Diez minutos. - por PaulaC_99

¿Qué harías si solo te quedaran diez minutos de vida?
A Pablo le metieron a la fuerza en una habitación blanca, que solo tenía un reloj, que marcaba un diez. Una cuenta atrás empezó en cuanto la puerta se cerró a su espalda.
Miró unos segundos al reloj, antes de empezar a golpear a puerta para abrirla.
Pasó así los dos primeros minutos del tiempo que indicaba el reloj.
Los dos siguientes, al ver que era imposible abrir la puerta, se los pasó intentando encontrar algo en las paredes, que estaban acolchadas y le recordaron a un manicomio, pero tampoco tuvo suerte. El cuarto estaba vacío salvo por el reloj que estaba incrustado en una de las paredes.
Ahora este le indicaba que solo le quedaban seis minutos. Se acercó a él intentando buscar un botón que parara la cuenta atrás, porque pese a que no sabía que indicaba, sabía que no era nada bueno, pero no había ninguno.
Un papel apareció de repente en el suelo. Suponía que por debajo de la puerta, no le importaba.
Lo cogió y leyó la pregunta que había escrita en él, y en el momento en el que lo hizo supo que iba a morir.
Pensó en su mujer y su hijo, en qué estarían haciendo en ese momento.
Ella, seguramente, trabajando aún, pese a que tendría que haber terminado ya su jornada.
Su hijo, en casa merendando mientras veía su programa favorito en la televisión, acompañado por su abuelo.
Por último pensó en su trabajo, que le había llevado a esa situación, y maldijo el momento en el que había dicho sí cuando se lo ofrecieron.
Miró alrededor de la habitación. Pese a que la había registrado por todos los lados posibles, creyó que podía haber un micrófono o cámara escondidos por alguna parte, y empezó a hablar:
─Si tuviera la oportunidad de ver a mi familia una vez más les diría todo esto a la cara, pero al no poder, albergaré la esperanza de que en esta habitación en la que estoy encerrado haya una cámara o una grabadora encendidas para que capten todo lo que digo y en algún momento mi familia pueda escucharlo.
A vosotros quiero deciros que no pasa nada. Todo va a seguir bien aunque yo ya no esté. Además, tengo un buen seguro de vida contratado que os dará dinero como para no tener que preocuparos hasta dentro de mucho tiempo ─empezó a reirse─. Lo siento, trato de quitarle seriedad al asunto.
Os quiero mucho.
Mel, no te cierres al amor después de esto. Por ahí hay mucha gente a la que puedes conocer y no se arrepentirán de pasar el resto de la vida junto a alguien como tú.
Charlie… Carlos, perdón. A veces olvido que te vas haciendo mayor y ya no te gusta que tu madre y yo te llamemos así. Hijo, tú vas a ser grande algún día, pero vas a tener que luchar mucho.
No dejes que nadie te pisotee el trabajo que tú solo has logrado. Si ese niño sigue metiéndose contigo en el colegio, dale una buena patada en el culo para que aprenda la lección, aunque tu madre se oponga. Hazme caso.
Y por último, a los que habéis conseguido que acabe aquí:
estaré muerto, pero voy a seguir tocando las narices mucho más tiempo, y no podréis acabar conmigo una segunda vez. Procurad no hacer la ouija, porque saldré del inframundo y os atormentaré el resto de la vida.
Además, me gustaría decir una última cosa por si eso llega a hacerse viral en algún momento. Es un consejo. Si os dan solo diez minutos de vida, como me ha pasado a mí, y os preguntáis cómo vivirlos, hacedlo como si solo os quedara uno.