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Felinicidad - por Carlos Jaime Noreña

Web: http://ocurr-cj.blogspot.com

Aída y Carlos Alberto dormían plácidamente abrazados, cuando unos gritos que parecían venir del sótano los hicieron despertar con sus corazones acelerados. Lo primero en que pensaron fue en violación y asesinato y temían que hubiera sido dentro de su propia casa; pero en pocos minutos Aída razonó y le contó a su esposo que, cuando estaba pequeña, en el sótano de su casa paterna, la gata de la familia estuvo emitiendo gemidos dolorosos, similares a los humanos, cuando un gato vagabundo llegaba de madrugada a hacerle la consabida compañía amorosa.

Esa noche siguieron durmiendo tranquilos, pero los sobresaltos se repitieron en las madrugadas siguientes; el sueño se les fue perdiendo y horrendas ojeras les adornaron sus bellos rostros. Antes de terminar la semana, se apareció Carlos con un perro embalsamado, de raza fiera, con grandes colmillos en sus fauces abiertas. Se veía aterrador. Lo colocaron en un punto estratégico del sótano, seguros de que ahuyentaría a los felinos.

A eso de las dos o tres de la madrugada, Aída despertó a su pareja:

–El experimento no funcionó, querido. Ahí están gimiendo las gatas.

–Pongámonos tapones en los oídos y esperemos que mañana sí vean el perro.

Por la mañana, se le ocurrió conseguir unas grabaciones de ladridos y antes de anochecer bajó al sótano a instalar una grabadora y programarla para que “ladrara” de la 1:30 a las 4:30, muy seguro de que ahora sí verían al perro con “vida” esos intrusos.

Se fueron a la cama; él, seguro de su invento; ella, muy ansiosa. Pero el experimento falló una vez más: No solo los gatos siguieron haciendo de las suyas, sino que los vecinos se quejaron de que el nuevo perro no los dejaba dormir con sus estridentes ladridos. Dos días después se volvió a aparecer Carlos Alberto con cuatro potentes reflectores, los que instaló en las cuatro esquinas del sótano, confiado en que la luz espantaría a los gatos.

De nuevo a las tres de la madrugada… Esta vez Carlos despertó a Aída:

–Este experimento tampoco funcionó, querida. Casi que tengo ganas de llorar.

–Pongámonos tapones en los oídos y esperemos que mañana se nos ocurra otra solución.

Por la mañana, sin darle tiempo a servir desayuno, Carlos le tenía a Aída el remedio “bendito”:

–Cocinar coles. A eso huelen los repelentes de gatos y perros.

–Yo no me pongo en eso; se impregna ese olor en toda la casa; no nos deja dormir.

–No será en la cocina. Ponemos una estufilla en el sótano, con temperatura y tiempo controlados y protegemos la entrada al sótano para que no se nos filtre el olor.

La primera noche no se escucharon los alaridos, pero sí se sintió un cierto tufillo dentro de la casa, que a Aída no le gustó nada, pero que según Carlos no valía la pena.

Y ¡qué sorpresa a la hora del desayuno! Les tocó la puerta su vecina, furiosa con el repugnante olor que le hicieron soportar toda la noche; las ventanillas de respiración del sótano le enviaron los vapores directamente hacia las ventanas de su primer piso. Si se presentaba el aromita nuevamente, los demandaría.

–¡Renuncio! Dijo Carlos Alberto. Voy a poner esta casa en venta.

–Paciencia, querido. Déjame tramar algo.

Ese atardecer, al sentarse a tomar un café, ella le tenía la propuesta: Con los muebles de sala viejos que tenían arrumados en el garaje secundario, organizar una sala en el sótano. Él rio irónicamente, pero ella le insistió en que los gatos se encantarían arañando la gruesa tela de los forros y olvidarían el motivo que los trajo al sótano. Carlos le propuso una apuesta y ella la aceptó, ni corta no perezosa. De una vez se fueron a instalar la lujosa sala de muebles raídos; Carlos Alberto hasta tuvo la ocurrencia de tenderle en el centro un tapete roto, colocarle una mesita vieja y un florero agrietado con unas flores artificiales desteñidas. “Para que se hagan la visita en una sala formal antes de pasar a la habitación”.

La amenaza de demanda se conjuró, el sueño nocturno no se volvió a interrumpir, los muebles de la “nueva sala” ganaron en hilachas. Claro que no se sabe si los gatos dejaron de llorar por estar entretenidos con los muebles o si resolvieron que después de las sesiones de arañaduras se iban a gozar de sus encuentros de pareja en unos viejos vagones recién abandonados en un lote vecino.

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16 comentarios

  1. 1. Ofelia Gómez dice:

    Hola Carlos Jaime Noreña
    Muy bueno tu relato. Has aprovechado la propuesta y creado una historia entretenida.
    Por otra parte, deberé tomarte como ejemplo: párrafos cortos, puntos y comas en su lugar, buena disposición de diálogos.
    Felicidades.
    Saludos

    Escrito el 19 noviembre 2018 a las 04:57
  2. 2. Laura dice:

    Hola Carlos.
    Qué relato tan original. Me encantò el final.
    No considero nada que señalar desde lo formal, considero la repeticiòn del “Pongámonos los tapones en los oìdos” de cada noche como una forma de dar por finalizado el experimento fallido y pensar en una nueva soluciòn.
    Mis saludos y hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 19 noviembre 2018 a las 11:58
  3. 3. Otilia dice:

    Hola Carlos Jaime Noreña:
    Gracias por leer y comentar. Me alegro que te gusten las descripciones, para mi suelen ser un problema porque me enrollo mucho.
    En cuanto a tu relato, pienso que es muy original, empezando por el titulo. Me ha gustado y se lee con fluidez.
    Buen trabajo. Saludos.

    Escrito el 19 noviembre 2018 a las 15:11
  4. 4. dopidop dice:

    Buenas Carlos,

    Primero agradecerte la visita a mi relato, y tus agradables palabras y consejos, que por supuesto seguiré cuando lo suba corregido a mi blog.

    Respecto a tu texto es ameno y fácil de leer. Me ha tenido todo el rato con una sonrisa en la boca, lo que en un principio parecía algo siniestro, ha resultado tener un tono de humor muy acertado. Me han encantado las ocurrencias del protagonista para espantar a los gatos y sus divertidas consecuencias.

    Y cumples el reto, ¡una historia de amor gatuna! ¡Miauravilloso! Y bueno, el título: PERFECTO.

    Muy buen trabajo. Espero que nos sigamos leyendo por aquí ¡Un abrazo!

    Escrito el 20 noviembre 2018 a las 17:30
  5. Muchísimas gracias a Ofelia Gómez, Laura, Otilia y dopidop por sus elogiosos comentarios.
    A uno le satisface mucho que lo lean y que les guste; se siente que no se ha sino vano el tiempo derrochado moviendo neuronas y pisando teclas.
    Claro que también me interesa que me señalen los errores y que acepten cuando, ocasionalmente, contraargumento sobre lo que han creído ser un error.
    Saludos.

    Escrito el 20 noviembre 2018 a las 17:39
  6. ¡Disculpas! El diablillo me atravesó un “se”: …que no SE ha sido en vano…

    Escrito el 20 noviembre 2018 a las 17:41
  7. 7. pepe dice:

    Hola carlos

    Muy buen relato, muy entretenido y a la par que intrigante a su cómica manera. Me has hecho creer que al final en vez de gatos hubiera otra cosa más perturbada y resistente, genial.
    Tienes una escritura fluida y muy bien estructurada, y eso se agradece de veras.
    Un saludo y ya nos leemos.

    Escrito el 20 noviembre 2018 a las 23:29
  8. 8. Florencia M dice:

    Hola Carlos,

    Un relato claro, bien estructurado y con humor. Sólo la segunda oración del primer párrafo se me hizo muy larga.

    Hasta la próxima!

    Escrito el 22 noviembre 2018 a las 14:04
  9. 9. Beatriz Emilia dice:

    Hola Carlos,

    Qué buen relato, una situación tan trivial, me tuvo enganchada con la lectura hasta el final. Felicitaciones!!! No tengo observaciones sobre la forma del texto. Te invito a pasar por el mío si tienes tiempo,

    Felicitaciones de nuevo!!
    Beatriz

    Escrito el 22 noviembre 2018 a las 22:14
  10. 10. El Apuntador Mudo dice:

    Hola Carlos Jaime Noreña.

    Me ha resultado entretenido tu relato, creo que has ejemplificado bien el dicho castizo “La jodienda no tiene enmienda”, al menos en el ámbito felino o animal.

    Me ha gustado y hecho sonreír

    Saludos, nos leemos.

    Escrito el 23 noviembre 2018 a las 12:31
  11. 11. Diego Alba dice:

    Me gustó leerte Jaime.
    Un relato fresco, disparatado y gracioso.
    Estructura bien distribuida, muchas sensaciones de todo tipo.
    Nada para aportar.
    Gracias por escribirlo, lo disfruté.
    Un abrazo y felices fiestas.

    Escrito el 24 noviembre 2018 a las 04:13
  12. 12. Aitana dice:

    Hola Carlos, el tuyo es de los relatos más originales que he leído. También me gusta mucho tu prosa, que casi, casi toda la poesía en algunas partes.
    Cómo pega quizá en algún momento das rodeos y se pierde un poco la idea, pero no es nada comparado con el placer de leerte.

    Un saludo!

    Escrito el 27 noviembre 2018 a las 18:34
  13. 13. IreneR dice:

    Buenas, Carlos Jaime Noreña.

    Un relato muy entretenido y sencillo de leer. Me ha gustado, aunque he visto algunos errores:

    -“y le contó a su esposo que, cuando estaba pequeña, en el sótano de su casa paterna,”. No se está pequeño, se es pequeño.
    -“–¡Renuncio! Dijo Carlos Alberto.”. Falta la ya de diálogo antes del dijo, que debería ir en minúscula.
    -“Carlos le propuso una apuesta y ella la aceptó, ni corta no perezosa.”. La expresión que yo conozco es ni corto ni perezoso.

    Nos leemos. Un saludo.

    Escrito el 28 noviembre 2018 a las 15:03
  14. Muchas gracias a todos por los últimos comentarios, muy elogiosos. A Irene, también, por las observaciones que me hacen ver que siempre me queda faltando la revisión n+1, para que no se cuelen esos gazapos.
    Saludos y feliz diciembre.

    Escrito el 30 noviembre 2018 a las 20:43
  15. 15. isan dice:

    Hola Carlos Jaime:
    Es la primera vez que te leo. La proximidad ha sido el motivo.
    La importancia de un buen título. Ese juego de palabras ya nos da una pista importante de por dónde va la cosa.
    Suelo comentar siempre al principio aquellas cuestiones de forma que yo cambiaría o, simplemente las que me han llamado la atención.
    “…unos gritos que parecían venir del sótano los hicieron despertar…” Mejor LES hicieron despertar.
    “…Aída razonó y le contó a su esposo que, cuando estaba pequeña, en el sótano de su casa paterna, la gata de la familia estuvo emitiendo gemidos dolorosos,…” Aquí la duda es saber quién estaba pequeña, si Aída o la gata. Para evitarlo, mejor poner el nombre al principio: …le conto a su esposo que, cuando ERA pequeña, la gata de la familia estuvo en el sótano… Mejor ERA que ESTABA ya que estaba denota una situación momentánea.
    “…un perro embalsamado…” Quizás iría mejor un perro disecado.
    Para mi gusto hay demasiados pronombres reflexivos SE.
    “Antes de terminar la semana, se apareció Carlos con un perro…” Sobra SE.
    “…de la 1:30 a las 4:30,…” En textos literarios, es mejor que procuremos escribir siempre la hora con letras. Tutorial de Literautas: https://www.literautas.com/es/blog/post-10312/como-se-escriben-los-numeros-en-un-texto-literario/.
    “Dos días después se volvió a aparecer Carlos Alberto…” Sobra SE.
    “…, Carlos le tenía a Aída el remedio “bendito”: No entiendo bien qué significa que Carlos le TENÍA a Aída. Mejor, tal vez, Carlos le daba el remedio milagroso.
    “…ella le tenía la propuesta:” Aquí para algo parecido con TENÍA. O bien ella tenía una propuesta, o ella le proponía.
    “…ella la aceptó, ni corta no perezosa.” Está clara que lo que quieres decir es NI perezosa.
    “–Pongámonos tapones en los oídos y esperemos que mañana…” Se repite este fragmento de diálogo
    “–¡Renuncio! Dijo Carlos Alberto. Voy a poner esta casa en venta.” La forma ortodoxa de poner los diálogos sería así: —¡Renuncio! —dijo Carlos Alberto—. Voy a poner esta casa en venta.// Dijo, al ser verbo dicendi, se pone con minúscula. Te copio otro tutorial de Literautas acerca de los diálogos: https://www.literautas.com/es/blog/post-10363/como-representar-un-dialogo-graficamente/.
    “…o si resolvieron que después de las sesiones de arañaduras se iban a gozar…” Habría que poner comas seguido de después y de arañaduras para acotar ese inciso. Además la palabra arañadura no existe en el diccionario. Arañazos valdría.
    Entrando en el fondo, me ha parecido un relato entretenido. Total, tantos quebraderos de cabeza para ahuyentar a los gatos que casi les cuesta un pleito, y se van cuando les da la gana. Has sabido crear una atmósfera de desesperación en la pareja y vecinos. Mantiene un ritmo adecuado y, salvando los apuntes anteriores, un buen lenguaje en una atmósfera desenfadada.
    Ha sido un placer.

    Escrito el 2 diciembre 2018 a las 23:50
  16. Muchas gracias, Isan, por tus comentarios y elogios.
    La mayoría de las observaciones son acertadas y las tomaré muy en cuenta. Algunas, pienso que corresponden a las diferencias de forma entre el castellano de España y el americano (por ejemplo, leísmo y loísmo).
    Saludos.

    Escrito el 4 diciembre 2018 a las 04:05

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