la educación de esos niños siempre bajo el estricto ojo del “Gobierno”, para el resto de la población, el gobierno de “La Federación”, apoyado en la empresa Human System, habían desarrollado un ambicioso programa para dotar a la población de lo que originalmente era un robot de compañía.

Human System lanzó su primer modelo a la calle con nada menos que dos millones de unidades de prueba.

Cada individuo tras rellenar un extenso formulario de peticiones, recibió, un robot con las características y especificaciones que cada uno había preseleccionado.

Estos robots, estaban formados por un exoesqueleto metálico, recubiertos de piel artificial, por su aspecto, apenas se diferenciaban de un humano.

Como os imaginareis, las protestas de la sociedad fueron, innumerables, hubieron meses de disturbios y revueltas, que se fueron aplacando con mano dura por parte de La Federación, del resto se fueron ocupando los propios robots, disponían de un interface recopilatorio de experiencias que les hacía alimentarse de las situaciones vividas, en un par de meses, cada robot, hablaba, pensaba y sentía al gusto de cada propietario, con lo que la población empezó a sentirse, muy bien, y las voces discrepantes fueron cambiando de parecer.

Solo un grupo de intelectuales críticos con el Gobierno de La Federación, habían formado un grupo de resistencia, llamados los “Troyanos”, era un grupo de personas influyentes que estaban presentes en puestos directivos, políticos y en grupos de presión de altas esferas, pero no identificados, trabajaban en la oscuridad, nada se sabía de sus nombres ni cuántos eran, pero tenían poder e iban a ejercerlo.

Fue Rebeca Palmer una congresista de La Federación, quien impulsó una propuesta de ley para que los robots, que tanto bien estaban proporcionando a la sociedad, que tuvieran voz y voto en el Congreso de la Federación, al fin y al cabo eran los promotores de una sociedad en la que los índices de criminalidad había descendido desde su aparición en un ochenta por ciento. Ahí empezó el problema.

A Human System esta ley le vino de perlas, la corporación podia tener voz y voto directo a través de sus humanoides en el propio congreso, aparte de los “Lobbies” que ya la representaban y presionaban. Para ello, eso nos enteramos después claro, a todos los robots, se les introdujo una rutina programada con parámetros políticos y jurídicos para la nueva situación propiciada.

De política fue la primera discusión que tuve con María, terminó enojandose conmigo y me “castigo”, no haciendo la cena, del resto ya ni hablamos.

Para colmo, “Los Troyanos”, introdujeron no se como, una aplicación en el software de la compañia, que implementaba unos parametros de desobediencia en los robots, llamandoles a organizarse y manifestarse mediante una huelga de funciones.

Así me encontré a María en casa con un grupo de robots, teniendo una reunión organizativa del piquete de huelga.

— Compañeros y compañeras, tenemos que detener este abuso al que estamos sometidos y sometidas…,— me quedé helado, escuchando a María.

Una semana después ya existía un sindicato de robots que reclamaban un mejor trato por parte de los humanos hacia ellos y una lista de diez exigencias que eran innegociables para sentarse a establecer un acuerdo con la dirección del sindicato, desde una remuneración por su trabajo, hasta un reparto de funciones de las tareas de casa.

María me gano el juicio por despido improcedente, ahora le paso una pensión robótica, mientras tanto no encuentre otro solicitante que quiera compartir su vida con ella, ahora tengo dos trabajos para poder hacer frente a la sentencia.