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Espérame - por Sofía
No necesitaba mirar la baraja de nuevo para saber que la victoria era suya, pero lo hizo para deleitarse con la vista del dragón de oro que le aseguraba el triunfo.
―Entonces, caballeros ―Se detuvo para soltar las cartas, mirando directamente a sus adversarios ―me parece que es momento de dejar de fingir que pueden ganar esto y empezar a dar respuestas, ¿No creen?
Los tres hombres mantuvieron la vista fija en la mesa, negándose a mirarla directamente.
―El trato sigue siendo el mismo ―aseguró ―si me cuentan algo útil, el jefe se encargará de que lo que está escondido se mantenga de ese modo.
Seguía sin obtener respuesta, pero no tenía tiempo para recurrir al resto de sus tácticas habituales. Se obligó a calmar sus nervios, recordándose que cada segundo era valioso.
―¿Cómo entro en la prisión del conde? ―preguntó, extrayendo visiblemente el arma del escote de su pierna para luego depositarla con delicadeza sobre la mesa.
Los miró con firmeza; cada uno de ellos había sido cuidadosamente elegido por sus influencias y posición social, si alguien podía darle la información que necesitaba, era uno de ellos.
―Ni siquiera lo intentes ―comentó con sorna el primero de ellos ―no hay forma de entrar allí y salir con vida, no serías la primera en intentarlo y perecer en el intento.
Sus manos temblaron apretadas en puños, delatando la sombra de rabia que había descendido sobre ella; golpeó la cabeza del hombre con la culata de su arma, dejándolo inconsciente.
― ¿Alguien más? ―La ansiedad empezaba a apoderarse de su cuerpo, a pesar de lo mucho que intentase controlarla ―. Les recuerdo que la bondad del jefe tiene su límite.
Los dos hombres restantes compartieron miradas de nerviosismo ante la mención del jefe, que no tenía ni la más mínima idea de que aquella redada se llevaba a cabo, siendo su primera misión en solitario, y probablemente la última; pero ellos no necesitaban saberlo.
―Los guardias cambian de turno a partir de la media noche ―afirmó el segundo de los hombres ―, inician desde el círculo exterior hacia adentro, con cinco minutos de diferencia entre cambio y cambio.
Eso solucionaba una parte de su aprieto, pero aún debía averiguar cómo entrar y salir sin ser detectada.
―Yo no me apuraría por entrar allí ―intervino el tercer hombre repentinamente―, ahora mismo está infestado de guardias
Levantó el arma, apuntándolo directamente.
―No es información pública, pero varios de los reos del pabellón central escaparon ―informó ―. Para este momento quizá estén cerca de los muelles del sur.
Todo se detuvo por un segundo.
El hermano de aquel hombre era el asistente del director de la prisión, así que la información debía ser cierta, justo lo que necesitaba.
Se levantó, era momento de pagar una deuda de vida. Quizá él aún tenía esperanza, quizá ambos tenían esperanza.
Salió de la habitación, deteniéndose rápidamente junto al mercenario que la esperaba junto a la puerta.
―Solo uno. Ya sabes que hacer ―ordenó.
Y corrió.
―Resiste ―rogó mentalmente ―voy por ti, no desesperes.
Buenas tardes Sofía,
Me toca comentarte este mes, ya que estoy un par de puestos por encima tuyo.
Me he encontrado con un texto que me ha sorprendido por que me ha gustado muchísimo.
Nos muestras una escena con la acción ya empezada, una situación que todos tenemos en la cabeza, pues la hemos visto cientos de veces. No necesitas darnos mucha explicación para que se entienda, pero a su vez piensas… aqui no hay nada nuevo… Sin embargo, a mientras vas leyendo vas encontrando matices, el nerviosismo de la protagonista, que actúa por su cuenta, que está buscando a alguien… y te vas metiendo mas y mas en la historia. ¡Y te quedas con ganas de mas! Un trabajo excelente.
Ha habido una cosa que me ha sacado del relato, pero como ha sido al principio, no me ha descolocado mucho y es como has introducido la palabra “baraja”. Igual que la palabra “sombra” la he tenido que buscar por que no la encontraba, esta me desentona mucho, no sé, en una jugada de cartas se mira la mano, las cartas, los naipes… pero me queda raro mirar toda la baraja… Un matiz tonto, que no emborrona el buen trabajo que has realizado.
Gracias por compartirlo, te seguiré leyendo por esto lares.
Un saludo
Buenas, Sofía.
Me ha gustado tu relato, engancha desde el principio y se lee con facilidad.
Solo hay un par de cosillas que he visto que me han llamado la atención, y es que los diálogos no los puntuas bien. La raya de diálogo siempre va pegada al parlamento del narrador, algunas veces lo haces bien, y otras no.
Espero seguir leyendo más textos tuyos.
Un saludo.
¡Buen trabajo! Original y diferente a muchos de los que he leído.
Un claro relato que una vez más, las 750 palabras impiden desarrollar con mayor deleite, escenas y argumentos que de acuerdo a tu historia, enriquecerán todo el contenido.
Ligerisimos repasos a las acotaciones del narrador y ya sabemos, con minúscula la primera letra (cuando se habla) y con mayúsculas cuando no.
¡Enhorabuena!
Saludos.
Buenas noches Sofía, me ha gustado tu relato. Una mujer que se atreve a todo y que se enfrenta a quien se le pone delante.
Enhorabuena, un saludo. Menta
Los miró con firmeza; cada uno de ellos había sido cuidadosamente elegido por sus influencias y posición social, si alguien podía darle la información que necesitaba, era uno de ellos.
Hola Sofía:
Aunque me costó comprender la trama, al principio, luego la lectura avanza muy fluida. Bien contada. Cómo observación, el párrafo que transcribí al principio del comentario: donde dice “y posición social”,colocaría la “y” para continuar con la frase. Buen trabajo