Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Batucada - por Vespasiano

BATUCADA
El buque ha dejado atrás el puente Rio-Niteroi, hemos pasado por debajo de su inmensa estructura de hierro y cemento y nos adentramos lentamente en la bahía de Guanabara. El esplendor de las diferentes tonalidades de verde de las montañas que la rodean, contrasta con la roca inmensa del Pan de Azúcar que emerge magnánimo de las profundidades del mar. A lo lejos puedo divisar el Cristo Redentor en la cumbre del Corcovado con sus brazos abiertos acogiendo a los viajeros que como yo estamos ansiosos por conocer el famoso carnaval.
He decidido divertirme y olvidar el fracaso amoroso de mi relación con Ana, por eso estoy subido en este bonito transatlántico dispuesto a disfrutar lo que me quede de vida. Después de tantos años de convivencia, el tedio y la rutina se han apoderado de nosotros llevándonos a un distanciamiento que no nos proporciona ningún placer.
No hemos podido tener hijos, debido a un problema hormonal y ahora tristemente estamos inmersos en un proceso de divorcio, debido a infidelidades, que la saca de quicio y le hace aflorar su mal carácter.
Desde la baranda en la que me encuentro, veo la cubierta de la proa del barco, donde marineros se afanan por realizar las maniobras de atraque con las ayudas inestimables del buque remolcador y del práctico del puerto
Tan ensimismado estoy en mis pensamientos que no he reparado en la figura de una bonita y elegante señora que se ha quitado las gafas de sol para contemplar en toda su plenitud la belleza del entorno. En el brillo de sus ojos puedo adivinar la alegría que esto le produce. Me atrevo a decirle: – ¡Increíble esta ciudad!
Me mira y me dice: – ¡Sin duda! ¡Esta es mi tierra! Sonríe y me pregunta: – ¿Qué le parece esta maravilla?
-¡Asombroso! – ¡Pena que habré de volver mañana! – ¡Pues desde que la he visto no se decir que me ha impresionado más, si esta exuberante naturaleza o esos ojos maravillosos que embellecen su cara!
Se ruborizó la mujer que ya habría cumplido los cincuenta, aunque su rostro terso reflejaba lozanía y dulzura. Ella se retiró discretamente despidiéndose de mí: – ¡Hasta luego! Dijo mientras se alejaba. Por él camino pensaba: ¡Vaya con el caballero, parece un conquistador! ¡Pero no deja de ser un tipo interesante! Y parece amable y simpático.
A la mañana siguiente yo estaba ansioso por conocer la ciudad y los puntos turísticos más emblemáticos, así que decidí coger el trenecillo que me llevaría hasta el Corcovado.
Ante esa visión me decía: – ¡Dios mío! ¿Cómo es posible tanto verdor y tanta montaña metida en el mismo corazón de la ciudad?
¡Pero de repente dejé de pensar! Nuevamente la tenía delante de mis ojos cuando me subí al vagón, donde unos músicos callejeros anticipaban con sus canciones, la proximidad de la folía.
Sin ningún pudor me senté a su lado mientras el tren ascendía lentamente por entre la vegetación frondosa del parque natural hasta la cima del monte. La saludé cortésmente y ella correspondió a mi saludo: – ¡Que alegría más grande volverla a encontrar! -¡Pues sí que es coincidencia! Dijo ella sorprendida. Armándome de valor le dije lo mucho que me había impresionado su porte señorial y su serena belleza, pero que eso era superficial y lo que yo deseaba por todo el oro del mundo era conocerla mejor para enamorarme de ella.
Parece que estas palabras hicieron mella en el corazón de la mujer que tampoco había sido muy feliz en los últimos tiempos. Ahora empezaba a sentirse más segura y con ganas de vivir.
Juntos admiramos la grandiosidad del Cristo que abraza simbólicamente a toda la población carioca y la belleza de aquella ciudad y su deslumbrante bahía.
Paseamos durante toda la tarde contándonos cosas de nuestras vidas y hablando de nuestros planes futuros, sintiendo los puntos de encuentro en los que coincidíamos; presintiendo una empatía mutua que sin duda podría desembocar en una relación futura.
Caía la noche lentamente sobre la Iglesia de la Gloria del Otero y mirando desde su explanada la playa de Flamengo, me atreví a coger su mano. La electricidad recorrió todo mi cuerpo, aproximé mi rostro al suyo y sin podernos contener, nuestros labios se buscaron tiernamente. Aquel beso deseado y apasionado aceleró mi ritmo cardiaco. Fue entonces cuando adelantándonos al inicio de la “batucada”, en nuestras mentes y en nuestros corazones "los tambores comenzaron a sonar".

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

18 comentarios

  1. 1. mondregas dice:

    Hola Vespasiano:
    Tu forma de narrar es muy bonita parece que lo estás viendo. Dicho esto, te diré que si narras en primera persona, no puedes conocer los pensamientos del otro personaje. Unas veces narras en presente y otras en pasado. Y por último el final se ve venir. A mí también me corrigen bastante es lógico estamos aprendiendo
    Por si quieres leerla mi relato está en el nº 56

    Escrito el 29 mayo 2015 a las 09:20
  2. 2. Vespasiano dice:

    Gracias por tus comentarios. Los tendré en cuenta pues son constructivos y me ayudaran a mejorar.
    Leeré tu relato, sin duda.

    Escrito el 29 mayo 2015 a las 15:03
  3. 3. Denise dice:

    Hola!
    Es muy lindo el relato, a pesar de que quizás el final sea predecible, como dice Modregas. Sin embargo, no creo que le quite valor, al contrario, es una linda historia de amor.
    Si estoy de acuerdo con las observaciones sobre tiempos verbales y el narrador. Sólo el omnisciente de 3era persona sabe lo que piensan todos los personajes.
    También agregaría algo con respecto a los diálogos: te aconsejaría que no los intercalaras dentro del párrafo, sino que los pusieras en párrafo aparte con sangría, por ejemplo:

    “Me atreví a decirle:
    –¡Increíble esta ciudad!
    Me miró y me dijo:
    – ¡Sin duda! ¡Esta es mi tierra! -Sonrió y agregó:– ¿Qué le parece esta maravilla?
    -¡Asombroso!
    – ¡Pena que habré de volver mañana!
    – ¡Pues desde que la he visto no se decir que me ha impresionado más, si esta exuberante naturaleza o esos ojos maravillosos que embellecen su cara!”

    Ah, y está ese asunto del guión largo, que es el de diálogo, que el mes pasado me lo marcaron y en el Word es más difícil de encontrar que un OVNI :/ (Insertar >Insertar símbolo >Símbolos especiales).

    Por lo demás es un relato muy bonito, espero que este comentario te sirva!

    Escrito el 31 mayo 2015 a las 23:15
  4. 4. Vespasiano dice:

    Agradezco tus elogios, y tendré en cuenta tus consejos para seguir mejorando.

    Escrito el 1 junio 2015 a las 10:43
  5. 5. beba dice:

    Hola, vespasiano:
    Una bella y simple historia de “amor” (tiene tantas caras el amor…)
    Muy buenas descripciones, tanto físicas como emocionales.
    Comparto las recomendaciones de Denise.
    Gracias por leerme y comentar.
    Un saludo.

    Escrito el 1 junio 2015 a las 15:25
  6. 6. grace05 dice:

    Hola Vespasiano. Gracias por tus comentarios en mi relato.
    El tuyo, una dulce historia de amor. Me gustó mucho. Más allá de lo que te observaron los compañeros esta muy bien escrita, se perciben las sensaciones y se pueden ver los personajes por tus descripciones claras.
    ¡Felicitaciones!!!!

    Escrito el 1 junio 2015 a las 21:06
  7. 7. Vespasiano dice:

    Beba, agradezco tus comentarios, me animan a seguir mejorando.

    Escrito el 3 junio 2015 a las 22:33
  8. 8. Vespasiano dice:

    Grace05, muchas gracias por comentar mi historia. Intentaré mejorar con vuestra ayuda.

    Escrito el 3 junio 2015 a las 22:36
  9. 9. Luis Ponce dice:

    Vespasiano: me gusta la historia, el desarrollo mientras ubicas al lector en los diferentes sectores de Río, el atraque del barco.
    Puede ser predecible, especialmente el final, pero también insistiría en que no puedes saber lo que piensa la otra persona si estás narrando en primera persona, igual lo de los tiempos, es cuestión de revisión.
    Lo que sí llama la atención al lector y ayuda a manejar los tiempos del relato son los puntos aparte antes de los guiones largos, porque eso te ubica al momento de leer, si no te atropellas, cuando te topas con una parte del diálogo en el mismo párrafo de la narración.
    Esta retroalimentación, es la que consigue que vayamos aprendiendo. He aprendido mucho de los comentarios que me hacen en los míos. Espero que este ayude en algo.
    Como siempre te estaré leyendo.

    Escrito el 9 junio 2015 a las 01:24
  10. 10. Vespasiano dice:

    Gracias por tus comentarios, como he dicho anteriorm

    Escrito el 9 junio 2015 a las 16:01
  11. 11. Vespasiano dice:

    Gracias por tus comentarios, como he dicho anteriormente a otros Literautas, estos me ayudarán a mejorar.
    Aprovecharé para leer tu relato.

    Escrito el 9 junio 2015 a las 16:04
  12. 12. Cynthia Morales dice:

    Qué bonita historia.
    En cuanto a correcciones estoy de acuerdo con los demás. Sólo es cosa de práctica y atención.
    He de decir que al principio me ha recordado a Edmundo Dantés envuelto en el paisaje marítimo, a pesar de que ambas historias son ambientadas en lugares distintos.
    Adelante, espero seguir leyéndote.

    Escrito el 13 junio 2015 a las 05:49
  13. 13. Vespasiano dice:

    Para Cynthia Morales:
    Agradezco tu comentario y me agrada que te haya gustado la historia. Con relación a correcciones gramaticales estoy completamente de acuerdo que tengo mucho que aprender.
    Pero por ahora lo que intento es contar algo que le llegue al lector.
    Gracias.
    Sin duda leeré tu relato.

    Escrito el 13 junio 2015 a las 11:18
  14. 14. Vespasiano dice:

    Hola de nuevo Cynthia. Perdona, pero con tantos y buenos relatos habidos me despisté. El tuyo ya lo había leido y comentado. Por cierto, me pareció excelente.
    Gracias de nuevo.

    Escrito el 13 junio 2015 a las 11:24
  15. 15. Dante dice:

    Hola Vespasiano:

    Me gustó mucho tu relato. El contenido me gustó mucho y es muy verosímil. En cuanto a la forma (e indirectamente en relación al contenido) veo un gran mérito en que mostrás las cosas. No las “decís” o las contás, las mostrás y todo, hasta lo emocional, es como si lo estuviéramos viendo. Hasta casi que nos invitás a meternos dentro de la piel del personaje y sentir ese “cosquilleo” que hace tanto que no sentía.

    En resumen: el corazón, el alma del relato, y también el cuerpo es excelente.

    Sin embargo, a los efectos de que brille más todavía, creo que hay algunos puntos que podrías reexaminar, para que después de una reflexión a la luz de algunos puntos que voy a señalarte, de lo que han dicho los compañeros y de tu propio criterios, veas si mantenés algunas decisiones estéticas o si resultaría conveniente reelaborar algunas cosas.

    El primer punto que me parece que ameritaría un reexamen son los signos de puntuación. En general no están mal, pues cumplen con los criterios objetivos que rigen la materia. Sin embargo, y aún cuando el tema de la puntuación tenga una fuerte carga subjetiva (que torne opinable lo que uno pueda decir) me animo a señalar algunas cosas porque creo que la puntuación elegida no siempre se condice con lo que yo llamaría tu “intención narrativa”, es decir, lo que quisiste contar (en cuanto al contenido) y cómo lo quisiste contar (en lo atinente a la forma). En cuanto a la puntuación advierto que, en algunos casos, convendría usar oraciones más cortas, lo que se lograría con más puntos seguidos y puntos y comas, y si la ocasión lo amerita, también podrías utilizar los dos puntos. Oraciones más cortas pueden imprimirle un ritmo más rápido en algunos tramos del relato o podrían “fijar” mejor en la mente del lector ciertas ideas, sensaciones, pensamientos o sentimientos del personaje. En cuanto a las comas, algunas dificultan un poco la lectura o alargan las frases “frenando” el ritmo de una historia que, en general, tiene un ritmo acertado: ni muy acelerado ni muy lento.

    A título de ejemplo, te cito algunas oraciones y te efectúo las sugerencias:

    “He decidido divertirme y olvidar el fracaso amoroso de mi relación con Ana, por eso estoy subido en este bonito transatlántico dispuesto a disfrutar lo que me quede de vida. Después de tantos años de convivencia, el tedio y la rutina se han apoderado de nosotros llevándonos a un distanciamiento que no nos proporciona ningún placer”. Estas oraciones podrían reexpresarse así: “He decidido divertirme y olvidar el fracaso amoroso de mi relación con Ana. Por eso estoy subido en este bonito transatlántico dispuesto a disfrutar lo que me quede de vida. Después de tantos años de convivencia, el tedio y la rutina se apoderaron de nosotros llevándonos a un distanciamiento que no nos proporciona ningún placer”. Incluso en esta última oración se podría evaluar si no convendría poner una coma más: “Después de tantos años de convivencia, el tedio y la rutina se apoderaron de nosotros, llevándonos a un distanciamiento que no nos proporciona ningún placer”.

    “No hemos podido tener hijos, debido a un problema hormonal y ahora tristemente estamos inmersos en un proceso de divorcio, debido a infidelidades, que la saca de quicio y le hace aflorar su mal carácter”. Esta oración podría reexpresarse: “Debido a un problema hormonal, no hemos podido tener hijos. Debido a infidelidades, ahora estamos inmersos en un proceso de divorcio que la saca de quicio y le hace aflorar su mal carácter”.

    En segundo término, hay una oración muy linda al principio del relato que me parece que podría mejorar aún más. La oración es la que dice “A lo lejos puedo divisar el Cristo Redentor en la cumbre del Corcovado con sus brazos abiertos acogiendo a los viajeros que como yo estamos ansiosos por conocer el famoso carnaval”. Aclaro que esta opinión es muy subjetiva. No obstante, y a los efectos de compartir mi experiencia como lector, me animo a exponerla. Esta oración, reitero, me gustó mucho y hasta me dio ganas de estar ahí, viendo lo que ve el personaje (me tengo que conformar con que él sea “mis ojos” y vea lo que yo quisiera. Por cierto, lo ha logrado con creces). Sin embargo, no me convence la expresión “que como yo”. No me suena bien del todo en este contexto y fuerza a elegir la conjugación del verbo siguiente entre primera persona del plural (estamos) -en alusión a los viajeros, incluyéndose el personaje- y tercera del plural (están) -refiriendo sólo a los viajeros-. Ambas podrían ser correctas, pero ninguna me suena bien. Para evitar esto, se podría reformular la oración más o menos así: “A lo lejos puedo divisar el Cristo Redentor en la cumbre del Corcovado con sus brazos abiertos acogiéndonos a todos los viajeros, ansiosos por conocer la magnífica ciudad y su famoso carnaval” (Me tome la libertad de introducir unas variaciones que me sugirió el espíritu de la frase. Puedo equivocarme, pero al leerla una y otra vez esa oración algo me dice que esa fue la intención narrativa).

    En tercer lugar, hay otro aspecto que me parece que requeriría un examen. Me refiero al tema de los tiempos verbales que algún compañero (creo que mondregas) te ha señalado). De la lectura del relato surge que hay una incoherencia de tiempos verbales, porque se mezcla el tiempo presente con el pasado. No es que no se puedan “mezclar” en el sentido de que haya una prohibición absoluta. No. Me refiero a otra cosa: si se comienza relatando en presente, hechos que son posteriores o que están pasando en ese momento, no pueden ir en pasado. Desde el principio del relato hasta la oración anterior a “Se ruborizó la mujer…” se relata en presente. Luego, desde “Se ruborizó la mujer…” hasta el final, se narra en pasado, a pesar de que esos hechos son posteriores.

    Nada obsta en cambio a que desde el presente se refiera a hechos pasados o futuros. Por ejemplo, es muy correcto y queda muy bien cuando a pesar de que el protagonista narra en presente, refiere al trayecto anterior del barco en pasado (lo que es lógico, porque es el trayecto que dejó atrás y que ya no contempla en el momento en que nos cuenta la historia) y cuando menciona sus problemas de pareja y todo lo que condujo al divorcio (es lógico también: es el pasado que con este presente quiere dejar atrás). En este sentido, creo que también hay algo que agrava un poco más este inconveniente, porque no sólo se “mezcla” el presente con el pasado, sino que se empieza a relatar en presente, luego pasa al pasado cuando conoce a la mujer especial y luego habla de lo que ocurre durante la mañana siguiente, lo que es tiempo futuro. Para evitar esta discordancia, yo sugeriría reelaborar el relato solamente cambiando los tiempos verbales: empezar en pasado y terminar en pasado, o bien, empezar en pasado y a través de un conector adecuado, hacer que transcurra en presente todo desde esa mañana hasta la caída de la noche frente a la Iglesia. Aunque esta variante tendría la complicación de “los tambores comenzaron a sonar” que era la frase final obligada que está en pasado. Sin embargo, no sería decisivo porque con algún conector adecuado que lógicamente exprese la proposición “mientras sucede x, comenzaron y (los tambores)” se arreglaría.

    Por otra parte, y tal como te lo hicieron notar algunos compañeros, si efectúas un reexamen formal del relato, uno de los puntos a considerar sería el del narrador elegido. Como elección en sí en función de la historia que querés contar, me parece acertado. Hasta diría brillante, porque le da un tono intimista y nos llena la mente de imágenes y sensaciones. Te digo más: hasta nos despierta compasión y amistad por esa persona de mediana edad que no da todo por perdido, apuesta al amor como si fuera un jovencito, y vuelve a empezar como si volviera a nacer. Es un “perdedor” con alma de ganador. Alguien que no se rinde. Que nos muestra sus flaquezas sin miedo ni vergüenza y nos muestra su valentía y su valía. Un personaje redondo. Bueno, creo que la primera persona protagonista te permite todo esto y que lo has explotado de maravilla, lo que revela tus condiciones como escritor (y nos invita a seguir leyendote y te invita a continuar creando historias con tan rico y atrapante contenido).

    Sin embargo, una vez que se hace una elección en cuanto a la voz narrativa, se debe ser coherente con ella. Tal como lo señalaron algunos compañeros, el narrador en primera persona protagonista, no conoce lo que piensan o sienten los otros personajes. Le sucede como a nosotros en la vida real: a menos que se trate de un telépata o de una persona con dones especiales, o de una relación muy íntima y estrecha (tal vez de años) entre dos personas, casi nadie y casi nunca puede “leer” la mente de los demás. Así le ocurre, y en la misma medida, al narrador primera persona protagonista. Éste, a lo sumo puede intuir que piensan o sienten los otros personajes, pero no lo sabe. O si lo sabe, lo sabe porque los otros personajes se lo dicen, o porque conoce mucho al otro personaje. Pero esto último sólo es válido con severas limitaciones: que se lo haga saber al lector, que lo haga de un modo que no sea “meramente informativo” y que no ocurra respecto de cada sentimiento, emoción o pensamiento del otro personaje sino sólo a veces o en una oportunidad aislada y muy importante para la trama. Y nunca respecto de todos los personajes.

    Claro está que todo esto es válido en la medida de que el narrador protagonista no sea un telépata o alguien con poderes especiales, o se trate de un género donde pudiera ser válido que el narrador protagonista “entre” en los demás personajes. No es esto lo que ocurre en tu relato, donde el narrador protagonista es una persona común y corriente (y muy verosímil, dicho sea de paso).

    Sea cual fuere el caso, cuando el narrador protagonista conoce o intuye lo que los demás personajes piensan o sienten, puede equivocarse, porque como “no entra” en los otros personajes nunca tendrá certeza. También puede ser engañado por los otros personajes o se puede engañar a sí mismo en sus impresiones.

    Aplicando todos estos criterios al relato, el protagonista no puede conocer con tanta certeza y detalles los estados anímicos de la mujer.

    Además, tampoco puede saber que la mujer no había sido feliz en el último tiempo, sobre todo porque ni siquiera la nombra. Esto revela que recién la ha empezado a conocer y que, más allá de lo que haya intuido emocionalmente, poco o nada sabe de ella.

    Otro punto que me parece importante es el de los diálogos, sobre el cual algunos compañeros te han señalado algunas cosas.

    El primer aspecto que me parece relevante, es que los diálogos no deberían estar en el mismo renglón si contienen palabras dichas por distintos personajes. Más allá de que ello no sería correcto, dificulta la lectura y torna más lento el ritmo cuando, justamente, lo que buscan esos diálogos es lo contrario: que la historia avance e interese al espectador. Además, complica un poco identificar quien dice qué cosa.

    Por otra parte, aún cuando no creo que fuera inadmisible, no creo que sea aconsejable poner los diálogos después de los dos puntos (Ej: “La saludé cortésmente y ella correspondió a mi saludo: – ¡Que alegría más grande volverla a encontrar!”). Reconozco que esta puede ser una opinión meramente subjetiva de mi parte, pero no me “suena” del todo bien. Reitero: no es incorrecto, pero no estoy seguro de que sea aconsejable. No siempre me ocurre, pero muchas veces cuando el diálogo se presenta de esta manera lo siento más como una información que como un diálogo, y así pierde peso desde lo formal e indirectamente afecta al contenido y al desarrollo de la trama.

    Asimismo, si bien existen muchas formas de consignar los diálogos, si se elige la forma “tradicional” con las rayas de diálogo, deben respetarse los criterios para formular las acotaciones. Así, por ejemplo, el diálogo que dice “-¡Pues sí que es coincidencia! Dijo ella sorprendida”, debería escribirse: “— ¡Pues sí que es coincidencia! —dijo ella sorprendida”. Además, cabe destacar que después de “dijo ella sorprendida” hay un punto seguido en el que el protagonista retoma y refiere a sí mismo al decir “Armándome de valor…” Aquí sería recomendable usar un punto y aparte, porque más allá de las otras consideraciones formales, confunde un poco en la lectura, que en lugar de ser fluida, obliga al lector a hacer un esfuerzo hasta que entiende cómo se pasa de un diálogo a la recapitulación de la trama. En cuanto a la forma de los diálogos, hay aquí mismo en la página de Literautas un par de tutoriales interesantes. Yo, por mi parte, confieso que muchas veces los consulto cuando tengo algunas dudas o para proceder a la “edición” o revisión del texto. Estos son los links de los tutoriales: https://www.literautas.com/es/blog/post-1936/dando-forma-a-los-dialogos/ y https://www.literautas.com/es/blog/post-1371/el-narrador-en-los-dialogos/

    Otro aspecto de los diálogos que creo que habría que tener en cuenta es los tipos de ellos (directos e indirectos). La mayoría de los diálogos utilizados en el relato son directos y con forma tradicional española (con raya de diálogo). Sin embargo, hay también uno indirecto en la oración que dice: “Armándome de valor le dije lo mucho que me había impresionado su porte señorial y su serena belleza, pero que eso era superficial y lo que yo deseaba por todo el oro del mundo era conocerla mejor para enamorarme de ella”.

    Esto no está mal en sí. Es admisible este diálogo indirecto, y también pudo haber influido el límite de las 750 palabras. Pero no vendría mal reexaminar si conviene mezclar, y más en un espacio tan corto, un tipo y otro de diálogo. Sobre todo porque con el diálogo “natural” (con las rayas de diálogo) se puede administrar mejor el ritmo de la historia y acelerarlo o frenarlo según la historia lo requiera. El diálogo indirecto, en un contexto como este, queda como “menos vivo”, como más informativo.

    No está mal utilizar ambos tipos de diálogos (directo e indirecto) en un mismo relato, pero habría que tener cuidado que no estén tan cerca uno y otro tipo de diálogo. Además, no es lo mismo que el diálogo entre personajes importantes (no necesariamente protagónicos, pero sí importantes) esté en diálogo directo que luego aparezca un diálogo indirecto con personajes de menor importancia o que sirven para traer una información útil a la trama y no tienen más relevancia que esa. En mi criterio sería incorrecto, o por lo menos poco conveniente (y hasta potencialmente confuso) que la misma categoría de personajes que mantuvieron un tipo de diálogo (directo) tengan otro de otra clase (indirecto).

    Aclaro especialmente que esta no es una norma. Es una percepción subjetiva mía (como lector y como escritor), y por ser subjetiva es por cierto muy discutible.

    Todos los aspectos que he observado hasta aquí son formales. Si bien no suelo referirme mucho al contenido, porque lo considero un ámbito reservado al autor (ya que difícilmente desde afuera se pueda indicar qué mejorar porque cambiaría la historia, y nadie la conoce mejor que quien la imaginó y creó), en este caso efectuaré un par de aportes. Esos aportes no los veo como una sugerencia mía, sino que creo que estarían implícitos en el mismo texto y ayudarían a dotarlo de mayor coherencia.

    El primer aspecto de contenido que podría considerarse especialmente lo encuetnro en la oración: “Paseamos durante toda la tarde contándonos cosas de nuestras vidas y hablando de nuestros planes futuros, sintiendo los puntos de encuentro en los que coincidíamos; presintiendo una empatía mutua que sin duda podría desembocar en una relación futura”.

    Estimo que un párrafo tan poderoso como este desde el punto de vista argumental, podría (¿debería?) conducir a otro nivel de intimidad de los personajes y podría revelarnos el nombre de esa mujer que aparenta ser especial.

    El segundo aspecto de contenido que me parece que tendría mucha importancia está en el párrafo final:
    “Caía la noche lentamente sobre la Iglesia de la Gloria del Otero y mirando desde su explanada la playa de Flamengo, me atreví a coger su mano. La electricidad recorrió todo mi cuerpo, aproximé mi rostro al suyo y sin podernos contener, nuestros labios se buscaron tiernamente. Aquel beso deseado y apasionado aceleró mi ritmo cardiaco. Fue entonces cuando adelantándonos al inicio de la “batucada”, en nuestras mentes y en nuestros corazones “los tambores comenzaron a sonar”.

    Este párrafo final está muy bien desde el punto de vista formal. Desde el punto de vista del contenido también es excelente, aunque podría dársele una “vuelta de tuerca” para que sea más coherente con la idea que el lector intuye subyacente y para evitar un final anunciado como dice mondregas.

    En este sentido, quizás no vendría mal introducir desde antes a la batucada, mezclarla, en el medio del párrafo, atribuirle alguna propiedad “energética” o algo así, para que en el final “quede en el aire lo que pasa (que no se sabe si se besaron o no, y si estuviera implícito que lo hicieron, no quedaría claro cómo, si fue un beso tierno o apasionado).

    En definitiva, tanto en la forma con en el contenido, quien está en mejores condiciones de efectuar el reexamen y en su caso, de reelaborar lo que sea necesario es el autor, y según lo que revela el rico contenido y el colorido de la historia, no dudo que cualquiera sea tu decisión, será la apropiada.

    Disculpame por lo extenso del comentario. Sucede que se trata de un relato muy bueno que invita a analizarlo en detalle y que exige hilar muy fino. Espero haber podido aportar algún elemento para que, concordantemente con lo que han sugerido y observado los demás compañeros más lo que vos mismo puedas advertir, este excelente relato brille más todavía.

    Felicitaciones por el relato, y espero seguir leyendo otros de tu autoría.

    Saludos.

    Escrito el 27 junio 2015 a las 02:52
  16. 16. Vespasiano dice:

    Bueno Dante, sin palabras me has dejado para agradecer tus comentarios.
    En el taller anterior bromeaba contigo escribiendo “…con el mayor aprecio y respeto…” decía yo, temiendo que me escribieras una parrafada de miles de palabra.
    Veo con satisfacción que has admitido la broma y que has tenido la amabilidad de comentar este relato. Cosa que me ha llenado de ilusión. Pues saber que algo escrito por una persona que solo estudió gramática hasta los doce años, pueda generar tantos puntos de vista me sorprende gratamente.
    Agradezco tus correcciones y esto me hace pensar que tal vez seas profesor de Literatura o de Filosofía.
    Lo que sin duda me costará trabajo es asimilar tantos y buenos consejos, pues como ya te dije antes, mi base gramatical no es demasiado frofunda. Pero intento mejorar con la ayuda de todos y con la asistencia a un taller de Literatura en un centro de mayores del pueblo donde vivo.
    Gracias de nuevo.

    Escrito el 28 junio 2015 a las 17:33
  17. 17. Dante dice:

    Estimado Vespasiano:

    ¡Cómo no iba a admitir la broma! Aquí he encontrado mucho respeto y valoración por los trabajos y las opiniones ajenas, así que creí que tu caso no iba a ser diferente. Además, si no fuera broma, no hubieras perdido el tiempo en dejar ese comentario en el relato :).

    Me has sorprendido con el dato que me has revelado acerca de tus estudios de gramática. No lo hubiera pensado, y eso habla muy bien de vos. Esta es la primera vez que te leo, y de acuerdo con lo que leí y comenté, en mi opinión no hay errores graves de gramática, o por lo menos, no son más graves que los que en general he detectado al comentar otros relatos o los que yo mismo puedo cometer. Quizás el más importante (para que no se desluzca el relato) es el de la coherencia de los tiempos verbales. Pero he de decirte que en eso todos, absolutamente todos, alguna vez nos equivocamos, sobre todo cuando la narración viene fluyendo de lo mejor o cuando sobreviene algún descuido. No es nada que no le pueda pasar a cualquiera, ni nada que no se pueda corregir con alguna revisión más. Por eso, no hubiera imaginado que tus estudios de gramática se extendieron hasta esa edad.

    El hecho de que escribas correctamente y que la historia que contás a través del relato tenga un contenido tan rico habla de la capacidad que tenés. Yo le llamaría un don. El don de la escritura, o si se quiere, el don de narrar historias y de disfrutar al hacerlo. Eso también me revela que esa formación que tuviste, aún cuando pudiera no ser tan profunda (cosa que tal vez no sea así: quizás pensás que era menos profunda de lo que fue en realidad, y para eso no hay más que mirar el lamentable y alarmante nivel que exhiben muchos niños y adolescentes de hoy), fue muy bien aprovechada. Esto es muy importante: aprovechar los conocimientos y las oportunidades que se tienen, y creo que esto en tu caso se ha cumplido. Vuelvo a la aclaración que puse entre paréntesis, ya que sea por cuestiones que hacen al sistema educativo, a los docentes, a los padres, o (muchas veces sobre todo) a los propios alumnos, no se aprovechan oportunidades o vence la indolencia y se abandonan las ganas y la tarea de aprender, la que, lamentablemente hoy se suele no comprender que lleva toda la vida.

    Por eso, a medida que leía tu respuesta, la que agradezco profundamente por la sinceridad y la apertura que tuviste para conmigo, me alegró que comentes que estás en Literautas y en el taller del centro de mayores de tu pueblo. Dentro o fuera de una institución educativa, o en ambos espacios (dentro y fuera) y aún después de terminar cualquier carrera, son fundamentales las ganas de aprender y seguir superándose, sabiendo que esa es una tarea que nunca termina y que la meta sólo sirve para que sigamos en marcha, que es lo que vale la pena y se disfruta al vivir. Esas ganas de aprender y esa pasión por narrar y por escribir es la “llama” que alimenta historias como éstas, y la que va a permitirte seguir aprendiendo y creciendo y disimular cualquier falencia que tengas o creas tener. Y más que disimular, debiera decir minimizar. Con semejante fuerza motivadora, los inconvenientes y defectos formales se pueden ir empequeñeciendo y en un balance general de tu estilo se van a “diluir” o “disimular” no en el sentido de un engaño, sino porque van a prevalecer todos tus conocimientos y tus avances en el aprendizaje.

    Destaco también tu humildad en advertir algunos límites y en receptar los aportes de los demás y tu sabiduría de haber encontrado los espacios para que esos límites se vayan corriendo cada vez más lejos. Y vaya que se han corrido. Como ya te comenté en el relato, creo que es una gran historia y utiliza muchas imágenes muy vivas y visuales. No sería posible si no hubiera un escritor que tiene condiciones naturales y que ha trabajado seriamente para narrar esa historia.

    Por lo tanto, no debería sorprenderte que tu trabajo haya generado tantos puntos de vista. En este punto, quisiera remarcar algo que es una convicción personal: si el relato (o tu obra en general) dio lugar a distintos puntos de vista y todos ellos resultan aceptables dentro de los límites del texto, quiere decir que has hecho arte. Porque llegaste a la sensibilidad y a la inteligencia del lector. Y eso es lo que vale la pena, independientemente de ciertos errores o defectos formales que todos podemos cometer. Por algo estamos acá: para mejorar. Y por cierto, es mucho más sencillo mejorar algunas cuestiones gramaticales cuando no son graves ni muchas (como en tu caso) que no poder llegar al corazón del lector. La idea es que el contenido sea rico y la forma sea bella, pero si no se tiene ese “plus” que creo que tenés, aún cuando no exista ningún error y la gramática sea impecable, no habrá contenido rico ni forma bella.

    Te animo a seguir adelante y trataré de leerte en todos los talleres que participes. Y por supuesto, si me lo permitís voy a comentarte. Desde ahora te incluyo en mi “lista” de lectura.

    Gracias a vos por participar aquí, por haberme abierto tu corazón contandome tu historia y, sobre todo, por dejar ese corazón al contar la historia. Porque esa pasión, esas ganas se notan y el lector lo advierte y lo disfruta verdaderamente.

    Saludos.

    P.D.: Aclaro algo: yo no hago correcciones. No soy quien para hacerlas. Los comentarios que hago y la interpretación de los comentarios que hacen o me hacen los demás, los interpreto así: a las “críticas positivas” las llamo así o las denomino elogios; a los cuestionamientos más “graves” o de mayor entidad, las llamo “críticas” (son negativas, pero como se trata de críticas constructivas la palabra “negativa” puede dar lugar a confusión con la crítica destructiva o no constructiva, dejo la expresión “crítica” a secas); a los cuestionamientos o críticas menores, las denomino “observaciones”; y a lo que no es ni elogio ni crítica ni observación sino una propuesta nueva, la llamo “aporte”. Y también siempre señalo si los elogios, críticas, observaciones o aportes tienen origen subjetivo u objetivo. Por lo que muchas veces todo esto parte de la preferencia o la intuición o de posiciones personales que, aunque fundadas, no tienen un carácter “indiscutible” como una verdad matemática o las reglas de la Real Academia Española, que son totalmente objetivas. Con esto quiero decir que, si hay más o menos subjetividad, difícilmente pueda hablarse de correcciones. Al menos no de mi parte y si alguien quisiera hacértelas aquí, creo que es porque le da un nombre equivocado a su participación o porque no ha comprendido la esencia del taller. Esto no quiere decir que vos, yo o cualquier otro participante no tengamos cosas para corregir. Las tenemos, y seguramente son varias. Pero la corrección, estimo yo, viene después a través de la reflexión propia y el diálogo con los compañeros o la reflexión que motivan sus comentarios y por supuesto, a la luz de las lecturas o material de estudio al que podamos acceder.

    Escrito el 1 julio 2015 a las 04:32
  18. 18. Vespasiano dice:

    Sin duda me siento honrado por tus consejos y por saber que tendré un lector que me hará mantener el liston en lo más alto de mi capacidad.
    Por esta motivación seguiré intentando mejorar para no desfraudar a los posibles seguidores.
    En mis agradecimientos anteriores escribí “correcciones” pero yo diria más bien “lecciones” pués viendo como te vuelcas con todos y cada uno de los que comentas, y leyendo tantas y buenas críticas que haces, sin ánimo de molestarte yo te llamaria “maestro”.
    Añado que estos comentarios que has hecho, se los he enseñado a mis hijos para que disfruten como yo.
    GRACIAS.

    Escrito el 3 julio 2015 a las 00:51

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.