Uno de los consejos más habituales a la hora de crear una rutina de escritura es la de ponernos objetivos diarios (o semanales) por palabras. Es decir, en lugar de proponernos escribir tres capítulos o diez páginas a la semana, nos recomiendan marcarnos un número de palabras concreto para escribir cada día.
A mí me gusta bastante este sistema porque me parece más exacto que el de las páginas o los capítulos. Un corredor no suele decir “hoy he corrido diez calles” o “es una carrera de una hora y cuarenta minutos”. Lo lógico es que lo calcule por kilómetros. Pues nosotros los escritores tenemos la palabra como unidad de medida.
Además, llevar un control de palabras sobre lo que escribimos nos permite analizar el texto en conjunto, sabiendo cuánto nos puede quedar para llegar hasta el final y, sobre todo, en qué categoría enmarcarla, porque del número de palabras también depende el tipo de obra ante la que estamos.
[Nota]: los datos que os damos a continuación son estimaciones generales, estadísticas basadas en la mayor parte de obras publicadas, lo que no quiere decir que tengamos que ceñirnos siempre a estos parámetros. Hay novelas cortas que tienen diez mil palabras más de lo habitual o obras tan largas que da vértigo pensar en ellas. Tomad los siguientes datos como lo que son: una referencia de lo que es más común encontrarnos publicado.