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La última noche - por MonR.
Un grito de rabia salió de su garganta a la vez que un papel arrugado se estrellaba contra la pared de madera del lujoso camarote. —¡Cómo se atreven a acusarme de soborno!—gritó enfadada. Ella era Juana Piñera, una actriz de renombre que había trabajado y llenado los mejores teatros en España y Francia.
Salió de su camarote como una exhalación. Subió a cubierta, pero el viento frío la hizo retroceder, hacía rato que ya había anochecido y estaban a mediados de abril, el calor no había llegado y el aire marino le daba ese punto de humedad que se metía en los huesos. Quizá era mejor volver a su camarote.
Acababa de acostarse con un paño húmedo tapándole los ojos cuando la puerta de castaño se abrió. Una mujer de cabello entrecano recogido y un vestido sencillo hizo su aparición. Casi no había traspasado el umbral de la puerta cuando Juana la preguntó con un deje desesperado en la voz—¿por qué tenemos que ir a Nueva York Florinda? ¿Qué se nos ha perdido allí?—Florinda miró disimuladamente hacia arriba con gesto algo cansado —ha vuelto a leer la nota ¿verdad?, no lo haga señorita Juana, revivir esas cosas no trae nada bueno—. Dijo intentando consolarla —vamos por la profecía, ¿no lo recuerda? Usted está destinada a triunfar en las Américas. Y ahora, acuéstese— le ordenó con voz maternal— mañana empezaremos nuestra nueva vida y debe estar radiante.
Juana miró el reloj y se dio cuenta de que ya eran las once y media de la noche. —Mañana a estas horas ya estará firmado el contrato con el Winter Garden Theatre—dijo ya más calmada. —Sin ningún tipo de unte, como dicen las malas lenguas. ¡Todo por méritos propios!— concluyó volviendo a ponerse el paño refrescante en los ojos.
Nunca llegarían a Nueva York, su destino estaba escrito, porque el barco en el que viajaban no era otro que el RMS Titanic.
Comentarios (3):
Mónica Bezom
21/04/2025 a las 02:11
Hola, Mon.
¡Uf! ¡Qué historia! Un relato de ritmo ágil con sutiles toques de apremio en las emociones de la protagonista, hasta que el océano dispone. El mar locuta, causa finita, podría decirse.
Muy buen texto con un final inesperado, en tanto la ausencia de dramatismo previo impide preverlo. Muy buen detalle.
Nos estamos leyendo.
Cristina Otadui
22/04/2025 a las 07:04
Hola Mon,
tienes un texto directo con un lenguaje sencillo pero expresivo que logra transmitir con eficacia el carácter emocional y teatral de la protagonista: Juana es intensa, apasionada por su oficio, visceral y al mismo tiempo vulnerable en su encuentro con Florinda que ofrece el contrapunto sereno en una relación que se adivina antigua.
Me gusta el giro final que convierte un drama personal e íntimo, en una tragedia mundial y conocida cuando se revela que están a bordo del Titanic.
En mi opinión hay pequeños errores de puntuación, alguna coma que falta y el uso de algún tiempo verbal que yo conjugaría de otro modo pero nada de ello quita fuerza a un texto bien armado donde los detalles (el camarote lujoso, el viento frío de abril, la humedad marina) transportan al lector y que mantienen un sabor cinematográfico que encaja genial con el trabajo de la protagonista.
Buen trabajo y de gran potencial,
Gracias por escribir y compartir.
Me tienes justo encima por si te apetece leerme, un saludo.
¡¡Nos leemos!!
Esteban Souto
23/04/2025 a las 01:27
Hola Mon! Me gustó mucho la velocidad, lo conciso y concreto del relato. En pocas palabras has logrado contar una historia que trasluce una amplitud superior a los renglones que utilizas.
Una cosa que podría mejorarse es jugar a nombrar el Titanic sin usar su nombre, por ejemplo: “Nunca llegarían a Nueva York, su destino estaba escrito, una pared de hielo pondría fin a los sueños de tantas almas…”
También debo destacar que el nombre Florinda no me parece el más acertado para su colaboradora. (Pero esto por favor, es un comentario personal)
En líneas generales creo que has cumplido el desafío de manera correcta con simpleza y creatividad. Un saludo! Esteban
Nos leemos!!!