De la pena al amor - por Mlruiz

Todo el mundo era felíz hasta que ella se fue. Se marcho sin más, tan rapido, tan joven. Como podría sentirme, mi amiga, mi confidente, mi socia lo era todo para mí. Pero no era todo lo peor, dejó a su marido con y un pequeño bebé, estabamos desolados.Clara, su esposo y yo, teníamos un pequeño negocio de flores. Tom se encargaba las flores, hacía los pedidos, de su mantenimiento y del reparto. Clara, era tan delicada y cuidadosa, su tarea era preparar los arreglos florales y postales. Yo simplemente atendía al publico, apuntaba los pedidos y más o menos. Ya había pasado dos años desde que partió. Hasta entonces habiamos trabajado lo mejor posible. La tienda siempre había sido su sueño y por supuesto los dos seguimos luchando por mantenerla abierta. Aunque era muy difícil con un pequeño niño que atender.
Noah tenía los ojos de su padre y la ternura de su madre. Siempre se portaba muy bien, afortunadamente no heredo la salud de su mamá, era niño sano y felíz. Lo criamos entre los dos, intentando hacerlo mejor posible dado las circunstancias.
Llego el día en que todos temíamos, primer día de colé, con pequeña mochila y su baby rojo, se disponía a entrar a su clase. Y allí estábamos los dos, todos pensaban que eramos una pareja normal, nada nervisos. Entro con sus compañeros y no echo ni una lágrima, nuestro pequeño valiente se había hecho mayor.
Abrimos la tienda como todos los días, era nuestra rutina, encender luces y a trabajar. Entro una cliente, me sono su cara, pero no sabía quién era. La salude cordialmente y ella me miró con una sonrisa. Me compró un ramo de flores ya preparado del estante. Pagó en metálico le quise dar el cambio no lo quiso "una paqueña propina para la chica de las flores" y se marchó. Hasta ahora todo era muy normal, cuando fui a guardar el dinero en la caja me di cuenta que me había dejado una carta con el dinero que decía:
Querida chica de las flores:
Soy la abuela de Noah, quiero darte las gracias por haber cuidado a mi hijo y mi nieto con tanto cariño y dedicación. Se que has apartado tu vida por completo, los has protegido con todo tu corazón. Quiero que me des la oportunidad de poder agradecertelo, me encantaría invitaros a cenar a los tres este viernes a las ocho de la tarde. Aquí te apunto la diferención de mi casa, no sé si él querrá venir, hace mucho que no nos hablamos, pero me gustaría mucho poder conoceros a ustedes, un cordial saludo. A la hora de la comida, como si no supiera muy bien de que iba todo, le comente lo sucedido esa mañana. A lo que mi amigo me contesto que le sería muy duro tener que acompañarme, pero que no pondría ningua objeción en que yo fuera con su hijo. Me sentí algo decepcionada, pero una abuela quería conocer a su nieto y si el padre no lo impedía, yo no era quien para meterme en asuntos familiares. Mi idea sería ir a la cita y comportarme de la mejor manera posible y marcharme lo antes posible. Se acercó la hora, Tom le dijo a su hombrecito que hoy conocería a una persona muy importante, pero que él no podría estar a su lado. Lo entendió todo con una tranquilidad, a mi misma me sorprendió como actuaba a su corta edad, pero conociendo a sus genes le quite un poco de importancia.
Un coche nos recogió y nos llevó a una maravillosa casa. Entramos por una gran puerta que daba a un gran salón. Y entonces todo paso como en un sueño. La sala estaba completamente llena de todas las personas que conocíamos, familiares, amigos, vecinos, clientes. Todo el mundo que nos había estado en nuestras vidas estaba alli. En un momento me quedé sola en medio de un circulo, de repente se abre un pasillo y de él sale Tom, estaba guapisimo con un esmoquin impecable. Se dirigió hacía mi y me empezo hablar:
Joan, mi querida Joan, hemos pasado por tanto juntos que ni me acuerdo cuando esto cambio. Ya no eras una amiga que acompaba a un padre viudo. Has estado con nosotros en muestros peores momentos. Nos has salvado la vida, creí que mi corazón estaba muerto,en nuestra vida para siempre. Porfavor nos concedes el honor completar nuestra familia para toda la vida.
Yo respondi que si, y la sala al completo estallo en aplausos.