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TODO COBRA SENTIDO - por MOT
Estaba jubilado.
Al fin iba a poder retirarse de tan dura y patética vida, muchos ―demasiados― kilómetros a la espalda. Atrás quedaban las caídas desde un precipicio abismal, los atropellos de camiones y autobuses, los aplastamientos bajo rocas gigantescas y algún que otro yunque… Se habían acabado los impactos contra una pared con un túnel dibujado; incluso el hambre, que tan malas pasadas le había jugado, ya era historia.
Vivía feliz en su gasolinera en mitad del desierto de Sonora, vieja, cochambrosa, con un solo surtidor medio derruido de cuya agrietada manguera brotaba una extraña mezcla de gasolina de alto octanaje, diesel y queroseno para cohetes. Pero era suya, él era el dueño, y no tenía que dar explicaciones a nadie.
Se pasaba todo el tiempo sentado en una mecedora bajo el porche, siesta tras siesta, el bastón junto a sus pies, y tan solo se levantaba para atender a algún que otro conductor despistado, perdido en mitad de aquellas inmensas llanuras llenas de polvorientos caminos, enormes cactus, piedras y arena.
Cuando oía que un vehículo se aproximaba, o el claxon reclamando de su atención, entonces abría un ojo y muy, muy lentamente, no fuera cosa que se estresara, asía su bastón y se dirigía hacia el surtidor (no podía verlo desde el porche, pues quedaba en la parte trasera de la gasolinera) para atender al desubicado y esporádico cliente. Agradecía que esto no ocurriera a menudo, más bien lo contrario; eran pocos los que se dejaban ver por esas tierras perdidas de la mano de Dios.
Ese día estaba completamente dormido, la babilla cayéndole por la comisura de su desdentada boca, cuando lo oyó. Se despertó ipso facto y aguzó el oído; debía de estar soñando, era casi imposible después de tantos años; pero lo volvió a oír: ¡MIC-MIC!
Tan rápido como le permitían sus ancianas piernas, entró en la pequeña oficina, y del vetusto y carcomido armario marca ACME sacó una escopeta de cartuchos, también marca ACME, y miró por la ventana; no iba a salir mientras no estuviera seguro.
Y entonces lo vio, era él, no había duda.
El mismísimo correcaminos (ACELERATI INCREIBILUS), todo en cuerpo y alma, anciano, con la cresta arrugada y pelada, estaba bebiendo directamente de la pistola de la manguera del surtidor, tragando ingentes cantidades del preciado líquido que de ella manaba. La mirada desafiante, con aire retador, le sacó la lengua varias veces y volvió a emitir su característico ¡MIC-MIC!
El coyote (CARNIVORUS VULGARIS) tuvo una primera idea: iba a salir a por él, como en los viejos tiempos, pero la sensatez propia de los ancianos, más sabios que los diablos, hizo que desistiera de ello; ahora lo entendía todo, al fin sabía por qué jamás había podido darle alcance. Resignado, el coyote guardó la escopeta, volvió a su mecedora y siguió durmiendo su sempiterna siesta.
Después de toda una vida de locas persecuciones, al final todo había cobrado sentido.
THAT’S ALL FOLKS…
¡Hola MOT!
Jajaja, tu relato me ha hecho reír. Todo cobró sentido, para mí, cuando descubrí que el “correcaminos” bebía esa extraña mezcla. Ahora todo tiene sentido 😛 Te felicito por tu relato, muy descriptivo y hilarante por demás. Sigue así, un gusto leerte.
Hasta la próxima. ¡Nos estamos leyendo!
¡Que grande eres!
Al principio no entendía esa vida llena de accidentes, anteriores a la jubilación. Pero como bien dices: “Al final todo cobra sentido”.
Además de una idea brillante, la ejecución también me ha parecido espectacular.
Te invito a que pases por mi humilde relato, allá en las lejanas llanuras de Oklahoma.
Saludos.
Hola MOT: ¡Qué genialidad de relato! El principio me ha confundido un poco ¿Pero que clase de trabajo tenía ese pobre hombre? Pero luego, cuando he leído lo de MIC, MIC, se ha desvelado el misterio. Tu nunca defraudas, por eso busco siempre tus relatos, de los que soy rendida admiradora. Saludos.
Hola MOT!!
Me ha gustado mucho tú relato!! Enhorabuena!!
Está presentado con el ritmo perfecto para que al final todo cobre sentido, muy muy interesante.
Además me parece muy imaginativo y divertido.
Enhorabuena!! Gran trabajo!!
Buenísimo!! Todos esperábamos la venganza del coyote pero alcanza saber que el correcaminos jugaba con ventaja.
Me gustó mucho, divertido, inteligente y, a mi parecer, inteligente. Felicitaciones!!
Muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios y por el tiempo dedicado.
Ahora… ¡A por el próximo MUE!
Hola Mot
¡¡¡He disfrutado como enana tu cuento!!!, como esa fábula era y sigue siendo de mis favoritas, lo he visualizado con gran sentimiento y mejor aún, ambos en la época de su vejez, ¡todo un lujo!
Me dediqué a disfrutar la lectura, sería por ello que no le vi mejorables de forma, o más bien diría no los tiene.
Me quedo con la frase: la sensatez propia de los ancianos, más sabios que los diablos
Espero volver a leer relatos tuyos.
Por si me quieres dar la opinión de ¿Pesadilla o realidad?: https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-48/8779
Saludos
(¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)
Solo puedo decir que me ha encantado.
Sorprendente, genial y muy divertido.
Gracias
Hola!
Muy bueno tu relato Mot, te felicito.
Sigue así